sábado, 3 de noviembre de 2018

El convidado de piedra a la mesa de Italia y Rusia


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El convidado de piedra a la mesa de Italia y Rusia



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‎«Considero que es muy importante que discutamos con un interlocutor estratégico como la ‎Federación Rusa, necesario para alcanzar soluciones a las principales crisis regionales». Eso declaró el ‎primer ministro italiano Giuseppe Conte en la conferencia de prensa conjunta realizada al final de su encuentro con el presidente ruso Vladimir Putin, el 24 de octubre, en Moscú. Pero, «a pesar de que ‎subsisten las razones que condujeron a las sanciones europeas, instrumento que debe quedar atrás lo más ‎pronto posible», el estado de las relaciones bilaterales entre Italia y Rusia es «excelente». ‎
Esas declaraciones recuerdan las que hizo, en 2016, otro primer ministro [italiano], Matteo Renzi, durante ‎una mesa redonda con el presidente Putin en San Petersburgo: «La expresión “guerra fría” ha quedado ‎fuera de la Historia y de la realidad. La Unión Europea y Rusia deben ser excelentes vecinos.»‎
Diplomáticamente, Moscú cita y divulga esas declaraciones, en un intento por reducir las tensiones. El 25 ‎de octubre, la agencia rusa Sputnik titulaba «Conte en Moscú, la alianza con Rusia cada vez ‎más fuerte» una información donde habla de «visita de 360 grados».
En realidad fue una visita de ‎‎180 grados porque Conte –como Renzi en 2016– se presentó como jefe de gobierno de un país de la ‎Unión Europea, finalizando la visita con varios acuerdos económicos con Rusia. El primer ministro Conte ‎evitó mencionar que Italia es miembro de la OTAN, organización sometida a las órdenes de ‎Estados Unidos, país que el gobierno de Conte considera como un «aliado privilegiado» con el cual ha ‎establecido «una cooperación estratégica, casi un hermanamiento». ‎
A la mesa de conversaciones entre Italia y Rusia estaba sentado por tanto, como convidado de piedra, el ‎‎«aliado privilegiado», cuyos pasos sigue Italia. Por eso no se menciona el hecho que el 25 de octubre –‎aunque el día anterior el primer ministro Conte había calificado de «excelente» el estado de las ‎relaciones bilaterales entre Italia y Rusia– las fuerzas armadas italianas iniciaban el importante ejercicio ‎militar Trident Juncture 2018, dirigido contra Rusia, junto a los demás países de la OTAN y bajo las ‎órdenes de Estados Unidos. En el ejercicio Trident Juncture 2018 desempeñan un papel de primera ‎importancia los mandos y las bases militares que Estados Unidos y la OTAN mantienen en Italia. ‎
También se mantiene en silencio el hecho que el mismo 25 de octubre –justo el día después de que el ‎primer ministro Conte dijera en Moscú que Rusia es un «socio estratégico»– en Bruselas su gobierno ‎participaba en el Consejo del Atlántico Norte, cuyos miembros acusaron unánimemente a Rusia, ‎basándose en «informaciones» proporcionadas por Estados Unidos, de violar en Tratado INF y de ‎asumir «un comportamiento desestabilizador para nuestra seguridad». ‎
El gobierno de Conte respaldaba así, de hecho, el plan estadounidense de salir del Tratado INF y de ‎desplegar nuevamente en Europa –incluyendo a Italia– misiles nucleares [estadounidenses] de alcance ‎intermedio que apuntarán hacia Rusia. Esos misiles se agregarán a las nuevas bombas atómicas B61-12 ‎que Estados Unidos comenzará a desplegar en marzo del año 2020 en Italia, Alemania, Bélgica, los ‎Paises Bajos y probablemente también en otros países de Europa, igualmente como una amenaza ‎contra Rusia. ‎
En la conferencia de prensa, al responder a un periodista, el presidente Putin aclaró a la perfección que los ‎países de Europa que acepten el despliegue en su territorio de los misiles nucleares estadounidense de ‎alcance intermedio pondrán con ello en peligro su propia seguridad ya que Rusia está dispuesta a ‎responder. Conte aseguró que «Italia vive con inquietud ese conflicto y que hará todo lo posible para ‎se mantenga abierta una ventana de diálogo». ‎
A pesar de esa bella declaración diplomática del jefe del gobierno italiano, Italia sigue preparándose para ‎recibir y utilizar –bajo las órdenes de Estados Unidos– las nuevas bombas nucleares [estadounidenses] ‎‎B61-12, con capacidad penetrante, para destruir los búnkeres de los centros de mando de Rusia. ‎
Fuente
Il Manifesto (Italia)

Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio

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