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Chile. El Tarot y la Economía
¿De la astrología o de la política partidista? Mire usted lo que ha ocurrido.
El cartelito instalado sobre el dintel de la puerta principal permitía leer con caridad el tipo de servicio que prestaba el dueño del local: “Se lee el Tarot y se dan recetas cobre Economía”. Luego de leerlo con detenimiento un par de veces, murmuré para mi capote: “habría que analizar ambos servicios para determinar cuál de ellos es más útil”. La cuestión es, amable lector, que ambos –Tarot y Economía– caen en la tierra de lo ‘probable’, según se deduce de la verdadera intención que movía comercialmente a ese locatario, ya que para él los dos servicios ofrecidos pertenecen al insondable mundo de la astrología.
¿De la astrología o de la política partidista? Mire usted lo que ha ocurrido. El actual gobierno tiró sus cartas el año 2018 asegurando que el país estaba de cabeza y él lo colocaría de pie en menos de lo que canta un gallo. Eso auguraba el Tarot de la UDI como también la bola de cristal que utilizan algunos gremios empresariales a la hora de pronosticar comportamientos de la señora Economía. Aunque olvidan (¿o soslayan intencionadamente?) que ella es una ciencia social, por lo tanto no exacta.
Miembros de la grey religiosa del neoliberalismo salvaje, esos creyentes optaron por empujar el carro del sistema más allá de las fronteras, y fue así que Sebastián Piñera se permitió darle consejos –en la mismísima Casa Rosada– al entonces recién electo Mauricio Macri. ¡Había que internacionalizar el ejemplo chileno, el de los Chicago Boys, las AFP’s, Isapres, brecha económica, educación y salud como mesas de negocio, Estado enano auto financiado, privatizaciones a todo dar, recursos naturales entregados a transnacionales, etc.!
Además, eso indicaba el Tarot.
¿Qué recibió Piñera a cambio? Macri lo instruyó en el tono que debería tener el año 2017 la campaña presidencial del actual mandatario chileno, junto con aconsejarle explicitar promesas de gran tamaño y asegurar al electorado que en corto tiempo el país volvería a índices elevados de crecimiento. En suma, la lectura de la campaña de ChileVamos señalaba que con el simple hecho de arribar Tatán a La Moneda, el país crecería como espuma y todos estaríamos felices aplaudiendo nuestro ingreso a la liga de las naciones desarrolladas.
Transcurrieron unos pocos años y la situación de Tatán y Mauricio, los “hermanitos colún, (así los bauticé el 2018 en mi cuenta de tuiter, @artamumu), ha descendido a niveles insospechados. Vea usted estas cifras.
Según la encuesta CADEM, el respaldo a la acción económica del gobierno de Sebastián Piñera ha caído 20 puntos en relación con lo indicado en el año 2018, a la vez que el 75% de los chilenos cree que el país está estancado o retrocediendo, lo que se refleja además en que el rechazo a la gestión de gobierno subió a un 57%.
Hay más. El IMACEC de junio de 2019 (que mide la actividad económica y comercial) fue solamente de 1,3%, muy por debajo incluso de las expectativas más moderadas que habían lenguajeado algunos ministros (Hacienda, Economía, la vocería de gobierno) y varios dirigentes empresariales, lo que ha obligado al presidente rebajar las expectativas a un 3% de crecimiento de la economía chilena para este año 2019. Eso discurseó el primer mandatario a comienzos de agosto… y de seguro lo hizo cruzando los dedos para no fallar… o para que el Tarot de palacio acertara esta vez. Todo mal y cada día peor, pues la última Encuesta de Expectativas Económicas del Banco Central reveló un panorama nada halagüeño para el gobierno respecto de de las proyecciones del PIB 2019, señalando que el crecimiento económico del país será sólo de 2,6%.
A su vez, al otro lado del cerro, allá en Buenos Aires, el gobierno neoliberal macrista –hermano ‘colún’ del nuestro– sufría una verdadera paliza política en el proceso de las PASO (Primerias Abiertas Simultáneas y Obligatorias), ya que sus contendores, los Fernández (peronistas con nombres de Alberto y Cristina), le aventajaron por 15 puntos de diferencia, alcanzando esa dupla opositora un 45%, cifra que en una elección presidencial les llevaría a la Casa Rosada en primera vuelta.
De inmediato, cual reacción mecánica, en La Moneda iniciaron el proceso de “desmarque” con lo acaecido en Argentina, argumentando que allende los Andes están en crisis y acá, en Chilito lindo, estamos con una economía sólida (sic), con un nivel de desempleo ‘aceptable’ y con la inflación controlada (esto de la inflación es una de las principales cartas del Tarot Económico de la derecha, algo así como “el ahorcado”, en el otro tarot).
Sin embargo, una vez que las cartas del tarot fueron recogidas y guardadas en el velador, Piñera pareció aterrizar en la realdad, manifestando con tono apesadumbrado que “lo de Argentina nos va a afectar”, cuestión que llegó como un agregado de su propia declaración días antes respecto de la guerra comercial EEUU-China, y de la inefable solicitud hecha por su ministro de Hacienda, Felipe Larraín, a un grupo de monjas respecto a que rezaran para que esa terminase pronto.
Ya no se habla en palacio de los “tiempos mejores”… ahora el nuevo verbo se conjuga como “tiempos difíciles”. La sequía y el cambio climático que estraga la agricultura, el aumento del desempleo, los líos no resueltos en la educación, el aumento de los niveles de delincuencia, el alto endeudamiento del 55% de los chilenos, el delicado asunto de los migrantes, los fracasos gubernativos en la presentación de sus proyectos de ley considerados emblemáticos, son indicadores de cuán tambaleante se encuentra la derecha con miras a las elecciones edilicias, parlamentarias y presidencial a realizarse en los próximos dos años.
No ha de faltar el fiel seguidor de este gobierno que se cuelgue de la nunca bien ponderada Economía diciendo que “todo está en manos del mercado; el mercado se encargará”, pues no podrá ya convencer a nadie con esa oración neoliberal, ya que el mentado ‘mercado’ no es un ente que tenga pensamiento, opinión y movimiento propio.
Al ‘mercado’ lo mueve y lo utiliza un conjunto de individuos económicamente poderosos y lo hacen en su personal y exclusivo beneficio. Esas personas no se dejan guiar por tarot alguno.
El cartelito instalado sobre el dintel de la puerta principal permitía leer con caridad el tipo de servicio que prestaba el dueño del local: “Se lee el Tarot y se dan recetas cobre Economía”. Luego de leerlo con detenimiento un par de veces, murmuré para mi capote: “habría que analizar ambos servicios para determinar cuál de ellos es más útil”. La cuestión es, amable lector, que ambos –Tarot y Economía– caen en la tierra de lo ‘probable’, según se deduce de la verdadera intención que movía comercialmente a ese locatario, ya que para él los dos servicios ofrecidos pertenecen al insondable mundo de la astrología.
¿De la astrología o de la política partidista? Mire usted lo que ha ocurrido. El actual gobierno tiró sus cartas el año 2018 asegurando que el país estaba de cabeza y él lo colocaría de pie en menos de lo que canta un gallo. Eso auguraba el Tarot de la UDI como también la bola de cristal que utilizan algunos gremios empresariales a la hora de pronosticar comportamientos de la señora Economía. Aunque olvidan (¿o soslayan intencionadamente?) que ella es una ciencia social, por lo tanto no exacta.
Miembros de la grey religiosa del neoliberalismo salvaje, esos creyentes optaron por empujar el carro del sistema más allá de las fronteras, y fue así que Sebastián Piñera se permitió darle consejos –en la mismísima Casa Rosada– al entonces recién electo Mauricio Macri. ¡Había que internacionalizar el ejemplo chileno, el de los Chicago Boys, las AFP’s, Isapres, brecha económica, educación y salud como mesas de negocio, Estado enano auto financiado, privatizaciones a todo dar, recursos naturales entregados a transnacionales, etc.!
Además, eso indicaba el Tarot.
¿Qué recibió Piñera a cambio? Macri lo instruyó en el tono que debería tener el año 2017 la campaña presidencial del actual mandatario chileno, junto con aconsejarle explicitar promesas de gran tamaño y asegurar al electorado que en corto tiempo el país volvería a índices elevados de crecimiento. En suma, la lectura de la campaña de ChileVamos señalaba que con el simple hecho de arribar Tatán a La Moneda, el país crecería como espuma y todos estaríamos felices aplaudiendo nuestro ingreso a la liga de las naciones desarrolladas.
Transcurrieron unos pocos años y la situación de Tatán y Mauricio, los “hermanitos colún, (así los bauticé el 2018 en mi cuenta de tuiter, @artamumu), ha descendido a niveles insospechados. Vea usted estas cifras.
Según la encuesta CADEM, el respaldo a la acción económica del gobierno de Sebastián Piñera ha caído 20 puntos en relación con lo indicado en el año 2018, a la vez que el 75% de los chilenos cree que el país está estancado o retrocediendo, lo que se refleja además en que el rechazo a la gestión de gobierno subió a un 57%.
Hay más. El IMACEC de junio de 2019 (que mide la actividad económica y comercial) fue solamente de 1,3%, muy por debajo incluso de las expectativas más moderadas que habían lenguajeado algunos ministros (Hacienda, Economía, la vocería de gobierno) y varios dirigentes empresariales, lo que ha obligado al presidente rebajar las expectativas a un 3% de crecimiento de la economía chilena para este año 2019. Eso discurseó el primer mandatario a comienzos de agosto… y de seguro lo hizo cruzando los dedos para no fallar… o para que el Tarot de palacio acertara esta vez. Todo mal y cada día peor, pues la última Encuesta de Expectativas Económicas del Banco Central reveló un panorama nada halagüeño para el gobierno respecto de de las proyecciones del PIB 2019, señalando que el crecimiento económico del país será sólo de 2,6%.
A su vez, al otro lado del cerro, allá en Buenos Aires, el gobierno neoliberal macrista –hermano ‘colún’ del nuestro– sufría una verdadera paliza política en el proceso de las PASO (Primerias Abiertas Simultáneas y Obligatorias), ya que sus contendores, los Fernández (peronistas con nombres de Alberto y Cristina), le aventajaron por 15 puntos de diferencia, alcanzando esa dupla opositora un 45%, cifra que en una elección presidencial les llevaría a la Casa Rosada en primera vuelta.
De inmediato, cual reacción mecánica, en La Moneda iniciaron el proceso de “desmarque” con lo acaecido en Argentina, argumentando que allende los Andes están en crisis y acá, en Chilito lindo, estamos con una economía sólida (sic), con un nivel de desempleo ‘aceptable’ y con la inflación controlada (esto de la inflación es una de las principales cartas del Tarot Económico de la derecha, algo así como “el ahorcado”, en el otro tarot).
Sin embargo, una vez que las cartas del tarot fueron recogidas y guardadas en el velador, Piñera pareció aterrizar en la realdad, manifestando con tono apesadumbrado que “lo de Argentina nos va a afectar”, cuestión que llegó como un agregado de su propia declaración días antes respecto de la guerra comercial EEUU-China, y de la inefable solicitud hecha por su ministro de Hacienda, Felipe Larraín, a un grupo de monjas respecto a que rezaran para que esa terminase pronto.
Ya no se habla en palacio de los “tiempos mejores”… ahora el nuevo verbo se conjuga como “tiempos difíciles”. La sequía y el cambio climático que estraga la agricultura, el aumento del desempleo, los líos no resueltos en la educación, el aumento de los niveles de delincuencia, el alto endeudamiento del 55% de los chilenos, el delicado asunto de los migrantes, los fracasos gubernativos en la presentación de sus proyectos de ley considerados emblemáticos, son indicadores de cuán tambaleante se encuentra la derecha con miras a las elecciones edilicias, parlamentarias y presidencial a realizarse en los próximos dos años.
No ha de faltar el fiel seguidor de este gobierno que se cuelgue de la nunca bien ponderada Economía diciendo que “todo está en manos del mercado; el mercado se encargará”, pues no podrá ya convencer a nadie con esa oración neoliberal, ya que el mentado ‘mercado’ no es un ente que tenga pensamiento, opinión y movimiento propio.
Al ‘mercado’ lo mueve y lo utiliza un conjunto de individuos económicamente poderosos y lo hacen en su personal y exclusivo beneficio. Esas personas no se dejan guiar por tarot alguno.
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