lunes, 17 de junio de 2013

Obama en Belfast

Obama en Belfast

Obama en Belfast

Barack Obama ha pedido hoy en Belfast el derribo de los noventa y nueve muros que aún dividen a protestantes y católicos.

En su primera visita a Irlanda del Norte para asistir a la cumbre del G-8, el presidente norteamericano ha dado un discurso de "reconciliación" en el Centro Waterfront, acompañado de Michelle Obama y sus dos hijas y ante una audiencia de dos mil personas entre las que han abundado los niños.
Obama ha realzado "el esfuerzo del pueblo, de frente, de Irlanda del Norte para avanzar hacia la paz y la prosperidad" desde el Acuerdo del Viernes Santo de 1998, pero ha destacado al mismo tiempo el "trabajo duro" que queda por hacer para estrechar los lazos entre las dos comunidades, incluido el derribo de los 99 muros que segregan a las dos comunidades a lo largo de más de veinte kilómetros.
El presidente ha recordado la labor mediadora de EEUU durante el arduo proceso de paz y ha hecho mención obligada a sus ancestros irlandeses, tres años después de su visita a Moneygall, la localidad a ciento treinta kilómetros de Dublín de la que proceden sus ancestros maternos.
Recordando a Clinton
Obama se ha referido hoy a la caída de los muros como el paso necesario y definitivo hacia la reconciliación, en un mensaje similar al que trajo Hillary Clinton hace algo menos de un año y en la antesala del apretón histórico de manos entre la reina Isabel II y el viceprimer ministro de Irlanda del Norte y líder del Sinn Féin, Martin McGuiness.
El presidente parafraseó a Yates, recordando cómo el proceso de paz es largo y tortuoso. "La paz consiste en derribar los muros que existen en nuestras mentes y nuestros corazones", dijo. "Los políticos, a veces, nos dedicamos a seguir más que a liderar", concluyó a modo de autocrítica. "Es a vosotros, los jóvenes, a quienes os corresponde empujarnos en la dirección correcta".
Y prosiguió: "Habéis elegido la paz y eso ha dado esperanza al mundo. Pero todavía queda mucho trabajo por hacer y hay quienes aún no están convencidos de que merezca la pena el esfuerzo. Hay heridas que aún no han sanado y muros que siguen en pie".
"Pero Belfast es una ciudad distinta", apuntó, en un mensaje claramente dirigido a la gente joven y precedido del breve discurso de la niña Hannah Nelson. "Necesitamos que lo hagais bien y que deis ejemplo. El mundo se pregunta cuál será vuestro siguiente paso".
La oportunidad de Cameron

El primer ministro británico, David Cameron, aprovechará la celebración del G-8 y la visita histórica de Obama a Irlanda del Norte para impulsar el proceso de reconciliación y fijar la meta de 2030 para el derribo de los muros, construidos para evitar las agresiones directas entre 'unionistas' y 'republicanos', como las ocurridas hace apenas seis meses durante la 'guerra de las banderas' por la retirada de la Union Jack del Ayuntamiento de Belfast.
"Yo crecí en Belfast antes de que se levantaran los muros, pero las últimas dos generaciones han crecido entre ellos y lo ven como algo normal", reconoce Joe O'Donnell, exvicealcalde de la capital norirlandesa y primer concejal católico (por Sinn Féin) del conflictivo este de la ciudad.
"Tengo sesenta y dos años y he vivido también muy de cerca los peores momentos de The Troubles, cuando media ciudad se enfrentaba con la otra media en las calles", admite O'Donnell. "Yo también aspiro a derribar algún día todos esos muros, pero aún nos queda bastante por hacer. Antes que nada hay que derribar los muros mentales".
O'Donnell dirige ahora el Proyecto Interface de Belfast, que trabaja con cincuenta comunidades locales intentando promover la aceptación, el entendimiento y el intercambio entre protestantes y católicos. Pese a todo el camino avanzado desde el Acuerdo de Viernes Santo, los muros han seguido surgiendo por doquier. Y lo que es peor, la gente los sigue considerando "necesarios".
Según un sondeo de 2011, el 78 % de los norirlandeses querría derribar las así llamadas "líneas de la paz" (un eufemismo al más puro estilo orwelliano). Pero el 69 % de los residentes que viven en las zonas "limítrofes" de barrios católicos y protestantes siguen considerando las barreras como "necesarias" para garantizar su seguridad.
Cumbre del G-8
A primera hora de la tarde, Obama partirá hacia la localidad de Enniskillen, donde mantendrá dos encuentros bilaterales (con Cameron y con el presidente ruso, Vladímir Putin) centrados en el conflicto de Siria y en el contexto de la cumbre del G-8 que concluirá el martes por la noche.
Michelle Obama partirá con sus dos hijas hacia Dublín, donde visitará una exposición dedicada a los antepasados irlandeses del presidente. La primera dama también asistirá a un espectáculo de danza irlandesa, Riverdance, junto a Fionnuala Kenny, esposa del primer ministro irlandés, Enda Kenny. Acabada la cumbre del G-8, la familia Obama se reencontrará en Berlín, la ciudad sin muros. Elmundo

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