Chema Pérez Gay, el candidato de López Obrador
Texto publicado originalmente en la edición 1909 del semanario Proceso.
La
mañana del 1 de julio de 2012, Andrés Manuel López Obrador, candidato a
la presidencia de la República por la coalición Movimiento Progresista,
informó que en la casilla de Insurgentes Sur 2416 había emitido su voto
a favor de José María Pérez Gay, su ex asesor y amigo.
“Es un hombre que se ha dedicado a las letras, un intelectual que estimo mucho”, afirmó López Obrador.
En su casa de Centenario 50, en la
delegación Coyoacán, la alegría de José María Pérez Gay fue infinita.
Olvidó ese día las molestias y el encierro al que lo orilló una
enfermedad neurodegenerativa. La deferencia de López Obrador no sólo
confirmó la cercanía entre ambos personajes, sino el aprecio por el
diplomático, intelectual y periodista que durante la última década se
convirtió en un personaje central en las batallas del lopezobradorismo.
El
acercamiento no estuvo exento de roces y consecuencias para Pérez Gay.
Director fundador del Canal 22, durante el gobierno salinista, fundador
del periódico La Jornada, fundador también de la revista Nexos y de la editorial Cal y Arena, amigo
lo mismo de Carlos Fuentes y Silvia Lemus que de Gabriel García Márquez
y su esposa Mercedes Barba, Pérez Gay prácticamente “cambió de piel”
cuando estuvo más involucrado en el gobierno del Distrito Federal y en
la campaña presidencial del 2006 y las secuelas del fraude.
Él mismo, acostumbrado a la soledad de
la escritura y a la traducción de las obras de filósofos y novelistas
alemanes –su auténtica pasión–, le confesó a sus amigos que nunca
imaginó estar “en el ojo del huracán” de una contienda política que
polarizó al país en el 2006 y junto al ex jefe de Gobierno capitalino
que lo incorporó en su equipo en 2003, recién llegado de la embajada de
México en Portugal, para que fuera su asesor en asuntos internacionales.
Desde esa fecha hasta los últimos
encuentros con López Obrador, Pérez Gay fue mucho más que un asesor o el
interlocutor con un grupo de intelectuales y escritores que habían
estado al margen del lopezobradorismo.
Quienes fueron testigos de esta
cercanía, recuerdan que Pérez Gay y su esposa Lilia Rosbach fueron
amigos y testigos del romance y matrimonio entre López Obrador y Beatriz
Gutiérrez, su segunda esposa. Apoyaron a López Obrador en los momentos
más álgidos del desafuero, tendiendo puentes con grupos empresariales,
civiles y militares para frenar aquella escalada del gobierno de Vicente
Fox contra el entonces jefe de Gobierno capitalino.
En la casa del matrimonio Pérez
Gay-Rosbach se hicieron lo mismo encuentros para formar el Comité de
Intelectuales en Defensa del Petróleo que reuniones privadas con
enviados del alto mando militar del país en el momento más álgido de la
campaña de 2006.
Discreto, eficaz, Pérez Gay también
frenó el ataque de un grupo de escritores e intelectuales –muchos de
ellos amigos suyos– que condenaron a López Obrador por no haber aceptado
la derrota en 2006 y convertirse en “presidente legítimo” ante el
ascenso de Felipe Calderón Hinojosa.
El propio López Obrador recordó así en su libro La Mafia nos Robó la Presidencia su encuentro con Gabriel García Márquez:
“Cuando nos encontramos en casa de Chema
Pérez Gay y de Lilita, yo prefiero aprovechar el tiempo para
preguntarle sobre su experiencia con relación a políticos notables de
América Latina, El Caribe y el mundo. Una vez le pregunté sobre Omar
Torrijos y me platicó cosas interesantes de ese dirigente popular,
nacionalista, tropical, fruto de Panamá. Me contó una fascinante
historia, una breve novela”.
En 2009, Pérez Gay y Carlos Monsiváis,
otro amigo e interlocutor cercano a López Obrador, impulsaron la
creación de un comité de intelectuales que desde entonces comenzó a
trabajar de cerca en las estrategias del entonces ex candidato
presidencial del 2006.
Ese grupo se integró con Arnaldo
Córdova, Enrique González Pedrero, Luis Javier Garrido, Víctor Flores
Olea, Lorenzo Meyer, Rogelio Ramírez de la O, Adolfo Hellmund, Juan José
Paullada, Octavio Romero Oropeza, Luis Linares Zapata, Ignacio Marván
Laborde, Julio Scherer Ibarra, Jaime Cárdenas, Luciano Concheiro, Héctor
Díaz Polanco, Elena Poniatowska, Laura Esquivel, Víctor Manuel Toledo,
Cristina Barros, Víctor Suárez, Bolívar Echeverría, Armando Bartra,
Jesusa Rodríguez, José Eduardo Beltrán, Agustín Díaz Lastra, Antonio
Gershenson, Claudia Sheinbaum, Asa Cristina Laurell, Raquel Sosa, Martha
Pérez Bejarano, Bertha Luján, Eréndira Sandoval y Jesús Ramírez Cuevas.
Este grupo –la mayoría ajenos a la
militancia del PRD– presentaron el programa de gobierno que anticiparía
la campaña electoral del 2012.
Antes de que se agudizara el padecimiento neuronal que lo obligó a guardar reposo hasta su fallecimiento a los 70 años,
Pérez Gay estuvo a punto de cumplir con una última misión política: ser
candidato a delegado por Coyoacán, bastión de los grupos clientelares
del perredismo.
Antes de que aceptara la candidatura, el
ahora delegado Mauricio Toledo y su padre, del mismo nombre,
condicionaron su apoyo a Pérez Gay al reparto de posiciones y cargos en
la delegación Coyoacán. La disputa de las tribus y los indicios claros
de corrupción alarmaron al autor de La Supremacía de los Abismos.
El 27 de febrero de 2009, Pérez Gay
renunció a su candidatura a jefe delegacional. De manera elegante, le
dio la vuelta a la petición del entonces jefe de Gobierno, Marcelo
Ebrard, y decidió no involucrarse más en los vericuetos de las tribus
perredistas.
Ahora, el mismo personaje que le pidió “cuotas y cuates” a Pérez Gay gobierna esa delegación.
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