El nuevo presidente de Irán: “todos estarán contentos”
Foto: EPA
En la votación del 14 de junio este reunió más
del 50 % de votos, dejando muy lejos a los demás postulantes. Unos
llaman a Rouhani “moderado”, otro “reformador”. Los terceros lo incluyen
en el grupo de “conservadores ordenados”. El propio clérigo de sesenta y
cuatro años se considera a sí mismo “centrista pragmático”. Cualquier
que sea el epíteto que se le dé, una cosa está clara: Hassan Rouhani es
un maestro de compromisos. Caracterizó su elección como “una victoria de
sabiduría, moderación y madurez sobre el extremismo”.
Uno de los primeros en felicitar a Hassan Rouhani. con motivo de su victoria electoral ha sido el presidente de Rusia, Vladímir Putin.
Ha expresado la seguridad de que la actividad del nuevo jefe de la
República Islámica de Irán propiciará la prosperidad del pueblo amigo y
el sucesivo fortalecimiento de las relaciones ruso-iraníes. Moscú, por
su parte, está dispuesto a mantener y desarrollar la cooperación.
Es
poco probable que Rouhani haya podido recoger tantos votos si no
prometiera a los conservadores robustecer el Estado islámico, a los
moderados volverlo avanzado y a los liberales garantizar la creación de
una sociedad civil. Incluso trazar una Carta de Libertades Ciudadanas.
Al decir que bajo su dirección “todos estarán contentos”, Rouhani se
garantizó el apoyo de tan amplio espectro de la ciudadanía que sus
rivales perdieron toda posibilidad de victoria.
Washington
se ha limitado a constatar protocolarmente el hecho de su victoria y ha
expresado su disposición a colaborar directamente con la nueva
dirigencia en la regularización del “problema nuclear de Irán”. Pero,
justo en ello pueden emerger dificultades, pese a la aparente
“complacencia” y la “línea pro-occidental” de Rouhani. Durante varios
años él encabezó las delegaciones de Irán en las negociaciones sobre el
programa nuclear de su país. Pero en Irán, donde la última palabra
pertenece al alto clero, el presidente no puede hacerlo todo.
El
programa nuclear de Irán es cuestión del orgullo nacional de sus
habitantes. Teherán no se propone renunciar a este bajo cualquier
presidente, asevera Igor Pankratenko, director de la revista Irán contemporáneo.
—Otra
cuestión es la velocidad de los pasos que da Irán para desplegar su
programa nuclear. En esto Rouhani, claramente, ocupa una postura más
moderada. Ellos, los iraníes, prefieren hacerlo todo con sus propias
fuerzas y esperan que en el átomo pacífico cuenten con la ayuda de
Rusia. Ayuda en la construcción de centrales electronucleares.
El
nuevo presidente del país es uno de los partidarios cercanos del imam
Jameneí, jefe de la revolución contra el sha en 1979. Durante veinte
años era diputado al parlamento nacional, durante dieciséis años ejerció
el cargo de presidente del Consejo Supremo de Seguridad Nacional.
Inmediatamente
después de anunciados los resultados de la votación, Teherán se llenó
de muchos miles de iraníes alegres que celebraban el “cambio de
régimen”. Ocho años de presidencia del conservador Ahmadinejad cansaron
a la gente. Bajo su dirección las relaciones con Occidente llegaron a
su máxima tensión. Rouhani, por su parte, prometió cooperar
constructivamente con Occidente, articular con el relaciones y lograr el
levantamiento de las sanciones económicas. Dijo estar dispuesto hacer
compromisos con Occidente en aras de la anulación de las sanciones
económicas contra Irán, pero siempre y cuando “se observen los intereses
nacionales”.
Los expertos rusos dicen que hay que
esperar hasta que Rouhani dé los primeros pasos y después juzgar sobre
la veracidad de sus promesas. En Irán, como siempre, hay que ver los
hechos y no fiarse de palabras. A la votación en Irán se admiten tan
solo candidatos aprobadas por el clero.
Israel
reaccionó de la manera más sombría y pronosticada a la elección de un
presidente reformador. El presidente electo, declaró el Ministerio de
Exteriores de Israel, fue nominado por ayatolá Ali Jameneí, quien
descalificó a los candidatos que no aceptan sus opiniones extremistas.
De modo que en este sentido no se prevé mejoramiento alguno.
vs/mo
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