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La Ciudad Prohibida de Pekín encuentra 55.000 reliquias perdidas
Macarena Vidal Liy
En China, el país más poblado del mundo, todos los números son siempre a lo grande y la Ciudad Prohibida, su monumento por excelencia, no iba a ser menos. Siete años completos han tardado sus expertos en inventariar las colecciones del antiguo palacio imperial.
Y se han encontrado con una sorpresa, o mejor dicho, 55.132 sorpresas:
el número de reliquias históricas y culturales que han aparecido en el
recuento, muchas de ellas acumulando polvo durante décadas en los
rincones de más difícil acceso en armarios y almacenes.
Los
objetos reaparecidos son de lo más variopinto. Hay caparazones de
tortuga y huesos de animales empleados como oráculo y que datan de miles
de años. Tablas de piedra con inscripciones; piezas de cerámica;
manuscritos del emperador Qianlong (1735-1796), uno de los grandes de la
historia china y que dejó un enorme legado como mecenas de las artes y
la cultura. Se han recuperado cerca de 7.000 fotografías de la vida
diaria en palacio en la etapa final de la última dinastía, los Qing
(1644-1912), que proporcionan nuevas pistas para entender la sociedad y
la historia del siglo XIX y comienzos del 20. Los expertos ya se han
puesto a trabajar para intentar identificar a los fotografiados, las
relaciones entre ellos y cuándo y dónde exactamente se tomaron esas
imágenes.
Algunas de
estas piezas recobradas están incluidas en una muestra especial que se
exhibe en uno de los pabellones del palacio hasta mediados de mes.
Con la suma de las “nuevas” antigüedades al inventario, las piezas catalogadas pasan de 1,80 a 1,86 millones. Es la colección más numerosa en la China continental de historia y arte del Imperio del centro -
aunque buena parte de los tesoros que guardaba el antiguo palacio se
trasladaron a Taiwán durante la guerra civil que se saldó en 1949 con el
triunfo de los comunistas y la derrota de los nacionalistas.
El
nuevo inventario “es el más completo y exhaustivo de su tipo en la
historia del Museo del Palacio”, el nombre oficial de la Ciudad
Prohibida, según indicó su director, Shan Jixiang, en una rueda de
prensa de la que se han hecho eco varios medios locales.
Los
planes del museo, que recibe anualmente la visita de 14 millones de
personas procedentes de todo el mundo, incluyen continuar la
catalogación de sus tesoros y digitalizar sus archivos. La idea es poder
publicar, en un plazo de 10 a 15 años, un catálogo completo, que
requerirá 500 volúmenes.
“Solo
terminar de comprobar las 23.000 piezas de huesos oraculares nos
llevará otros dos años”, puntualiza Shan. Mientras tanto -reconoce el
director- el número de objetos perdidos y hallados por los rincones del
palacio podría crecer aún más.
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