jueves, 27 de octubre de 2016

La geoestrategia o la economía latinoamericana


Publicado en: 27 octubre, 2016

La geoestrategia o la economía latinoamericana

Por joseantoniomedina
Cuba ha podido ser el gran error latinoamericano de los Estados Unidos, permitiendo la existencia de un vacío de poder y la formación de líderes regionales igual de extremos. Pero Cuba como Panamá ya fueron invadidas, ahora toca una nueva política hacia los Castro: la de los hoteles cinco estrellas,
geoestrategia


La ideología y la geoestrategia.
Muchos coinciden en que el escenario  político actual se dirige a un mundo dominado más por un poderío multipolar que por la existencia de un gran imperio.
Mientras se llega a ese momento, otros opinan que las máximas prioridades de las grandes potencias, a corto, medio y largo plazo, giran sobre la estabilidad económica y modernización de sus fuerzas armadas.
Al lado de los grandes, están los países medianos, los pequeños y el resto; la inmensa mayoría interpretando la situación mundial con diálogos occidentales.
Entre esos pequeños se encuentra América Latina y el Caribe (ALC), discutiendo y esforzándose por mantener, con carácter de esencial, el estatus geopolítico, así se lo venden a China, Rusia, Europa y los Estados Unidos.
Venezuela con el petróleo, Ecuador con el petróleo y la agricultura, Bolivia con sus productos agropecuarios y el gas y Cuba con su cercanía a Key West, son ejemplos de una estrategia que no coincide exactamente con las que exigencias  de hoy de las cuatro potencias señaladas.
Si se acepta la prioridad de la estabilidad económica y la seguridad nacional sobre la situación geográfica e ideológica, los gritos de Nicolás Maduro, Rafael Correa o de Evo Morales carecen de sentido y, lo adquiere la existencia del petróleo, la agricultura o el gas.
Otro ejemplo, aunque más distante, fue el acuerdo entre EEUU, Europa con Irán sobre la limitación del programa nuclear persa a cambio de un levantamiento de las sanciones en 2015 y la venta libre de su petróleo al viejo continente.
En marzo de ese mismo año Barack Obama declaró que Venezuela igual que Siria, Yemen, Somalia o Birmania, amenazaba la seguridad nacional estadounidense; Caracas rechazó de plano la acusación imperial  y llamó a consultas al encargado de negocios en Washington. Sin embargo hoy aunque el intercambio comercial entre ambos países ha caído, se mantiene sobre los 17 mil millones de dólares al año según la Cámara Venezolano Americana de Comercio e Industria, mientras que  Deutsche Welle (DW) ha publicado que el 20% del petróleo venezolano va a Estados Unidos y el 60% a Asia (China recibe el 40% e India el 20%).
Rosneft, la mayor empresa de petróleo de Rusia firmó con Petróleos de Venezuela (PDVSA) un contrato en 2014 para comprar 1,6 millones de toneladas de petróleo y 9 millones de toneladas de derivados de crudo venezolano en un plazo de cinco años, éste era el segundo contrato de compra de petróleo de Rusia a Venezuela. Rosneft  también tiene intereses en Ecuador, Cuba y China.
Todo indica que los acuerdos económicos van por un lado y, los ideológicos y geoestratégicos por otro.
Bolivia exporta sus productos a Brasil, Argentina, China y Estados Unidos, y Rusia se ha mostrado interesada en su gas para formar (luego desmentido) junto a Venezuela un cártel; además Gazprom se ha comprometido a extraer gas boliviano hasta por lo menos el año 2040.
Con Ecuador sucede otro tanto y sus exportaciones hacia los Estados Unidos, China, México o Panamá. Con Gazprom, Ecuador se ha mostrado interesado en crear alianzas con las empresas locales como Petroamazonas y, contar con préstamos de Rosneft.
El ser díscolos ha venido filtrándose como los grumos de café, al final el dólar continúa mandando en esta parte del mundo.
La estabilidad económica.
Obama no ve necesario y no quiere llevar a cabo operaciones militares directas contra Maduro o Morales; Bolivia nunca ha sido considerada peligrosa para los EEUU aunque sí como incumplidora de los acuerdos antinarcóticos internacionales.
En cuanto a Ecuador, su presidente Rafael Correa acusó a Washington (abril 2015) de intervencionismo al solicitar al Congreso recursos para “defender la libertad de expresión” en Cuba, Venezuela, Ecuador y Nicaragua.
Cualquier presidente norteamericano sabe que basta con acudir al Congreso y esgrimir la necesidad de apoyar la seguridad nacional, con ella en el tablero caben todas las operaciones posibles, pero hoy la estabilidad económica prima y en ella la ideología es una especie de ornamento curioso.
Muchos hemos esgrimido la eventualidad de utilizar la estrategia de la intervención directa en ALC, pero hoy las reminiscencias de Irak, Siria, Libia y Afganistán descartan esa posibilidad. No obstante, nada garantiza la paz regional porque no existe un límite que diga cuándo termina.
El sólo hecho de solicitar apoyo al Congreso norteamericano para mantener la seguridad estadounidense, es una señal de fuerza, derecho arrogado e intranquilidad universal.
Para los Estados Unidos de lo que se trata no es el “inmiscuirse” sino el cómo hacerlo y, a nadie escapa  que lo está haciendo en el mundo.
Venezuela ha venido teniendo presiones, antes y después de la paralización del referéndum, desde La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) y de la misma OEA; esas exigencias le dicen al mundo que las vías diplomáticas también se agotan y, sucedido ello el asumir ser la policía del mundo es una alternativa.
Cuba ha podido ser el gran error latinoamericano de los Estados Unidos, permitiendo la existencia de un vacío de poder y la formación de líderes regionales igual de extremos. Pero Cuba como Panamá ya fueron invadidas, ahora toca una nueva política hacia los Castro: la de los hoteles cinco estrellas, internet, mayor apertura comercial y el turismo regular desde los EEUU. Este moderno desembarco no eliminará la revolución, pero limitaría su avance, disminuirá su amenaza y desarticularía al socialismo latinoamericano.
Además, un ataque directo en la región – con fuerzas militares, especiales o no – interrumpiría de cuajo los acuerdos comerciales con Europa, China y Rusia; una situación que podría verse solventada con acciones rápidas y a pequeña escala.
Otro elemento que frenaría, de momento, esta entrada directa, es la presencia del gigante brasileño y sus intereses en la zona; una desestabilización en Venezuela, Bolivia, Nicaragua o Ecuador no parece inteligente ni la mejor elección.
Entonces, ¿en qué pararán estos díscolos latinoamericanos?, no hay una única respuesta, más bien existen sospechas de que las colas venezolanas han sido provocadas para desestabilizar el país con el mayor recurso petrolero mundial y, que ningún país latinoamericano se atrevería a atacar al vecino, ello es muy improbable y EEUU lo sabe.
Paz consolidada y vecindad.
El tema central es, cómo evolucionarán Morales, Maduro, Correa, Castro o Daniel Ortega y, hacia dónde será esa evolución.
Hoy parece descartada toda insurrección civil en la región, la paz se ha consolidado y la pobreza ha caído como nunca se había conocido; con esos éxitos ha surgido la autoestima de no seguir siendo el patio trasero de un país que luce menos fuerte.
Por otro lado, ALC ha venido fortaleciendo no sólo sus vínculos económicos, los históricos están siendo utilizados como un solo bloque de poder, ayudando a caracterizar la zona como de muy homogénea a la hora de negociar con los grandes países desarrollados.
En ALC no existen grupos extremos como en el mundo árabe y la polarización social venezolana ha menguado al perderse parte del apoyo abrumador al socialismo del siglo xxi; en Bolivia, Morales ya tiene fecha de caducidad, 2020.
Luego, si el próximo escenario será el del mundo multipolar, entonces ¿Estados Unidos está viviendo sus momentos de decadencia?; es posible, como lo es el de la aparición de China y su industrialización y una mayor presencia rusa en el mundo de la seguridad mundial y espacial.
Estados Unidos hoy debe competir incluso en la venta de sus vehículos como ha indicado el sociólogo Immanuel Wallerstein, lo que supone que su poderosa economía ya no lo es tanto  y requiere que países grandes, medianos o pequeños se conviertan en mayores y mejores socios. En este caso entra de nuevo ALC, con ella bajo su orbe, la hegemonía puede mantenerse mucho más tiempo.
Diálogos occidentales.
Los líderes mundiales, salvo contadas excepciones, se han occidentalizado en cuerpo y alma, las alternativas son escasas y nada alentadoras, el presidente norcoreano, Kim Jong Un está aislado y quienes en un momento intentaron ser autosuficientes y contestadores, salvo Siria, ya no existen y, es más que probable que si viviese Hugo Chávez, la situación actual de Venezuela fuera la misma, nada hace pensar lo contrario. Los héroes no existen.
ALC hoy apuesta por su historia y geográfica, apoyadas por sus recursos naturales; pero China, Rusia, Europa y EEUU, poco interés tienen en ello, salvo los beneficios económicos que puedan obtener, así que una crisis regional en nada ayuda a la prosperidad de los grandes y tampoco a la de los pequeños.
La fuerza económica de Estados Unidos en ALC se mantiene y la vinculación por aquello de ser americanos también une,  pero las “consideraciones” son fundamentales cuando se habla de los intereses de los nuevos centros mundiales económicos chinos y rusos; consideraciones que se transforman en preocupaciones insalvables para los EEUU, además de reconocer que tiene millones de latinos trabajando en los EEUU y ocupando puestos claves incluso en la política.

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