jueves, 18 de mayo de 2017

¿Nos han cambiado las redes sociales?


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¿Nos han cambiado las redes sociales?



Sin duda las redes sociales desempeñan un papel vital en las conexiones sociales y el aprendizaje de habilidades técnicas, pero sus riesgos no pueden pasarse por alto. La falta o escasez de autorregulación hace que con el uso de las redes sociales nuestra vida sea totalmente pública.
En torno a un 78% de la población tiene un perfil en alguna red social. ¿Qué quiere decir esto? Hoy en día las redes sociales forman un papel muy importante en nuestra vida. Cuando quieres escuchar música basta con entrar en YouTube y en unos segundos tienes a tu disposición miles y millones de videos. Cuando quieres ponerte en contacto con tu amigo que vive en la otra parte del mundo basta con marcar unos números para escuchar su voz. Cuando dudas sobre algo no hace falta ir a la biblioteca, basta con preguntar a Google, él sabe de todo. ¿No sabes qué película ver? No te preocupes millones de fórums y páginas webs te recomendarán una película que se acerque a tus exigencias.
Imagínate que quieres ver una película romántica, pero no una película romántica cualquiera, una película que te haga llorar. Hay que ser muy claros, Google no nos lee la mente.
En apenas 0.56 segundos tenemos a nuestra disposición 2.860.000 resultados. 2.860.000 artículos que se han escrito exclusivamente para personas que quieran ver una película que les haga llorar. Y quien dice una dice 10 o 12 o 20, y porque no 60 o incluso 100. Por lo que repertorio para elegir no nos falta.


Es cierto que tenemos más oportunidades, y más contenido a nuestra disposición, y que todo parece más fácil con las redes sociales. Pero a partir del ejemplo anterior, me hago la siguiente pregunta “Si todo es más fácil con las redes sociales, no debería extrañarnos si la sociedad es extremadamente dependiente a ellas. ¿Cómo de fuerte pueden los medios de comunicación social influir y controlar nuestra vida? “
Hace no muchos años atrás, cuando recordábamos el ritmo de una canción estábamos horas o incluso días hasta que adivinábamos de que canción se trataba, ahora basta con buscarlo en Google o publicarlo en un foro, y alguien, en apenas unos minutos dará con la canción.
En este sentido las redes sociales tienen un impacto positivo en nuestra vida, pero todo tiene un lado negativo.
Gracias a la comodidad que nos proporcionan las redes sociales cada vez somos más y más dependientes a ellas. Nuestra relación de dependencia aparece cuando dejamos de comprar el periódico para leerlo en Facebook o Twitter, dejamos de quedar con nuestros amigos porque podemos hablar con ellos por Skype o WhatsApp, dejamos de ir de compras para comprar por internet y mil cosas más.
Hábitos de la vida diaria que todo el mundo veía bien y estaba de acuerdo en cumplir ahora se han convertido en algo extraño.
Sin embargo, todas estas comodidades vienen de la mano de varios inconvenientes. Al acceder a comprar el periódico online, a comprar ropa online o simplemente al hablar con nuestros amigos por las redes sociales y compartir una foto estamos exponiendo nuestra vida al público, y en la mayor parte de ocasiones más ocasiones de las necesarias.
Estamos acostumbrados a compartir absolutamente todo en las redes sociales, refrescamos nuestro Instagram o Twitter en busca de algo que nos entretenga. Pero últimamente me he dado cuenta, de que yo personalmente paso más tiempo del que debería leyendo artículos y noticias que no me interesan demasiado y todo porque alguien de mis amigos en Facebook los ha compartido. Esto no es del todo un problema, mientras que los artículos ayuden a aumentar tu conocimiento. Pero, ¿y que pasa cuando la mayor parte del tiempo que inviertes en las redes sociales va dedicado a mirar los estados y fotos de tus amigos y amigos de tus amigos? Si alguien me preguntara porque hacemos eso, mi respuesta sería: “No tengo ni la menor idea”.
Y así es, seguramente la mayor parte de gente que este leyendo este articulo sabrá que esto es verdad, y que no hay explicación. Simplemente lo hacemos porque estamos acostumbrados al hecho de que cuando nos pasa algo interesante debemos compartirlo en las redes sociales, exponiendo así nuestra vida al público. Incluso si no es interesante, debemos mantener nuestro perfil actualizado, tanto es así que a veces se comparten las cosas más estúpidas que podamos imaginar.
Algunas veces me he llegado a plantear si somos adictos a las redes sociales, y si podríamos vivir sin ellas. Si me plantease no abrir las redes sociales durante un día no importaría cuantas veces pensara no lo abras, al final lo acabaría abriendo un par de veces al día, es inevitable. Y es cada vez más difícil de controlar.
Si nos parasemos a pensar cuantas horas al día perdemos buscando cosas innecesarias en las redes sociales todo sería diferente. Todas esas horas se podrían utilizar para hacer algo útil. Además, el tiempo que empleamos para quedar con nuestros amigos con las redes sociales se ve reducido. Muchas veces nos da pereza salir de casa para verles, cuando con tan solo un clic podemos preguntar qué tal están y que están haciendo. O sin siquiera preguntar podemos saber lo que hacen o incluso lo que comen.
Lo peor de todo es que no sabemos que somos adictos, no sabemos siquiera cuando y como comenzó está adición. Y somos adultos, somos racionales y claramente podemos controlar y asumir la responsabilidad de nuestras acciones. ¿Pero y que pasa con los niños, los adolescentes? ¿Cómo les influyen a ellos las redes sociales? En estos días los adolescentes pasan cada vez más tiempo en las redes sociales sin ningún propósito en particular y sin saber que a veces puede ser incluso peligroso. Por eso, los padres deben enseñar a no compartir su información personal en las redes sociales y a como protegerse de los comentarios ofensivos, que muchas veces pueden ser prejuiciosos.
El uso excesivo de las redes sociales podría llevarnos a un futuro con casi ninguna conversación real. Es de una manera más fácil hablar mientras se esconde detrás de nuestros perfiles, ya que podemos crear nuestras propias personas, una imagen de nosotros mismos que no tiene nada que ver con la realidad. Tal vez sea un problema más serio de lo que pensamos.
Sí, yo no negaría el hecho de que las redes sociales son un medio de mantenerse en contacto con los amigos que viven en el extranjero o una buena manera de aprender algo nuevo siguiendo los grupos que te gustan. ¿Pero qué podemos hacer con nuestras debilidades humanas y con nuestras inhabilidades de tomar el control sobre ellas?
Autora:
Sara López Alaguero
Country Marketing Manager para Trendhim.es
Estudiante de Ingeniería informática en VIA University College
Contacto: sara-lopez.com

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