Grabaciones filtradas revelan el miedo al ‘Brexit’ de Theresa May
Su defensa del mercado único, en una reunión con banqueros antes del referéndum, choca con las declaraciones recientes de la ahora primera ministra
Ni la tibieza que enervó a los más comprometidos proeuropeos durante
la campaña, ni la vehemencia con la que ahora, desde el 10 de Downing
Street, se dice convencida de que abandonar la UE será bueno para su
país. La verdadera opinión de Theresa May sobre el Brexit ha salido ahora a la luz, gracias a la filtración a The Guardian
de las grabaciones de un encuentro privado que mantuvo con ejecutivos
de Goldman Sachs un mes antes del referéndum del 23 de junio. La hoy
primera ministra, y entonces titular de Interior, fue más allá de las
cautelosas intervenciones en defensa de la postura oficial del Gobierno
que realizó en público durante la campaña: en su reunión privada con los
banqueros de la City advirtió de que el Brexit provocaría la
fuga de empresas, habló de los beneficios económicos de permanecer en la
UE, defendió que era hora de que Reino Unido liderara Europa y confió
en que los votantes miraran al futuro y no al pasado.
“Creo que los argumentos económicos están claros”, dijo May, en un
encuentro celebrado el 26 de mayo en las oficinas del banco. “Formar
parte de un bloque comercial de 500 millones de personas es
significativo para nosotros. Creo, como os estaba diciendo hace un rato,
que uno de los temas es que mucha gente invertirá en Reino Unido porque
está en Europa. Si no estuviéramos en Europa, creo que habría compañías
dispuestas a estudiar si necesitan desarrollar una presencia en la
Europa continental más que en Reino Unido. Así que creo que hay
beneficios claros para nosotros en términos económicos”. "No deberíamos
votar para tratar de recrear el pasado", añadió, "deberíamos votar por
lo que es bueno para el futuro".
Su defensa ante los banqueros de los beneficios económicos de la
pertenencia al mercado único contrasta con su postura como primera
ministra, expresada en las últimas semanas, de dar prioridad absoluta al control de las fronteras,
aún a costa de perder acceso al bloque comercial, ante las
negociaciones de la salida de la UE. En el congreso anual del Partido
Conservador, celebrado a principios de mes en Birmingham, May reconoció
que “las compañías necesitan la máxima libertad para comerciar y operar
en el mercado único” pero no a costa de “perder de nuevo el control
sobre la inmigración”.
La contradicción ha llamado la atención de miembros de la oposición, como Keir Starmer, el portavoz del Brexit en la bancada laborista, que lamentó en Twitter que, después de considerar “esencial” el acceso al mercado único, ahora “se niegue a dar prioridad a la economía y el empleo”. Tim Farron, líder liberal-demócrata, ha lamentado que “ahora que está al mando [la primera ministra] ignore sus propias advertencias”.
La filtración de las grabaciones de May se produce días después de que se confirmara que Boris Johnson, principal vocero del Brexit y actual ministro de Exteriores, había llegado a escribir un artículo de opinión defendiendo la permanencia que desechó en el último momento, antes de decidirse a abanderar la ruptura con la UE. La sensación que se extiende entre la opinión pública es que, en la decisión más trascendental que ha tomado el país en los últimos tiempos, una serie de políticos ha puesto sus ambiciones políticas personales por delante de sus convicciones. Están los irreductibles euorófobos que, con argumentos radicales y populistas, convirtieron la salida de la UE en su obsesión política; pero hay también quienes, como la primera ministra, defendieron una cosa y luego la otra, con argumentos difícilmente compatibles.
Durante la campaña del referéndum, May pronunció un discurso, en abril, en el que ofreció argumentos por la permanencia, entre ellos “el riesgo de perder inversiones a favor de los Estados miembros”. Pero su intervención recogida en las grabaciones obtenidas por The Guardian va más allá, al advertir del peligro de que las empresas decidan abandonar el país e instalarse en la Europa continental.
El papel de la entonces ministra del Interior en los meses previos al referéndum fue muy criticado por compañeros de partido más implicados con la campaña por la permanencia, liderada por David Cameron. El director de comunicación del entonces primer ministro, Craig Oliver, llegó a acusar a May de ser una “agente enemiga” de la campaña por el Brexit.
“Reino Unido ha votado claramente por abandonar la UE y este Gobierno está decidido a convertir en éxito las nuevas oportunidades que se presentan”, han dicho desde Downing Street, tras la publicación de las grabaciones. “Queremos una salida de la UE suave y ordenada, que sea en el interés tanto de Reino Unido como de la UE”.
La contradicción ha llamado la atención de miembros de la oposición, como Keir Starmer, el portavoz del Brexit en la bancada laborista, que lamentó en Twitter que, después de considerar “esencial” el acceso al mercado único, ahora “se niegue a dar prioridad a la economía y el empleo”. Tim Farron, líder liberal-demócrata, ha lamentado que “ahora que está al mando [la primera ministra] ignore sus propias advertencias”.
La filtración de las grabaciones de May se produce días después de que se confirmara que Boris Johnson, principal vocero del Brexit y actual ministro de Exteriores, había llegado a escribir un artículo de opinión defendiendo la permanencia que desechó en el último momento, antes de decidirse a abanderar la ruptura con la UE. La sensación que se extiende entre la opinión pública es que, en la decisión más trascendental que ha tomado el país en los últimos tiempos, una serie de políticos ha puesto sus ambiciones políticas personales por delante de sus convicciones. Están los irreductibles euorófobos que, con argumentos radicales y populistas, convirtieron la salida de la UE en su obsesión política; pero hay también quienes, como la primera ministra, defendieron una cosa y luego la otra, con argumentos difícilmente compatibles.
Durante la campaña del referéndum, May pronunció un discurso, en abril, en el que ofreció argumentos por la permanencia, entre ellos “el riesgo de perder inversiones a favor de los Estados miembros”. Pero su intervención recogida en las grabaciones obtenidas por The Guardian va más allá, al advertir del peligro de que las empresas decidan abandonar el país e instalarse en la Europa continental.
El papel de la entonces ministra del Interior en los meses previos al referéndum fue muy criticado por compañeros de partido más implicados con la campaña por la permanencia, liderada por David Cameron. El director de comunicación del entonces primer ministro, Craig Oliver, llegó a acusar a May de ser una “agente enemiga” de la campaña por el Brexit.
“Reino Unido ha votado claramente por abandonar la UE y este Gobierno está decidido a convertir en éxito las nuevas oportunidades que se presentan”, han dicho desde Downing Street, tras la publicación de las grabaciones. “Queremos una salida de la UE suave y ordenada, que sea en el interés tanto de Reino Unido como de la UE”.
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