La nueva crisis podrá llegar desde China
Foto: EPA
(La Voz de Rusia) Junto con los informes acerca del potencial
económico del gigante asiático, aumentan las publicaciones sobre el
agotamiento económico de China. No en vano, la agencia Fitch destaca que
el sistema bancario chino está fuera de control y bajo presión, ya que
los prestatarios tienen dificultades para refinanciar deudas a corto
plazo. Los expertos confirman que Pekín tiene problemas pero señalan que
cuenta con un mayor número de herramientas para solucionarlos en
comparación con los países desarrollados.
Ultimamente
China es considerada como una locomotora del crecimiento económico
mundial. Si la economía del gigante asiático colapsa, será un impulso
para una nueva ola de la crisis global. Mientras tanto, no faltan
motivos de preocupación. Recientemente el Banco Central de China provocó
pánico en los mercados de divisas al restringir suministro de liquidez.
Esta decisión disparó la semana pasada los tipos de interés de los
préstamos entre entidades financieras. El experto del Instituto ruso de
Desarrollo, Nikita Máslennikov, comenta:
–El sector
financiero de China está atravesando un momento muy complicado. En las
últimas dos semanas se conjeturó una crisis de liquidez, provocando que
el tipo de interés interbancario para préstamos a un día en China se
haya disparado a más del 25 %. Muchos observadores llegaron a comparar
la situación en los sectores bancario y financiero del país con lo que
ocurrió en 2008 en torno al banco estadounidense Lehman Brothers.
El
gobierno chino no tardó en tomar medidas para paliar la situación
inyectando liquidez en algunas entidades financieras. Pero los expertos
están convencidos de que este incidente pone de manifiesto problemas
sistémicos.
Ya en 2011 los analistas chinos reconocían
que la situación en el mercado inmobiliario en su país se asemejaba a la
estadounidense en vísperas de la crisis. No es el único síntoma. Un
crecimiento rápido dio lugar a muchos desequilibrios estructurales en la
economía y el ámbito social que tardarán años en ser ajustados. Se debe
a que el crecimiento económico durante mucho tiempo venía apoyándose en
inversiones en lugar del consumo, apunta el experto de la Academia rusa
de las Ciencias, Yákov Berguer:
–Este es el
principal problema de la economía china – que las tasas de crecimiento
se mantienen altas gracias a las inyecciones de dinero. Pero esto
conduce a toda una serie de consecuencias desagradables. Una de ellas es
el problema de exceso de capacidad de producción”.
Esta
“enfermedad” ya ha afectado el sector de construcción, la industria
siderúrgica y de alta tecnología. Mientras el modelo de crecimiento
impulsado por el crédito claramente se está derrumbando. Pero no es lo
más grave. El principal recurso de China, la mano de obra barata, ya no
aporta tantos “dividendos”. Los ingresos de los hogares chinos están
creciendo y los países vecinos como Indonesia o Vietnam ya ofrecen a las
empresas multinacionales precios mejores.
Desde que
estalló la crisis las empresas del gigante asiático han disminuido
notablemente el volumen de las exportaciones. Sus principales
compradores – Estados Unidos y Europa – están intentando animar su
propia industria y el consumo de producto nacional. Mientras Pekín, que
debería hacer lo mismo, hasta el momento no ha avanzado mucho en este
aspecto.
Aunque China se está enfrentando a unos
problemas estructurales, también dispone de unas herramientas anticrisis
más potentes comparando con las economías más desarrolladas, cree el
experto del Instituto ruso de Economía Mundial, Serguéi Afóntsev:
–Es
verdad que la economía china está “recalentada” y hay peligro de que
surja una burbuja inmobiliaria. Pero todos comprendemos que el mecanismo
de la toma de decisiones en materia de la política económica en este
país asiático es muy diferente del que funciona en Europa y EEUU. Pekín
cuenta con un amplio arsenal de medidas que le permiten mantener la
situación bajo control.
Los economistas aseguran
que los problemas actuales de China no tienen porque conducir al
colapso. Hasta ahora Pekín ha conseguido mantener altas tasas de
crecimiento a pesar de la crisis global. Pero al mismo tiempo los
analistas coinciden en que las autoridades chinas deberán realizar unas
reformas “dolorosas” destinadas, en particular, a disminuir
exportaciones y desarrollar el consumo interno. Esto permitirá evitar
una crisis pero habrá que olvidarse de las tasas de crecimiento de 10 %
anuales.
ap/kg/er
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