A las afueras de Moscú de nuevo rugieron los motores de los tanques
Foto: La Voz de Rusia
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Estas actividades militares transcurren estos
días (13 y 14 de julio) no lejos del conjunto conmemorativo de los 28
héroes de Panfílov, caídos durante la defensa de Moscú.
Un
tanque T-38, perteneciente al Ejército Rojo, queda destruido al
explotar una mina… No se consigue salvar a sus tripulantes, los nazi los
ametrallan, mientras que a lo lejos se escuchan estallidos y las casas
son pasto de las llamas. Los soldados alemanes desarrollan la ofensiva,
mientras que las tribunas encolerizadas e indignadas los silban. La
reconstrucción de uno de los combates reales de 1941 a las afueras de
Moscú reunió a miles de personas entre participantes y espectadores. En
este show bélico participaron unos ochenta clubes histórico-militares,
casi un centenar de máquinas de guerra, incluyendo quince tanques, de
modo que el combate resultó impresionante.
Maxim, el
comandante de ese mismo tanque destruido, llegó desde Ekaterimburgo para
participar en el festival. En su ciudad natal hace ya trece años que
asiste a un club de historia y participa en las más diversas
reconstrucciones de episodios de la Gran Guerra Patria. Una de las
condiciones básicas de la veracidad de los hechos es no solo interpretar
un papel, sino vivirlo, asegura el joven. Y por eso todo debe
asemejarse lo máximo posible a la realidad:
—En
1941, cuando Alemania atacó sorpresivamente la Unión Soviética,
cualquier máquina de guerra entraba en acción. Por ejemplo, tanques como
éste – el T-38. Si usted se fija en la torreta verá señales de balas y
las fisuras que dejaron los combates. La torreta del tanque realmente
estuvo en medio del fragor de aquella guerra. El propio tanque fue
ensamblado con piezas originales reparadas en un museo militar de las
afueras de Moscú. De modo que nuestro tanque es un símbolo de los
combates de 1941, en los que participaban tanques ligeros y medianos.
Después
de hacer el servicio militar en el Ejército ruso, Alexéi Yani, ahondó
en el estudio no solo de la Segunda Guerra Mundial, sino también de las
tropas alemanas nazi de la Wehrmacht. Hoy es el presidente del Club
histórico-militar Deutschland y en las reconstrucciones de los episodios
militares combate del lado de los ocupantes. Alexéi reconoce que desde
el punto de vista de investigador abrió muchas cosas nuevas para sí
mismo.
—En
el ejército alemán nada era tal cual yo estaba acostumbrado y sabía por
nuestro ejército. Cuando empecé a ocuparme de esto con frecuencia
descubría las diferencias que existían entre estos dos ejércitos. El
uniforme y el equipamiento de los alemanes presentaban muchos matices.
Ellos eran muy astutos y a menudo no lograba comprender para qué
complicaban tanto las cosas. Y esto despertaba en mí un interés aún
mayor. Pero, dicho sea de paso, la disciplina y el adiestramiento tienen
mucho de parecido. Los alemanes tienen una disciplina férrea y un
adiestramiento peculiar, a diferencia, por ejemplo, de los ejércitos
inglés o norteamericano, donde todo es más garboso.
Muchos
participantes de los clubes históricos para compenetrarse plenamente
con el papel y el tiempo de los hechos incluso hablan en la lengua de
sus personajes: si es alemán – únicamente en alemán, si es un
representante de las tropas aliadas entonces hablan en inglés. De esta
manera uno comprende mejor los hechos y vive esa historia, afirman los
participantes de la reconstrucción. Serguéi Isáev recién empieza a
estudiar el inglés. El niño de once años necesita dominar el inglés no
solo para una futura carrera exitosa. Él y su padre participan en la
reconstrucción de las acciones de los comandos británicos de las tropas
aliadas. A la par con los adultos, el niño participa plenamente en las
operaciones bélicas:
—Con
papá hace mucho que venimos a este club. Él me traía y a mí me
resultaba muy interesante. Papá me compró un verdadero uniforme a
medida. Yo llevo los proyectiles hasta los morteros. La primera vez
tenía mucho miedo, porque contienen pólvora y muchas sustancias
explosivas. Pero a las explosiones y a los tanques no les tengo miedo. Y
cuando crezca seguiré con este hobby y estaré a cargo de mis morteros.
A
las afueras de Moscú vinieron a ver la reconstrucción de los combates
no solo aquellos que saben de la guerra a través de los libros y las
películas, sino también los veteranos. Pese a que el Teniente General
Alexéi Fomin carga sobre sus espaldas el trabajo en la clandestinidad,
muchos combates encarnizados, la pérdida de seres queridos y amigos, y
hasta las penurias de un campo de concentración en Lituania, está
dispuesto a recordar una y otra vez la guerra solo para que otros no se
olviden de ella:
—El
alma quiere recordar. Era muy difícil. Entonces la gente moría por la
Patria. Nací en 1927. Fui a combatir desde el primer día de la guerra.
En marzo de 1941 cumplí catorce años y en abril ingresé a la Unión de
Juventudes Comunistas. Cuando empezó la guerra, tras la intervención de
Stalin del 3 de junio, a los jóvenes comunistas nos reunieron y nos
dijeron que a partir de ahora dejamos de ser niños y somos soldados.
Desde entonces comenzó mi guerra.
El veterano
está seguro de que este tipo de reconstrucciones de episodios de la
guerra es necesario, aunque sea para contar a la joven generación del
país la verdad sobre la Gran Guerra Patria, para infundir en ellos el
sentimiento amor a su Patria.
mj/as
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