martes, 24 de junio de 2014
Cultivos transgénicos, Monsanto y el Tratado de Libre Comercio e Inversiones
Desde hace miles de años, los campesinos del
mundo han trabajado la tierra para alimentar a la sociedad,
seleccionando las semillas de las mejores plantas para continuar
reproduciéndolas. Hace poco más de 50 años, los empresarios
industriales se dieron cuenta de que la agricultura podía producir
algo más que alimentos; podía producir riqueza. Con
la finalidad de que los cultivos crecieran más rápidamente y dieran
cosechas más abundantes, se inventaron y desarrollaron los insumos
químicos.
Esta
nueva agricultura, basada en cultivos de alto rendimiento pero
excesivamente dependientes de agua, fertilizantes y agrovenenos
artificiales (insecticidas, fungicidas, ...), fue conocida como La
Revolución Verde porque iba a eliminar el hambre en el mundo. Hoy
sabemos que el uso de insumos químicos no eliminó el hambre en el
mundo, así como tampoco la pobreza de los campesinos, pero sí
enriqueció muchísimo a las empresas que producen y venden estos
productos.
Hibridación
o cruzamiento: Significa
cruzar dos “razas” o variedades de plantas o animales. La
hibridación de los cultivos no es una técnica tradicional. El gran
problema de usar semillas “híbridas” es que no se pueden volver
a sembrar siempre. En efecto, las semillas híbridas pierden sus
características después de una o varias generaciones. Estas
semillas producen más pero, generalmente, necesitan bastantes
insumos químicos para lograrlo.
Con
los “híbridos”, el campesino empieza a perder su autonomía ya
que tiene que comprar las semillas, no puede reproducirlas él mismo.
También empieza a disminuir la diversidad, debido a que hay
relativamente pocas variedades de semillas.
En
la India, antes de la Revolución Verde, existían más de 50 000
variedades de arroz adaptadas a las condiciones y los gustos locales
y, por lo tanto, resistentes a las adversidades (plagas, sequías,
enfermedades…) Hoy quedan menos de 17 000 variedades.
Organismos
Genéticamente Modificados o Transgénicos: son
organismos creados artificialmente en laboratorio al introducir
genes de una especie en otras, obteniendo seres vivos que no
existirían de forma natural. Su aplicación en la agricultura
consiste en crear cultivos que presenten alguna característica de
resistencia frente a herbicidas o a determinadas plagas. Sin embargo,
en la práctica, no solo no han contribuido al desarrollo campesino
sino que, por el contrario, su efecto está siendo nefasto.
Producen contaminación genética: los caracteres transgénicos contaminan otros cultivos tradicionales o ecológicos destruyendo la agricultura familiar. La coexistencia no es posible
Amenazan nuestra salud: el glifosato, herbicida asociado a los cultivos transgénicos, está provocando la aparición de nuevas alergias y resistencia a antibióticos; varios estudios demuestran problemas de fertilidad, así como toxicidad en riñón e hígado.
Deterioran el medio ambiente y la fauna silvestre, agravando el problema del hambre: Más del 80% de los cultivos transgénicos son tolerantes a herbicidas, por lo que se incremente su uso; el resto son plantas con propiedades insecticidas que afectan a la fauna beneficiosa. El mercado de los transgénicos está controlado por unas pocas empresas, ( Monsanto, Syngenta, Aventis, Bayer CropScience Dow AgroScience, BASF. PHI, DuPont...) que venden las semillas y el producto químico asociado, quedando así sujetos a patente. Esto significa que nadie tiene derecho a volver a sembrar las semillas, siempre hay que comprarlas de nuevo, con lo que pasan a ser propiedad privada de algunos en vez de ser un bien común de las comunidades campesinas. El más conocido es el caso de la empresa Monsanto, productora de semillas transgénicas y no transgénicas y del herbicida conocido como Round-Up o glifosato. Estas patentes privan a los agricultores del derecho a utilizar, intercambiar y desarrollar libremente las semillas, derecho fundamental para garantizar la biodiversidad agrícola y la soberanía alimentaria.
Entretanto, el Congreso de EEUU y el presidente Obama, han aprobado la Ley HR933 (Monsanto Protection Act) que niega autoridad a la Cortes Federales para cesar la plantación y venta de cosechas transgénicas. . De hecho, las empresas agrolimentarias son algunas de las principales las impulsoras del TTIP (Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones).
Este
acuerdo, que va a firmarse, ente la UE y EEUU,
tiene como objetivo eliminar las barreras comerciales entre ambos
bloques (suprimir aranceles, normativa innecesaria, restricciones a
la inversión, etc.) y simplificar la compraventa de bienes y
servicios entre estos dos espacios.
El
enfoque de la Comisión Europea al negociar las normas de seguridad
alimentaria encajarían perfectamente con los continuos intentos por
parte de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) de
descafeinar el sistema regulador de la UE para los Organismos
Modificados Genéticamente al nivel de los EE UU – donde los
alimentos transgénicos no requieren una supervisión, pruebas de
seguridad o etiquetado.
Precisamente,
una de las
voces de alarma sobre los cambios regulatorios que puede suponer el
tratado se refiere a la hora de amoldarse a los criterios de consumo
de EEUU, como la eliminación del principio de precaución.
En la UE, esta norma permite que pueda procederse a la retirada de un
producto si se considera que existe peligro para la salud humana,
animal o vegetal aunque los estudios científicos no aporten una
determinación completa del riesgo, mientras que en USA son la
Administración o las asociaciones quienes deben probar que existe
ese riesgo.
Otro
de los puntos preocupantes es el mecanismo que utiliza el TTIP para
la resolución de controversias inversor- Estado, que permite a los
inversores acudir directamente a los llamado Tribunales
Internacionales de Arbitraje, a menudo formados por abogados de las
mismas empresas, por ejemplo, la Cámara de Comercio
Internacional.
Incluye el lucro cesante, es decir, los beneficios que el inversor calcula que dejará de obtener, asimismo, se podrían eliminar las prohibiciones relacionadas con el fracking logradas por los movimientos sociales.
Incluye el lucro cesante, es decir, los beneficios que el inversor calcula que dejará de obtener, asimismo, se podrían eliminar las prohibiciones relacionadas con el fracking logradas por los movimientos sociales.
el TTIP amenaza importantes aspectos de los principios y protecciones existentes en salud pública como el acceso a los medicamentos esenciales, que pueden quedar sujetos a patente por la Ley de Propiedad Intelectual
La
aplicación de este tratado supondrá la pérdida de derechos
laborales, el beneficio será para las grandes multinacionales porque
se utilizará para eliminar regulaciones sociales, ambientales y
laborales. Según la Comisión Europea, las barrera más importantes
no son los aranceles que se pagan en las aduanas sino los obstáculos
tras las fronteras, tales como las diferentes normas de seguridad.
EEUU
se niega a ratificar normas y convenciones de la OIT sobre el derecho
a la sindicación, la negociación colectiva y el derecho de huelga.
Mientras
tanto, la Comisión Europea acelera los ataques a las políticas
salariales exigiendo normas más “flexibles”.
La firma de este tratado supondría el control total de las multinacionales sobre todos los aspectos de nuestras vidas y la pérdida absoluta de los derechos que se conquistaron con la movilización social, con el agravante de que frente a cualquier reivindicación podría esgrimirse el argumento de que “viene impuesto desde Europa”. Una vez más comprobamos que nuestras vidas no tienen ninguna importancia frente a los beneficios económicos de los de siempre.
La firma de este tratado supondría el control total de las multinacionales sobre todos los aspectos de nuestras vidas y la pérdida absoluta de los derechos que se conquistaron con la movilización social, con el agravante de que frente a cualquier reivindicación podría esgrimirse el argumento de que “viene impuesto desde Europa”. Una vez más comprobamos que nuestras vidas no tienen ninguna importancia frente a los beneficios económicos de los de siempre.
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