La próxima cumbre de los veinte Estados política y económicamente más
poderosos del mundo tendrá lugar en Hamburgo los próximos días 7 y 8 de
Julio de este año 2017. Las avenidas engalanadas serán los expositores
en Hamburgo en el céntrico barrio de St. Pauli. La clase dominante de
este planeta vendrá acompañada de miles de sirvientes entre periodistas y
miembros de sus delegaciones. Un ejército de policías, soldados y
secretas alemanes se encargarán de protegerl@s.
La cumbre del G20 no representa a una gran parte de la humanidad sino que es una reunión de gobiernos burgueses y gobiernos autoritarios, de Estados torturadores y de bloques militares que practican la guerra y que comparten el interés común en continuar la explotación global.
Alemania, el anfitrión de este año, es junto con China uno de los grandes ganadores de la globalización en los últimos 25 años. La cumbre del G20 se debería así mucho mejor haber llamado: "Invitados a la casa de los ganadores“. El famoso lema "Puerta al mundo" que identifica a la ciudad de Hamburgo y a su puerto, no consigue ocultar los restos de sangre que gotean en sus muros proveniente de la explotación internacional. El fin de esta cumbre es el mantenimiento del orden mundial establecido, responsable de diversos conflictos armados en el mundo, de la extensión de la pobreza y de los más de 60 millones de personas que se encuentran actualmente en el exilio y en el que mueren cada vez más.
Hundimiento de la globalización? El régimen capitalista toma una nueva dirección desde la crisis del 2008:
- El acuerdo de libre comercio entre Europa, Asia Oriental y los Estados Unidos ha quedado interrumpido.
- El acuerdo comercial propuesto por la Organización Mundial del Comercio ya había fracasado anteriormente.
El concepto de los G7/G8 de "Cambio de régimen - Regime change" ha
fracasado. Occidente ya no intenta en las guerras de Afganistán, Irak o
Libia asfixiar a los levantamientos populares o a los regímenes
insubordinados a través de las intervenciones militares. Ya no intenta
implantar un nuevo orden. En vez de eso los conflictos existentes se
traspasan a l@s representantes regionales, como ocurrió en la guerra
civil de Yemen dejándola en manos de Arabia Saudí y de su intervención, o
como actualmente ocurre en Irak o en Siria donde predominan las
intervenciones informales. Se pone énfasis en el "Capitalismo Limitado -
Gated Capitalism“ que se concentra en los pequeños islotes donde aún
hay crecimiento, donde l@s pobres y maltratad@s se ahogan en sus costas y
quedan fuera de sus verjas.
Las promesas de crecimiento y de prosperidad para muchas de las personas residentes en las zonas ricas [megapolis] ya no se cumplen.
La regulación de lo estatal y de lo social se está modificando y es en este contexto donde los movimientos populistas derechistas, los movimientos nacionalistas militantes y las tendencias más autoritarias de la Comunidad Europea, de Estados Unidos o de Asia cosechan nuevos éxitos. Exigen no solamente un proteccionismo político-económico, sino también la expulsión de inmigrantes y el levantamiento de muros fronterizos. Bajo esta lógica todo lo que no encaje con los esquemas nacionalistas o religiosos, todo lo que sea inconformista o queer pasa a estar bajo sospecha.
La guerra y el capitalismo están intrínsecamente unidos. Si hacemos un análisis histórico nos encontramos la guerra como parte de la estrategia capitalista para solventar situaciones de crisis. Las décadas de status quo de la guerra fría acabó con el enfrentamiento entre los países industrializados del Este y del Oeste y trasladó esta lógica hacia los países tricontinentales, a través de guerras que son representativas. Tras la caída del bloque del Este se ha abierto un nuevo espacio para reactivar esta lógica de guerra y de crisis. El régimen neoliberal ha llevado a cabo desde el año 1989 nuevas estrategias para poder asegurarse los mercados de consumo y los recursos que las naciones industrializadas a la cabeza necesitan.
Los gobiernos de los países capitalistas centrales en importancia usan cada vez más la opción militar como forma de asegurarse sus esferas de poder y de influencia. La oposición y la competencia ejercida por parte de otros países no son contrarrestadas únicamente a través de nuevos acuerdos comerciales o a través de la implantación de políticas aduaneras o fiscales (que conllevan una política monetaria y de créditos adherida), sino cada vez más se contrarresta a través de un aumento de la respuesta militar.
Por eso no es una coincidencia que prácticamente todos los estados pertenecientes al G20 estén envueltos en conflictos bélicos de una manera más o menos directa. Ya los llamen acciones policiales, acciones militares de „mantenimiento“ de paz o sean guerras llevadas a cabo por sus intermediarios, todo ello es sinónimo de guerra, muerte y destrucción. Los únicos conflictos que por el momento aún se están evitando son los conflictos en los que se vieran envueltos directamente los países centrales en importancia política. Esto no significa que vaya a quedarse la cosa así como está. Sólo hay que fijarse en el aumento de tensiones entre Rusia y la OTAN. Ante la agresiva expansión hacia el este por parte de la OTAN Rusia responde con un masivo rearme y amenazando a las antiguas repúblicas soviéticas que se adhirieron a la OTAN y a la EU. Rusia se encuentra en serias dificultades económicas debido a la dinámica de competencia capitalista y a las sanciones económicas que sufre. La guerra en Ucrania se produce dentro de un enfrentamiento entre las lógicas capitalistas de Rusia y de la EU y no deja de ser una expresión de una activación de círculos de poder, de esferas de influencia y de áreas de mercado.
La tremenda guerra en Siria es un ejemplo de la desesperación que puede implicar esa lógica de guerra. Para Rusia esta guerra significa su posicionamiento en el nuevo orden del Oriente Próximo tras la primavera árabe. Para EEUU y para la EU es una guerra contra movimientos islámicos y paralelamente contra su rival, Rusia. El gobierno turco a su vez utiliza esta situación para asegurar sus intereses combatiendo el movimiento kurdo y a toda oposición, ya sea musulmana o laica, y cómo no también para poder imponer sus exigencias a través de su intervención militar en Siria. El fin del conflicto y de la muerte como perspectiva para las personas que viven en Siria no tiene ninguna importancia para los poderes políticos. Así la muerte y la expulsión de cientos de miles de personas es el precio que conscientemente aceptan pagar.
Desregularización y desestabilización
El modo de reproducción social capitalista que provenía de la época de postguerra cayó en una crisis profunda a partir de mediados de los años 70. Este desarrollo produjo un modelo neoliberal, tanto económico como social, que se impuso y que supuso una desregularización de los mercados y una política de privatización que se implantó incluso en la educación y en los servicios públicos estatales. Las personas de todo el mundo comenzaron a intentar alcanzar esa promesa de riqueza y de prosperidad. Esta gran idea fabricada de humo se presentaba como una cooperación conjunta entre un gobierno mundial y la política interior y que tenía como fin político el mantenimiento de la paz, que en realidad se vio acompañado de un rearme hacia fuera y hacia dentro de las fronteras. Así la militarización y su implantación como opción de negociación política fue una posición ideológica. Dentro de este contexto podemos observar cómo la creación de la EU como un poder político militarizado tiene como interés la implantación de los intereses de los países centrales europeos de mano del liderazgo alemán como poder hegemonial, que desde el año 2000 había sido dejado de lado. Para poder llevar a cabo sus intereses tienen que poder intervenir militarmente.
La implantación de las estrategias neoliberales están marcadas por la guerra desde hace ya 25 años: la destrucción de la entonces Yugoslavia, la desestabilización de la entonces Unión Soviética y diversos conflictos en el continente africano tienen su origen en la conquista y acumulación agresiva de mercados como también en la explotación de recursos. El abanico que abarca esta política militarizada va desde guerras de baja intensidad, guerras civiles hasta guerras abiertamente declaradas como tales. Pero común a todas ellas es la destrucción de todos los sistemas sociales y económicos que se opongan al poder neoliberal omnipotente, este es el resultado. Para las personas afectadas queda en muchos casos como única salida la huida.
Estas estrategias de desestabilización tienen como consecuencia la formación de movimientos de resistencia reaccionarios, que se oponen a los intereses occidentales. Las consecuencias lógicas que se producen son conflictos militares y que son resultado de las políticas neoliberales y políticas de expansión de los países centrales capitalistas. El terrorismo islámico y los movimientos de huida de estas zonas son por tanto en gran medida consecuencias de esta política de desestabilización y que las sociedades a su vez acaban convirtiendo en estados de guerra duraderos.
Paralelamente a todo esto se produce una disolución de la globalización
neoliberal y se sustituye por una reorganización estratégica del sistema
capitalista mundial. Cómo se ha tratado la crisis financiera nos
muestra el desmoronamiento de la idea de una globalización del mercado
común. Esta ruptura tiene como resultado un nacionalismo, un
proteccionismo y una creciente disposición a confrontaciones incluso
entre países pertenecientes al grupo de los capitalistas hegemónicos. Su
política es la guerra, sus perspectivas son la rivalidad y la
explotación. Valores como la paz, los derechos humanos, la justicia
social y la responsabilidad ante el uso de los recursos del planeta
pasan a ser meros obstáculos para el despliegue de los intereses
capitalistas.
La resistencia es variada e imprevisible Si l@s representantes de este (Des)orden dominante quieren ponerse en escena de manera espectacular en el centro de Hamburgo nosotr@as nos opondremos con nuestra idea de un mundo digno a través de acciones internacionales y transnacionales!
Las movilizaciones contra este tipo de cumbres que se dieron a partir del año 2000 fueron fruto del trabajo conjunto y del contacto entre grupos anticapitalistas de toda Europa y de todo el mundo. Tuvimos experiencias compartidas y luchas conjuntas, asistimos a encuentros internacionales, fuimos atacados por policías reforzados por militares pero aún así aunamos fuerzas y respondimos. El movimiento contra la globalización ha cambiado, pero nuestras redes se mantienen. Estamos activ@s en nuestras regiones, ciudades, pueblos y bosques. Pero luchamos transnacionalmente. Y siempre conseguimos volver a juntarnos: En Rostock/Heiligendamm, en Estrasburgo, Atenas, Copenhague, en la región de Wendland, en París, en Milán y en Frankfurt.
En los últimos años nos hemos conectado de diferentes maneras a nivel transnacional: contra la política de austeridad de la EU sobre todo en Grecia pero también en España, Portugal, Irlanda o Francia hemos demostrado una resistencia solidaria. Las ocupaciones de resistencia, huelgas, manifestaciones, reapropiaciones o ocupaciones de casas fueron llevadas a cabo mayoritariamente por movimientos locales.
Pero los intercambios y contactos han hecho que ganemos en fuerza y en continuidad. Las acciones llevadas a cabo en los No-Border-Camps, en los campos de refugiados o en las rutas de éstos, han tenido y tienen un carácter internacional. No han tenido siempre éxito pero a pesar de ello ha significado el dar por hecho que en el espacio europeo buscamos una visión transnacional, una orientación y una acción transnacional. El Internacionalismo es desde luego tan heterogéneo y plural como los movimientos que lo componen. Ningún individuo activo será víctima de las circunstancias si nos unimos para oponerles resistencia.
La cumbre próxima que tendrá lugar en Hamburgo simboliza y representa prácticamente mucho de lo que rechazamos. Las máscaras que veremos son intercambiables pero también son reales.
Con las acciones que están planeadas en Hamburgo queremos dejar claro que combatimos su política de guerra, explotación y de terror!
Queremos una ruptura tanto simbólica como práctica con el orden imperante y junto a l@s much@s activistas de toda Europa.
Queremos incomodar y bloquear el transcurrir de esta cumbre.
Queremos abrir diversos espacios de actuación, inesperados y de todo tipo contra la cumbre del G20.
La izquierda radical de Hamburgo lucha contra el desarrollo capitalista
de esta ciudad y lucha por el derecho que toda persona tiene a la
ciudad. Nuestra lucha no se reduce a las ocupaciones de los años 70 o
las victorias conseguidas en las ocupaciones de la Hafenstrasse en el
barrio de St. Pauli o en la ocupación de la Rote Flora. Estas luchas las
hemos unido a una lucha contra la precarización de nuestros puestos de
trabajo, contra la subida de los alquileres, por la lucha por la
libertad de vivir de otra manera, como en carros por l@s miembros del
colectivo Bambule. Hemos luchado por los movimientos de refugiados como
el de Lampedusa en Hamburgo, contra el intento de criminalizar
determinadas zonas de la ciudad como una respuesta policial a los
movimientos sociales. Tenemos todas estas experiencias en el tintero,
las tenemos muy presentes y vamos a echar mano de ellas. Y sabemos que
vamos a reapropiarnos del espacio que esta cumbre quiere asignarse. La represión no podrá pararnos si somos much@s y nos mantenemos imprevisibles. No se van a encontrar con un terreno conquistado y pacífico.
Esta es una invitación para tod@s las compañeras y amig@s de cerca y de lejos: Venid a principios de julio a protestar contra la cumbre del G20 en Hamburgo! La izquierda radical ha presentado batalla ya en numerosas ocasiones: Nos mantendremos polifacétic@s, solidari@s e imprevisibles.
Nuestros centros sociales que están muy cerca a la cumbre serán los puntos de encuentro para la organización de la resistencia. La oposición burguesa no propone ninguna alternativa al sistema capitalista y a su supervivencia. En cambio nosotr@s somos solidari@s con todas las fuerzas emancipatorias que salgan a la calle a posicionarse contra esta cumbre en Hamburgo. Seremos también nosotr@s l@s que decidamos qué acciones son para nosotr@s las adecuadas políticamente para participar.
A través de la integración de diversos sindicatos y ONGs internacionales
esta cumbre clama tomar medidas de amplio alcance. L@s organizadores
alemanes del evento
se esfuerzan en mostrar ante la opinión pública una línea de contenido social en la cumbre
y presentan como temas centrales la mujer, el exilio y la salud. Pero
esto sólo es una cortina de humo ya que en esencia de lo que se trata en
esta cumbre es del reparto de los intereses geopolíticos y de la
coordinación de la explotación mundial.
La cumbre del G20 no representa a una gran parte de la humanidad sino que es una reunión de gobiernos burgueses y gobiernos autoritarios, de Estados torturadores y de bloques militares que practican la guerra y que comparten el interés común en continuar la explotación global.
Alemania, el anfitrión de este año, es junto con China uno de los grandes ganadores de la globalización en los últimos 25 años. La cumbre del G20 se debería así mucho mejor haber llamado: "Invitados a la casa de los ganadores“. El famoso lema "Puerta al mundo" que identifica a la ciudad de Hamburgo y a su puerto, no consigue ocultar los restos de sangre que gotean en sus muros proveniente de la explotación internacional. El fin de esta cumbre es el mantenimiento del orden mundial establecido, responsable de diversos conflictos armados en el mundo, de la extensión de la pobreza y de los más de 60 millones de personas que se encuentran actualmente en el exilio y en el que mueren cada vez más.
Hundimiento de la globalización? El régimen capitalista toma una nueva dirección desde la crisis del 2008:
-
Tanto la globalización, entendida en el intercambio de mercancías, la
interconexión entre las relaciones de producción y también el volumen de
las inversiones de empresas multinacionales más allá de las fronteras
decaen.
- El acuerdo comercial propuesto por la Organización Mundial del Comercio ya había fracasado anteriormente.
Esto tiene como consecuencia un decrecimiento económico mundial. Antes
de la crisis la mayoría de los países capitalistas, fuertes, habían
sacado un gran provecho del crecimiento económico que suponía la
globalización. Desde la crisis económica son especialmente los países
exportadores de materias primas, como Brasil, Rusia y Sudáfrica entre
otros, los más afectados por ella y se enfrentan como consecuencia ante
un decrecimiento de su producción industrial. Pero no sólo los países
exportadores de materias primas están afectados por la crisis económica y
política sino también países del primer mundo como pueden ser
Inglaterra, Italia o Grecia entre otros.
Bajo estas circunstancias sólo algunas estrategias de concurso comercial
tienen éxito como son el regreso al mercado interior a lo
estadounidense o como lo hace China, o la estrategia de aumento de la
exportación a costa de la industria de otros países, como llevan a cabo
países como Alemania, Holanda o Suecia. Estas estrategias se aseguran a
través de tratados comerciales internacionales como el CETA y el TTIP.
Los países a los que les veta el poder llevar a cabo estas estrategias
comerciales, pero que a su vez funcionan como mercados de consumo,
reaccionan cada vez más con un creciente proteccionismo y, si les está
permitido, con una devaluación de la moneda para poder ofrecer sus
mercancías al mercado mundial de manera más barata. Este tipo de guerras
comerciales van en aumento. La unidad entre los países capitalistas
fuertes es cada vez más frágil y el equilibrio entre los países del G20
cada vez es menor.
En los países más pobres tricontinentales, el Sur Global, donde se hace
referencia a Asia, América latina y África, no se dispone de los medios
financieros necesarios para poder defenderse ante esta situación. La
masiva pobreza, el aislamiento social y la represión se transforman
repentinamente en levantamientos regionales, como ocurrió en la
primavera árabe, o en represión adornada como religiosa por parte de
movimientos islámicos. Los grupos de poder locales no ceden terreno y
endurecen la explotación y la intervención policial estatal. Cuando esta
intervención no consigue los resultados esperados acaba convirtiéndose
en una larga y duradera guerra civil.
Las promesas de crecimiento y de prosperidad para muchas de las personas residentes en las zonas ricas [megapolis] ya no se cumplen.
La regulación de lo estatal y de lo social se está modificando y es en este contexto donde los movimientos populistas derechistas, los movimientos nacionalistas militantes y las tendencias más autoritarias de la Comunidad Europea, de Estados Unidos o de Asia cosechan nuevos éxitos. Exigen no solamente un proteccionismo político-económico, sino también la expulsión de inmigrantes y el levantamiento de muros fronterizos. Bajo esta lógica todo lo que no encaje con los esquemas nacionalistas o religiosos, todo lo que sea inconformista o queer pasa a estar bajo sospecha.
Este análisis no se puede ser entender únicamente como una maniobra que
tuviera como fin el acabar con el empobrecimiento económico creciente.
Los nuevos y exitosos partidos populistas derechistas se nutren en su
mayoría de hombres blancos provenientes de la clase baja pero a la vez
estos movimientos están cosechando sus éxitos en los estados más ricos y
acomodados del Norte y del Este de Europa. Reiteradamente tratamos aquí
con un racismo que ha ido aumentando a través de generaciones y que
carece de un objeto de referencia concreto, ya que no existe en esos
paises ni un número importante de refugiados ni una amenaza real de
pérdidas de puestos de trabajos. Nos posicionamos así en contra de la
alianza internacional de los populistas de derecha: Desde el régimen
húngaro xenófobo, pasando por el Brexit con su motivación racista, la
visión del mundo racista del partido AFD (Alternativa para Alemania) en
Alemania o del partido Frente Nacional en Francia, pasando por el
nacionalismo islámico del régimen turco el AKP y llegando hasta la
victoria electoral del chovinista Donald Trump.
La guerra como método de la política dominanteLa guerra y el capitalismo están intrínsecamente unidos. Si hacemos un análisis histórico nos encontramos la guerra como parte de la estrategia capitalista para solventar situaciones de crisis. Las décadas de status quo de la guerra fría acabó con el enfrentamiento entre los países industrializados del Este y del Oeste y trasladó esta lógica hacia los países tricontinentales, a través de guerras que son representativas. Tras la caída del bloque del Este se ha abierto un nuevo espacio para reactivar esta lógica de guerra y de crisis. El régimen neoliberal ha llevado a cabo desde el año 1989 nuevas estrategias para poder asegurarse los mercados de consumo y los recursos que las naciones industrializadas a la cabeza necesitan.
Los gobiernos de los países capitalistas centrales en importancia usan cada vez más la opción militar como forma de asegurarse sus esferas de poder y de influencia. La oposición y la competencia ejercida por parte de otros países no son contrarrestadas únicamente a través de nuevos acuerdos comerciales o a través de la implantación de políticas aduaneras o fiscales (que conllevan una política monetaria y de créditos adherida), sino cada vez más se contrarresta a través de un aumento de la respuesta militar.
Por eso no es una coincidencia que prácticamente todos los estados pertenecientes al G20 estén envueltos en conflictos bélicos de una manera más o menos directa. Ya los llamen acciones policiales, acciones militares de „mantenimiento“ de paz o sean guerras llevadas a cabo por sus intermediarios, todo ello es sinónimo de guerra, muerte y destrucción. Los únicos conflictos que por el momento aún se están evitando son los conflictos en los que se vieran envueltos directamente los países centrales en importancia política. Esto no significa que vaya a quedarse la cosa así como está. Sólo hay que fijarse en el aumento de tensiones entre Rusia y la OTAN. Ante la agresiva expansión hacia el este por parte de la OTAN Rusia responde con un masivo rearme y amenazando a las antiguas repúblicas soviéticas que se adhirieron a la OTAN y a la EU. Rusia se encuentra en serias dificultades económicas debido a la dinámica de competencia capitalista y a las sanciones económicas que sufre. La guerra en Ucrania se produce dentro de un enfrentamiento entre las lógicas capitalistas de Rusia y de la EU y no deja de ser una expresión de una activación de círculos de poder, de esferas de influencia y de áreas de mercado.
La tremenda guerra en Siria es un ejemplo de la desesperación que puede implicar esa lógica de guerra. Para Rusia esta guerra significa su posicionamiento en el nuevo orden del Oriente Próximo tras la primavera árabe. Para EEUU y para la EU es una guerra contra movimientos islámicos y paralelamente contra su rival, Rusia. El gobierno turco a su vez utiliza esta situación para asegurar sus intereses combatiendo el movimiento kurdo y a toda oposición, ya sea musulmana o laica, y cómo no también para poder imponer sus exigencias a través de su intervención militar en Siria. El fin del conflicto y de la muerte como perspectiva para las personas que viven en Siria no tiene ninguna importancia para los poderes políticos. Así la muerte y la expulsión de cientos de miles de personas es el precio que conscientemente aceptan pagar.
Desregularización y desestabilización
El modo de reproducción social capitalista que provenía de la época de postguerra cayó en una crisis profunda a partir de mediados de los años 70. Este desarrollo produjo un modelo neoliberal, tanto económico como social, que se impuso y que supuso una desregularización de los mercados y una política de privatización que se implantó incluso en la educación y en los servicios públicos estatales. Las personas de todo el mundo comenzaron a intentar alcanzar esa promesa de riqueza y de prosperidad. Esta gran idea fabricada de humo se presentaba como una cooperación conjunta entre un gobierno mundial y la política interior y que tenía como fin político el mantenimiento de la paz, que en realidad se vio acompañado de un rearme hacia fuera y hacia dentro de las fronteras. Así la militarización y su implantación como opción de negociación política fue una posición ideológica. Dentro de este contexto podemos observar cómo la creación de la EU como un poder político militarizado tiene como interés la implantación de los intereses de los países centrales europeos de mano del liderazgo alemán como poder hegemonial, que desde el año 2000 había sido dejado de lado. Para poder llevar a cabo sus intereses tienen que poder intervenir militarmente.
La implantación de las estrategias neoliberales están marcadas por la guerra desde hace ya 25 años: la destrucción de la entonces Yugoslavia, la desestabilización de la entonces Unión Soviética y diversos conflictos en el continente africano tienen su origen en la conquista y acumulación agresiva de mercados como también en la explotación de recursos. El abanico que abarca esta política militarizada va desde guerras de baja intensidad, guerras civiles hasta guerras abiertamente declaradas como tales. Pero común a todas ellas es la destrucción de todos los sistemas sociales y económicos que se opongan al poder neoliberal omnipotente, este es el resultado. Para las personas afectadas queda en muchos casos como única salida la huida.
Estas estrategias de desestabilización tienen como consecuencia la formación de movimientos de resistencia reaccionarios, que se oponen a los intereses occidentales. Las consecuencias lógicas que se producen son conflictos militares y que son resultado de las políticas neoliberales y políticas de expansión de los países centrales capitalistas. El terrorismo islámico y los movimientos de huida de estas zonas son por tanto en gran medida consecuencias de esta política de desestabilización y que las sociedades a su vez acaban convirtiendo en estados de guerra duraderos.
La
militarización de la actuación política en el exterior tiene como
consecuencia también una militarización hacia el interior y con ello se
produce un cambio en las sociedades occidentales. La aceptación de que
los conflictos tanto sociales como económicos internos se solucionan a
través de la represión policial e incluso militar aumenta cada vez más.
La escalada de tensiones en la política exterior hegemónica tiene como
consecuencia un rearme en la política interior. El agravamiento de la
situación en el terreno de política exterior tiene como correspondencia
una imposición de las contradicciones sociales en política interior. El
empobrecimiento social y el aumento del abismo entre ricos y pobres ya
no se pretende combatir a través del empleo pleno sino a través de una
política represiva contra cualquier sublevación en la política interior.
La resistencia es variada e imprevisible Si l@s representantes de este (Des)orden dominante quieren ponerse en escena de manera espectacular en el centro de Hamburgo nosotr@as nos opondremos con nuestra idea de un mundo digno a través de acciones internacionales y transnacionales!
Cumbres similares que tuvieron lugar a finales de los años 90 ni transcurrieron tranquilas ni transcurrieron sin nosotr@as
.
Las cumbres de Seattle, Génova, Gotemburgo y Praga no han quedado para
la posteridad como cumbres exitosas sino como momentos históricos de
resistencia anticapitalista. Las protestas y diferentes acciones que se
llevaron a cabo forzaron como consecuencia que las siguientes cumbres
del G7 o del G8 no pudieran celebrarse en ciudades importantes, ya que
contaban con nuestra llegada. En lugar de en la ciudades las cumbres
pasaron a celebrarse en hoteles de lujo lejos de la infraestructura de
las ciudades para evitar las protestas y mantenerlas lejos.
Pero en esta ocasión vuelve a haber una gran cumbre de Estados y de
jef@s de Estado en una ciudad europea, en Alemania esta vez. Es nuestra
labor como izquierda radical y anticapitalista y junto a otra mucha
gente el oponer resistencia a esta exhibición de poder y en oponernos
con nuestra idea de una sociedad justa y solidaria.Las movilizaciones contra este tipo de cumbres que se dieron a partir del año 2000 fueron fruto del trabajo conjunto y del contacto entre grupos anticapitalistas de toda Europa y de todo el mundo. Tuvimos experiencias compartidas y luchas conjuntas, asistimos a encuentros internacionales, fuimos atacados por policías reforzados por militares pero aún así aunamos fuerzas y respondimos. El movimiento contra la globalización ha cambiado, pero nuestras redes se mantienen. Estamos activ@s en nuestras regiones, ciudades, pueblos y bosques. Pero luchamos transnacionalmente. Y siempre conseguimos volver a juntarnos: En Rostock/Heiligendamm, en Estrasburgo, Atenas, Copenhague, en la región de Wendland, en París, en Milán y en Frankfurt.
En los últimos años nos hemos conectado de diferentes maneras a nivel transnacional: contra la política de austeridad de la EU sobre todo en Grecia pero también en España, Portugal, Irlanda o Francia hemos demostrado una resistencia solidaria. Las ocupaciones de resistencia, huelgas, manifestaciones, reapropiaciones o ocupaciones de casas fueron llevadas a cabo mayoritariamente por movimientos locales.
Pero los intercambios y contactos han hecho que ganemos en fuerza y en continuidad. Las acciones llevadas a cabo en los No-Border-Camps, en los campos de refugiados o en las rutas de éstos, han tenido y tienen un carácter internacional. No han tenido siempre éxito pero a pesar de ello ha significado el dar por hecho que en el espacio europeo buscamos una visión transnacional, una orientación y una acción transnacional. El Internacionalismo es desde luego tan heterogéneo y plural como los movimientos que lo componen. Ningún individuo activo será víctima de las circunstancias si nos unimos para oponerles resistencia.
La cumbre próxima que tendrá lugar en Hamburgo simboliza y representa prácticamente mucho de lo que rechazamos. Las máscaras que veremos son intercambiables pero también son reales.
Con las acciones que están planeadas en Hamburgo queremos dejar claro que combatimos su política de guerra, explotación y de terror!
Queremos una ruptura tanto simbólica como práctica con el orden imperante y junto a l@s much@s activistas de toda Europa.
Queremos incomodar y bloquear el transcurrir de esta cumbre.
Queremos abrir diversos espacios de actuación, inesperados y de todo tipo contra la cumbre del G20.
Está claro que nos vamos a encontrar en ello con miles de policías,
militares y agentes de seguridad del Estado que defenderán la cumbre.
La arrogancia del poder ha decidido que todo esto va a pasar en pleno
centro de la ciudad, a un par de pasos del centro social de la Rote
Flora y de otros centros izquierdistas. La gente sólo tendrá que dar
un paso fuera de su portal para estar ya dentro de la zona denominada
como zona crítica o para tomar partido en alguna de las acciones. Esta es una invitación para tod@s las compañeras y amig@s de cerca y de lejos: Venid a principios de julio a protestar contra la cumbre del G20 en Hamburgo! La izquierda radical ha presentado batalla ya en numerosas ocasiones: Nos mantendremos polifacétic@s, solidari@s e imprevisibles.
Nuestros centros sociales que están muy cerca a la cumbre serán los puntos de encuentro para la organización de la resistencia. La oposición burguesa no propone ninguna alternativa al sistema capitalista y a su supervivencia. En cambio nosotr@s somos solidari@s con todas las fuerzas emancipatorias que salgan a la calle a posicionarse contra esta cumbre en Hamburgo. Seremos también nosotr@s l@s que decidamos qué acciones son para nosotr@s las adecuadas políticamente para participar.
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