Unidad contra los crímenes del régimen de Israel
La
política de ocupación de Israel, destinada a impedir la formación de un
Estado palestino, judaizar los territorios ocupados y en especial Al
Quds ( Jerusalén) requiere tomar medidas efectivas que permitan poner
fin a los crímenes de la entidad sionista.
Crímenes israelíes,
tanto en Palestina como en el conjunto del Levante Mediterráneo mediante
su apoyo a grupos takfirí que agreden a las sociedades de Siria – de
cuyo territorio ocupa los Altos del Golán desde el año 1967 - e Irak,
unido a las acciones desestabilizadoras contra El Líbano y su política
hostil contra la República islámica de Irán. Un Israel que cuenta con la
complicidad y la comunión de intereses con la Casa al Saud,
convirtiendo a ambos regímenes en punta de lanza de los intereses de
Estados Unidos y sus aliados occidentales en el Próximo Oriente.Irán Alienta el Apoyo a Palestina
Es en ese marco que las autoridades de Irán, el país más activo en la solidaridad y apoyo a la causa del pueblo palestino, ha sostenido, a través de las palabras del canciller Mohamad Yavad Zarif la necesidad de adoptar medidas coordinadas en el marco internacional, para poner fin a los crímenes del régimen israelí en la Palestina ocupada. El Canciller persa, en visita efectuada a Turquía donde participó en la Cumbre Internacional de la Organización para la Cooperación Islámica – OCI – convocada por el gobierno turco, para tratar el proceso de judaización de Al Quds y la violencia ejercida por las fuerzas de ocupación - Zarif recordó a los participantes, que el apoyo a la lucha del pueblo palestino fue el principal motivo de la creación de la OCI – el año 1969 – La OCI define sus acciones en virtud de tres ejes fundamentales: el apoyo a la emancipación del pueblo palestino, la lucha contra el imperialismo y el neocolonialismo.
Zarif lamentó, que la entidad sionista siga adelante con sus “políticas de conspiración y que lo haga sin encontrar apenas resistencia por parte del mundo musulmán. El representante de la nación persa instó a los participantes a la Cumbre a exigir al Consejo de Seguridad de la ONU que se ponga fin a lo que denominó “la cultura de la inmunidad del régimen israelí, que lo obligue a frenar sus programas y crímenes contra el pueblo palestino. Israel, constantemente, desvía la atención de los crímenes que comete contra todos y salga impune de todo ello. La comunidad musulmana debe neutralizar los intentos de Israel por ocultar sus planes criminales y distraer la atención del peligro verdadero hacia cuestiones secundarias”.
Ese peligro verdadero al que hace referencia Zarif, es el Sionismo, que representa el fundamento político ideológico israelí para ejecutar sus políticas expansionistas. El actuar del régimen sionista debe acarrear consecuencias, más allá de simples declaraciones de condena. Esto implica aunar esfuerzos, por parte de la comunidad musulmana, en el combate contra quien usurpa territorios, que asesina a su población y que genera mayores grados de inestabilidad en Oriente medio. Una de esas medidas es liberar a Al Quds y devolverla a sus legítimos dueños. Ello implica alentar los esfuerzos del Eje de la Resistencia para recuperar territorios sometidos al extremismo y estrechar el cerco contra las fuerzas ocupantes israelíes para su definitiva eliminación.
Luchar contra “el verdadero enemigo” es una tarea transcendental, que debe ir acompañada de la denuncia de los planes sionistas, que suele ocultar sus crímenes a través del uso de lo que denominan la hasbara –política de “esclarecimiento” implementada desde las más altas autoridades políticas y militares sionistas encaminada a limpiar la imagen de Israel tras la primera Intifada palestina – Una Hasbara que desvirtua la realidad de un régimen que ocupa Palestina y pretende presentarlo como una zona en disputa. Una hasbara que habla de valla de seguridad respecto a un muro vergonzoso que segrega a la población palestina y concreta un apartheid en la Ribera occidental. Una hasbara que significa dotar al gobierno israelí de un Ministerio de Propaganda en la sombras, al mejor estilo de las técnicas nacionalsocialistas bajo Joseph Goebbels, convertido hoy en referente de las instrucciones sionistas respecto al manejo de la opinión pública.
La Farsa Sionista
Israel es una entidad hipócrita, pretende presentarse como un adalid de la justicia, como “la única democracia de Oriente Medio” y cada política implementada contra Palestina, contra sus vecinos y su papel desestabilizador en el mundo lo muestran como lo que es: la avanzada del imperialismo, del neocolonialismo y la realidad de una ideología criminal y racista. Israel es una entidad que miente descaradamente en todos los foros internacionales, vociferando por ejemplo, contra el Plan Integral de Acción Conjunta firmado entre Irán y el G5+1, alarmando al mundo sobre las supuestas intenciones de Irán, cuando el único ente que se ha dotado de armamento nuclear – con 300 artefactos nucleares - al margen del Tratado de No Proliferación Nuclear es justamente Israel, impidiendo el ingreso de inspectores de la Organización Internacional de Energía Atómica a sus instalaciones nucleares. Un Israel enfrascado en un pasatiempo cínico de demonizar a Irán y presentarse como una víctima. Una conducta crónica de esta entidad surgida artificialmente el año 1948 como medida reparatoria contra los crímenes del nacionalsocialismo –.
El sionismo miente descarada y permanentemente a través de las palabras de sus líderes. Una entidad que amenaza constantemente a quienes osan develar su rostro usurpador. Las palabras de Benjamín Netanyahu, por ejemplo, en foros como la Asamblea General de las Naciones Unidas, son la expresión contumaz de un político irresponsable, desquiciado, con conductas semejantes a un mitómano. Un dirigente que se empecina en seguir ocupando los territorios de palestina y Siria y que está empeñado en mantener la inestabilidad en la zona con su apoyo a los grupos terroristas porque de esa forma el aparataje político-militar sionista mantiene vigencia y el apoyo militar y financiero de países como Estados Unidos, Francia e Inglaterra. A 70 años de la Nakba, a medio siglo de la Guerra de Junio de 1967, a 25 años de los Acuerdos de Oslo y una década del bloqueo a Gaza es una realidad que el sionismo no dejará la palestina histórica, no devolverá los territorios usurpados, no ha cumplido los acuerdos internacionales y seguirá enfrascado en su política criminal y colonialista.
Las palabras de Benjamín Netanyahu y las acciones de su gobierno reflejan a una entidad cuya esencia es la traición, el crimen, la mentira como herramienta de acción, falseando la realidad descaradamente. Así ha sido cada año en que se ha hecho presente en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas o en sus visitas a Estados Unidos invitado por el lobby sionista para dirigirse a los congresistas estadounidenses, apelando en un discurso repetitivo y alarmista al supuesto peligro islámico y pasando el canastillo de las donaciones. Dinero y armas que le permiten seguir el expolio de tierras palestinas, la ocupación y la mantención de una entidad militar en una zona de interés para Estados Unidos y sus aliados occidentales. Netanyahu es el gendarme apreciado y mimado para el complejo militar industrial estadounidense. Es el hombre que crea el marco adecuado, para que el negocio de las armas en Oriente Medio sea multimillonario. Es el títere protegido, que a través de sus constantes ataques a Irán genera una matriz discursiva de islamofobia.
El ex jefe del Mossad, Meir Dagan acusa a Netanyahu de ser “el que ha ocasionado el mayor daño estratégico a Israel en la cuestión iraní…siento que la continuación del sueño del sueño sionista está en peligro bajo el liderazgo del jefe del Likud…Sus políticas son destructivas para el futuro y la seguridad de Israel". Por su parte, el intelectual estadounidense, Noam Chomsky sostiene que el objetivo principal de Netanyahu, y sus aliados en el Congreso estadounidense ha sido echar por el suelo la posibilidad de un acuerdo con Irán “Israel y los halcones estadounidenses tienen el interés de asegurarse que ninguna fuerza regional pueda frenar a Israel o la violencia de Estados Unidos”. Para Chomsky, el régimen de Tel Aviv supone la peor violencia en la región y Netanyahu trata de blindar su posición belicista atacando a Irán, como si este país actuara como un agresor. Israel ha torpedeado los acuerdos nucleares a través de argumentos “propios de un régimen gobernado por un Primer Ministro hipócrita atrevido y agresivo”
Ante esta realidad hipócrita es una exigencia moral el actuar, para denunciar el trabajo de “limpieza de imagen” del sionismo. Termine toda construcción de asentamientos con colonos extremistas en la Ribera occidental, concluya el apartheid contra Palestina, a impedir que la Franja de Gaza siga convertida en la prisión a cielo abierto más grande del mundo. Detener los crímenes de niños y jóvenes palestinos, la destrucción de cultivos, exigir el retorno de millones de refugiados palestinos. Debemos denunciar la alianza entre Tel Aviv y Riad que traiciona los anhelos de autodeterminación del pueblo palestino. Alentar el combate contra cada soldado y colono que usurpa territorio palestino. Esto, bajo la premisa de la autorización legal y moral de combatir a fuerzas ocupantes con todas las armas con que se cuente.
La unidad contra los crímenes del sionismo comienza por no reconocer ninguna legitimidad en las determinaciones que tome este régimen. Expulsarlo de organizaciones como la ONU, la FIFA, aislarlo internacionalmente a través de la campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones. Acorralar a sus fuerzas a través de la reconquista de territorios como lo ha hecho el Eje de la Resistencia. Dotar a las fuerzas palestinas de los materiales necesarios para su defensa. Golpear al sionismo con todas las armas políticas, diplomáticas, militares y legales de que se disponga. La realidad política de Oriente Medio tiene, en el seno de la ocupación del territorio palestino y los crímenes cometidos contra su pueblo, un polvorín que estalla cada cierto tiempo y que desembocará, más temprano que tarde en un conflicto regional, si no se pone atajo a la política de exterminio impuesto por el sionismo y un gobierno conformado por lo más extremista de la sociedad israelí.
Un gobierno dotado de una política que se parece cada vez más a los métodos del nacionalsionismo que se ejerció contra el propio pueblo judío: limitación en sus movimientos, ocupación de su territorios, ejecuciones ilegales, detenciones arbitrarias, torturas efectuadas en forma metódica y rutinaria, demolición masiva de viviendas, destrucción de bienes, animales y olivares, confinamiento de la población palestina en ghettos y la expulsión de su territorios entre otras medidas punitivas. La Franja de Gaza y Cisjordania hacen recordar el ghetto de Varsovia: un muro que los encierra y limita en sus desplazamientos. Puestos de control militar, bloques de hormigón en las carreteras, zanjas, vallas de tierra, escombros, tierra arrasada, restricciones de movilización , económicas, alimentarias y de energía.
Contra Israel los defensores de la democracia representativa occidental no impulsan bloqueos comerciales, militares o políticos. Contra Israel no se decreta restricción de su espacio aéreo cuando ataca y asesina a la población palestina o incursiona en Siria. Contra Israel no se define una operación multinacional para derrocar un gobierno que reprime y viola los derechos humanos de millones de palestinos. La pregunta que surge frente a la doble moral de los gobiernos occidentales resuena con fuerza ¿Quién es capaz de detener la masacre, por parte de estos gobiernos, entusiastas a la hora de intervenir en Libia, Egipto, Irak. Preparados y unidos para tratar de destruir a Siria e Irak y sin embargo frente a las acciones criminales del régimen israelí callan en forma cómplice? La unidad contra el terrorismo sionista obliga también a denunciar esta doble moral y definir al régimen israelí como lo que es: Un Régimen Nacionalsionista.
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