Publicado en: 27 octubre, 2016
Panteras Negras: un rugido que todavía resuena contra el racismo
El Partido Panteras Negras de Autodefensa se fundó hace
exactamente 50 años, el día 15 de octubre de 1966. Para celebrar esta
fecha y hacer algunas reflexiones sobre la trayectoria, perspectiva
política y legado del grupo que, hasta hoy, es una de las principales
referencias de los movimientos negros a escala mundial, publicaremos una
serie de artículos, abordando diferentes aspectos de esta historia, el
programa sintetizado en los “10 puntos”, la organización de las
comunidades negras, el papel de las mujeres, el tema de la autodefensa,
las proximidades y diferencias con el marxismo revolucionario y la feroz
campaña movida por el gobierno norteamericano y sus fuerzas de
represión que llevó a la dispersión de la organización.
Por Wilson H. da Silva
En este primer artículo, abordaremos, de
forma muy resumida, el contexto histórico en el que los Panteras Negras
surgieron, destacando particularmente algunas cuestiones levantadas en
torno a aquel del que los propios Panteras se consideraban “herederos”:
Malcolm X.
La explosión de las luchas y de las organizaciones en los años 50
La década anterior al surgimiento de los
Panteras Negras quedó marcada por el desarrollo del llamado “movimiento
por los derechos civiles”, que nació en el sur de Estados Unidos. A
pesar de haber luchado de forma ininterrumpida desde la época de la
esclavitud, los negros y negras intensificaron sus acciones
particularmente después de la II Guerra Mundial, cuando el discurso de
la prosperidad y la propaganda de los EEUU como “guardián mundial de la
democracia” chocaban brutalmente con la segregación racista
institucional y las pésimas condiciones de vida en las que la población
negra vivía.
La explosión de las luchas puede
situarse exactamente una década antes de la fundación de los Panteras,
el 28 de agosto de 1955, cuando Emmett Louis Till, un chico de 14 años,
fue torturado, con los ojos arrancados y asesinado en la ciudad de
Money, Mississipi, después de supuestamente haber silbado a una mujer
blanca. Los responsables del crimen fueron declarados inocentes en una
grotesca farsa judicial, lo que provocó una oleada de protestas que se
extendieron por todo el país.
Fue en este clima que, el 1 de diciembre
de 1955, en la ciudad de Montgomery (Alabama), Rosa Parks se negó a
ceder su lugar en el autobús a un blanco (como determinaba la ley),
detonando un boicot a las empresas de autobús que se extendió durante
381 días, contagiándose a comunidades negras de fuera del país.
Como se sabe, el principal dirigente de este proceso fue el pastor Martin Luther King Jr. (lea el artículo Los 50 años del discurso de Luther King: Sobre sueños no realizados y pesadillas cotidianas (en portugués),
sobre la trayectoria de King, las luchas y polémicas de la época). Pero
no fue el único. El ascenso quedó marcado por el nacimiento de
innumerables entidades, de distintos matices políticos, pero
generalmente bastante influenciadas por el discurso pacifista de Luther
King o por una perspectiva de “reformas” que garantizasen derechos
institucionales a negros y negras. Entre ellas, destacaba la Conferencia
Sur de Liderazgo Cristiano (SCLC, creada en 1957), el Comité
Coordinador de Estudiantes No-violentos (SNCC, 1960) y el Congreso por
la Igualdad Racial (CORE, 1961).
En los años que siguieron, las protestas
y la organización crecieron a ritmo acelerado, creando una creciente y
cada vez más explosiva tensión racial en EEUU. Un ejemplo significativo
de este periodo fue el “Freedom Summer”, un proyecto del SNCC que
reunió, en junio de 1964, a más de mil estudiantes universitarios
(blancos y negros) para ayudar a la población negra del Sur del país a
pasar por el racista sistema de registro electoral.
Sin embargo, los desdoblamientos del
proyecto, particularmente en el estado de Mississipi, acabaron poniendo
en jaque a las perspectivas pacifistas y reformistas. Los voluntarios
eran recibidos con brutalidad, tanto por la población como por las
fuerzas de represión y, particularmente, por el Ku Klux Klan, el
asqueroso y centenario movimiento de supremacía blanca.
Los números relativos a las diez semanas
de duración del proyecto son expresivos. 1.062 personas fueron
encarceladas, 80 voluntarios fueron golpeados, 30 tiendas o casas de
negros fueron bombardeadas o incendiadas, cuatro personas fueron
gravemente heridas y, el día 21 de junio, tres voluntarios (un negro y
dos judíos) fueron asesinados: James Chaney, Michael Schwerner (ambos
activistas del CORE) y Andrew Goodman.
Estando literalmente en una encrucijada,
el movimiento negro adoptó distintos rumbos. Tomando la vía a la
derecha, surgió un sector que pasó a defender la superación del racismo a
través de una literal integración al sistema, a través del ascenso
social (un “empoderamiento individual”) o de la vía institucional
(elecciones, cargos públicos, etc.).
A la izquierda, se dió una
radicalización del llamado “nacionalismo negro” que, a pesar de
innumerables vertientes, siempre tuvo en su centro la defensa del
“racialismo”, o sea, la idea de que el combate al racismo es una lucha
exclusivamente de negros(as) y, generalmente, no tiene nada que ver con
el combate al capitalismo siendo, consecuentemente, contrario a
cualquier alianza con blancos(as), incluso los que son explotados y
oprimidos.
La Nación del Islam se encontraba en
este campo y es sintomático que, al final de los años 50, cerca de 100
mil negros(as) se habían unido al movimiento político-religioso. Uno de
sus principales dirigentes, como se sabe, fue Malcolm X (1925-65) y para
que entendamos la perspectiva política adoptada por los Panteras
Negras, vale la pena rescatar algunos elementos del contexto y del
pensamiento del dirigente negro, particularmente a partir de marzo de
1964, cuando rompió oficialmente con la Nación del Islam, hizo una
primera visita a África y fundó la Organización para la Unidad
Afro-Americana (OAAU).
De la defensa de derechos a los ataques al sistema
En un libro titulado “Black Liberation
and Socialism” (“Liberación Negra y Socialismo”), el escritor y
militante trotskista norte-americano Ahmed Shawki sintetiza la coyuntura
social y política en la que los Panteras Negras surgieron: 1965
marcó un giro decisivo en el movimiento por la liberación negra. La
hegemonía ejercida por los dirigentes de la ‘vieja guardia’, como Martin
Luther King Jr., se había despedazado finalmente. El movimiento había
logrado derrocar las leyes Jim Crow[1],
en los estados del Sur, y el gobierno había aprobado una legislación en
relación a los derechos civiles y al derecho al voto. El centro del
movimiento iba a ser transferido, entonces, para las ciudades del Norte
-donde la mayoría de los(las) negros(as) estaban viviendo, en 1965. Los
negros del Norte apoyaron y se inspiraron en las luchas del Sur, pero el
fin de las leyes Jim Crow no les afectaba directamente. Empleos,
viviendas miserables, discriminación, violencia policial y educación de
baja calidad continuaban siendo problemas fundamentales. (p.187)
Ejemplo categórico de que las cosas
habían cambiado poquísimo era el hecho de que, en 1966, el año en que
los Panteras Negras surgieron, el desempleo entre negros y negras era
mayor que en 1954; 32% de los negros vivían por debajo de la línea de
pobreza y 71% de los pobres viviendo en las áreas metropolitanas eran
negros(as).
Malcolm X
Y fue ante esta situación que se produjo
lo que puede ser interpretado como el paso de la lucha por derechos a
un combate más ofensivo, que se dirigía también contra las estructuras
del sistema, ya que era cada vez más evidente que las “reformas”
(institucionales, legislativas, etc) que habían sido conquistadas
estaban lejos de satisfacer las necesidades concretas de la población,
incluso aunque se transformasen en realidad (lo que, también, de alguna
forma estaba garantizado, como la realidad inclusive comprobó).
Este, por ejemplo, era como lo entendía
Malcolm X, como se hace evidente en su último discurso internacional,
titulado “El clamor de las masas oprimidas por una acción contra el
opresor común”, pronunciado en la Escuela de Economía de Londres, el día
11 de febrero: 1965 será el verano más largo, más caluroso y más
sangriento que se haya visto en los Estados Unidos. ¿Por qué? Yo no
estoy diciendo esto para defender la violencia. Estoy diciendo esto
después de un cuidadoso análisis de los ingredientes: la dinamita social
y política que existe dentro de cada una de las comunidades negras del
país.
Una situación explosiva que él analizó
en una entrevista concedida poco después, localizando sus raíces en el
sistema que estaba detrás de la confiscación de los derechos más
básicos: las mismas causas que existían el invierno de 1964
continuaban existiendo en enero y febrero de 1965. Ahora, estas causas
son las viviendas inferiores, el empleo inferior, la educación inferior.
Todos los males de un sistema fallido que continúan vivos donde los
negros norteamericanos están concentrados [2].
No es, de forma alguna, una coincidencia
que Malcolm X haya sido asesinado exactamente 10 días después de este
pronunciamiento. Era evidente para los racistas (empezando por aquellos
instalados en la Casa Blanca), Malcolm podría fácilmente transformarse
en una “peligrosa” alternativa de dirección para este nuevo movimiento.
Una posibilidad aún más temida por el hecho de que, en la medida en que
avanzaba en el análisis de la realidad a su alrededor (y principalmente
después de haberla ampliado a nivel internacional), Malcolm X también se
distanciaba del “racialismo” y se aproximaba a una perspectiva mucho
más peligrosa a ojos de la burguesía: la unidad de “raza y clase”.
Fue después de su viaje a África cuando
Malcolm X no sólo declaró haber encontrado muchos “revolucionarios
verdaderos” que no eran negros ni pacifistas (como Luther King), sino
que también colocó el socialismo en el horizonte de las luchas de
negros(as), así como defendió durante un fórum promovido por el Partido
Socialista de los Trabajadores (SWP), el día 29 de mayo de 1964: Todos
los países que, hoy, están emergiendo de los grilletes del colonialismo
se están moviendo en dirección al socialismo. Yo no creo que esto sea
un accidente. La mayoría de los países coloniales eran capitalistas, y
el último baluarte del capitalismo, hoy, es América. Es imposible para
una persona blanca creer en el capitalismo y no en el racismo. No existe
capitalismo sin racismo. (…) Cuando ellos tienen una filosofía que hace
que tu sepas que no tienen racismo en su perspectiva, generalmente
ellos son socialistas o su filosofía política es el socialismo.
De Malcolm X a los Panteras Negras
Detrás de la nueva ubicación política de
Malcolm X había una situación global como mínimo explosiva. Además del
proceso de independencia de los países africanos, la Guerra de Vietnam,
la Revolución Cubana, las luchas en América Latina y la creciente
rebelión en Europa, literalmente, hacían temblar corazones y mentes,
alimentando vientos rebeldes y revolucionarios que se expandieron por
muchas partes del mundo.
Una situación que, en opinión de Malcolm
X, debilitaba el capitalismo hasta el agotamiento, como declaró en una
entrevista el 18 de enero de 1965: Es imposible que el capitalismo
sobreviva, sobre todo porque el sistema capitalista necesita chupar la
sangre para vivir. El capitalismo solía ser como un águila, pero ahora
es más como un buitre. Solía ser lo suficientemente fuerte como para ir y
chupar la sangre de quien quiera que fuera, fueran fuertes o no. Pero
ahora se hizo más cobarde, como el buitre, sólo puede chupar la sangre
de los desamparados. A medida que las naciones del mundo se liberan, el
capitalismo tiene menos víctimas, menos para chupar, y se hace cada vez
más débil. Es sólo una cuestión de tiempo, en mi opinión, antes de
entrar en colapso total. [3]
En este momento, Malcolm X estaba
actuando bajo la bandera de OAAU y sus métodos de acción directa (y
armada) sin duda reflejaban sus caracterizaciones. De todos modos,
también en consonancia con su análisis, Malcolm X comenzó a defender
cada vez más la unidad en la lucha contra la opresión, empezando por la
unidad internacional.
Esto es lo que se hace evidente al final
de su discurso en Londres, cuando sostuvo que era el momento de
discutir con “todos nuestros hermanos africanos, nuestros hermanos de
Asia, nuestros hermanos de América Latina y los pueblos de Europa,
algunos de los cuales afirman querer hacer lo correcto”, para que se
haga lo necesario de manera que se garanticen nuestros derechos – no en
algún momento del futuro lejano, sino que casi inmediatamente. (…) Y, a
medida que se ven los pueblos oprimidos de todo el mundo uniéndose a las
personas de raza negra en Occidente, están viendo que ellos mismos son
oprimidos. En lugar de verse a sí mismos simplemente como una minoría
oprimida en los Estados Unidos, ellos son parte de las masas oprimidas
de todos los rincones del mundo, que ahora están llamando a la acción
contra un opresor común “.
La identificación de un “enemigo común”
también llevó a Malcolm X a una nueva comprensión acerca de la alianza
con los no negros, como ya había declarado cuando estuvo en El Cairo
para asistir a una reunión de la “Organización por la Unidad Negra”, en
1964: Vamos a trabajar con cualquiera, con cualquier grupo, no
importa su color; siempre y cuando estén realmente interesados en tomar
las medidas necesarias para poner fin a las injusticias que afectan a la
gente negra en este país. No importa cuál sea el color de estas
personas, no importa sus posiciones filosóficas, económicas, políticas o
sociales, siempre que sus fines y objetivos estén orientados a destruir
este sistema de buitres que ha chupado la sangre de los negros en este
país . Si es así, ellos están bien con nosotros.
A pesar de aparentemente haber expandido
sus criterios, sabemos que deben ser entendidos dentro de la
perspectiva de alguien que era famoso por la defensa de la lucha contra
el racismo “por todos los medios necesarios”. Y, por supuesto, no sería
“cualquier” blanco o posición política, filosófica, etc. que se
sometería a eso. Y, aún más importante, es el hecho de que, cada vez con
mayor intensidad y convicción, Malcolm X se dio cuenta de que estas
medidas deberían ser obligatoriamente anticapitalistas.
Este fue el tono de su último discurso,
pronunciado ante los estudiantes de la Universidad de Columbia en Nueva
York el 18 de febrero de 1965, sintomáticamente sólo tres días antes de
su muerte: Estamos viviendo en una Era de Revolución y la revuelta
del negro norteamericano es parte de la rebelión contra la opresión y el
colonialismo que ha caracterizado esta época …. es incorrecto
clasificar la revuelta del negro como un simple conflicto racial del
negro contra el blanco, o como un problema puramente americano. En
cambio, hoy en día, estamos viendo una rebelión mundial de los oprimidos
contra los opresores, los explotados contra los explotadores.
Nacen los Panteras Negras
El 21 de febrero de 1965, millones de
hombres y mujeres negros en todo el mundo lloraron la muerte de Malcolm X
con la misma intensidad con la que se enfurecieron de una rabia
incontenible que llevó a cientos de miles de personas a las calles y
protestas. Entre ellos había dos amigos que se habían conocido en una
universidad de Oakland, California.
Sus nombres eran Huey P. Newton y Bobby
Seale. Huey tenía 25 años; Bobby ya había llegado a los 30. Ambos
también ya eran activistas políticos. Bobby Seale había militado en el
Movimiento de Acción Revolucionaria (RAM) y los dos habían participado
en el Comité Consultivo de los Estudiantes del Sur. Sin embargo, sus
nombres, sin duda pasarían a la historia como los fundadores del Partido
de los Panteras Negras de Autodefensa, el 15 de octubre de 1966.
Los métodos e incluso la actitud de
Malcolm X eran referencias visibles en las acciones que comenzaron a
realizar y rápidamente impactaron a la sociedad americana.
Aprovechándose de la legislación en materia de armas, los Panteras
desarrollaron una política radical de autodefensa y comenzaron a montar
patrullas para vigilar las comunidades y desafiar la violencia racista y
policial. Se enraizaron en las comunidades, desarrollaron (a partir de
1969) proyectos como “desayunos gratuitos a niños” y clínicas de salud
locales.
El impacto del movimiento se hace
evidente a partir de la dimensión que ganó. A finales de 1960, los
Panteras Negras tenían oficinas en cerca de 45 ciudades (así como una
representación en Argelia (África), que se desarrolló entre 1969 y
1972), reunían a más de cinco mil miembros, además de miles de
seguidores, y llegaron a vender 250.000 periódicos por semana.
Su fuerza social también se reflejaba en
el arte y la cultura, como a través de la cantante Nina Simone, e
incluso en el mundo del deporte. Todo el mundo acompañó en 1968, durante
los Juegos Olímpicos de Ciudad de México, cuando, en la final de los
200 metros lisos, Tommie Smith (1er lugar) y Juan Carlos (3er) reciben
sus medallas levantando los brazos con los puños cerrados (el símbolo
del movimiento) y bajando la cabeza durante la ejecución del himno
americano.
La importancia que tuvieron en la lucha
contra la opresión en general puede ser ejemplificada por el hecho de
que Huey Newton fue uno de los primeros líderes de una organización a
apoyar la rebelión LGBT en Stonewall (en contra de la postura
lamentablemente LGBTfóbica de importantes líderes del grupo) y que hayan
surgido, en su dirección, mujeres como Angela Davis y Assata Shakur.
También sabemos que los Panteras Negras
pagaron un alto precio por la osadía (y también, hay que decirlo, por
sus errores de análisis y política). El hecho es que, habiéndose dado
cuenta del potencial de los Panteras, la burguesía estadounidense no
escatimó esfuerzos para destruirlos.
En 1969, el célebre director del FBI, J.
Edgar Hoover, declaró públicamente que los Panteras eran “la principal
amenaza para la seguridad nacional del país”, lo que significaba dar luz
verde a una verdadera guerra sucia movida en contra del movimiento. La
declaración fue utilizada para el monitoreo, infiltración, maniobras
legales y clandestinas, persecución policial y una serie de otras
tácticas que resultaron en una enorme cantidad de sus líderes
encarcelados, asesinados o exiliados; locales invadidos, quemados o
bombardeados, así como una infinidad de otros crímenes.
Esta es una historia, sin embargo, que
merece ser rescatada con más cuidado y profundidad. Esto es lo que
haremos en los siguientes artículos. Incluso porque creemos que la
historia de los Panteras Negras nos permite reflexionar sobre una serie
de temas que tienen que ver con la lucha negra hoy. Al fin y al cabo,
además de los métodos y de la perspectiva política de Malcolm X, los
Panteras también heredaron sus muchas contradicciones y algunos de los
grandes debates que estaban abiertos en el momento de su asesinato: el
internacionalismo, el panafricanismo, la unidad de la clase, los límites
del “nacionalismo negro/racialismo” y de las reformas, la eficacia de
la lucha institucional, el derecho a la autodefensa, entre otros.
Por ahora, sólo recordar que la
fundación de los Panteras Negras debe ser saludada y celebrada por todos
aquellos, hombres y mujeres, que luchan contra el racismo y por un
mundo más justo, libre e igualitario. Retomar su historia para nosotros
del PSTU (sección brasileña de la LIT-CI) es también homenajear a los
muchos y muchas de los que fueron perseguidos, encarcelados y dieron su
vida por el proyecto, como por ejemplo Mumia Abu-Jamal. Reflexionar
sobre sus éxitos y errores es importante para nosotros para llevar
adelante esta historia. Hasta la victoria. Hasta el socialismo. Con raza
y clase.
Traducción de Belén Rodríguez y Gabriel Huland
[1] Las leyes Jim Crow, que impusieron
una severa segregación de los negros(as) recibieron este nombre en
referencia a cómo fueron llamados los regimientos formados por unos
400.000 negros que fueron movilizados en la Guerra Civil de América del
Norte (1861-65) . El nombre, a su vez, fue tomado de la música “Jump Jim
Crow” (“Salta Jim Crow”), de la década de 1830, en la que el cantante
blanco Thomas D. Rice, utilizando “blackface” (el rostro pintado de
negro), ridicularizaba a los hombres y mujeres de raza negra. Las leyes
que prohibían que los hombres y mujeres de raza negra frecuentaran los
mismos lugares públicos que blancos (as) – los aseos y autobuses
escolares – o tuvieran acceso a los derechos mínimos (como el voto) se
impusieron a partir de 1877 y estuvieron vigentes hasta 1965.
[2] J.H. Clarke. Malcolm X: the man and his times. New York: Macmillan Co., 1969, p. 209.
[3] Entrevista concedida a Jack Barnes e Barry Sheppard, publicada en la edición de Marzo-Abril de 1965 en la revista Young Socialist
Publicado originalmente en portugués en http://www.pstu.org.br/node/22212
corrienteroja.net/panteras-negras-un-rugido-que-todavia-resuena-contra-el-racismo/
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