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En Jalisco las playas pertenecen a empresarios, ex políticos y narcotraficantes
Redacción Revolución
(05 de abril, 2016).- La playas jalicienses pertenecen
a empresarios, principalmente extranjeros, banqueros, políticos y
narcotraficantes; uno es el caso del cerro de El Salatillo conocido como
Costa Careyes, zona donde el ex banquero italiano Gian Franco Brignone
desde el año 1968 compró 12 kilómetros de la costa, donde ofrece
servicios de hospedaje de primer nivel, tres campos de polo, praderas de
entrenamiento, pista de salto para caballos.
En 2011 Franco Brignone obtuvo la autorización de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para ampliar su territorio a 451 hectáreas, pese a que el proyecto turístico fue calificado como incompatible con el equilibrio natural de la región que colinda con la biosfera Chamela-Cuixmala, denunció el Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Con la compra de la playa jaliciense se vino la ola de privatización de las demás playas, lo cual beneficia sólo al capital privado y perjudicó a los ejidatarios, comunitarios, pescadores y palaperos.
Otro caso es el exclusivo campo de golf que se encuentra en medio de mil hectáreas de selva tropical perteneciente a Roberto Hernández, ex propietario de Banamex, la cual fue privatizada desde 1993; así como la mansión que se encuentra sobre un acantilado en la Costa Alegre, perteneciente a Arturo Montiel, ex gobernador del Estado de México.
Jesús González Gallo, ex gobernador de Jalisco, obtuvo también en 1993 una concesión de 266 hectáreas en Divisadero de Tenacatita donde afectó a los comerciantes de la playa que vendían mariscos desde hace 30 años, destruyó sus palapas con ayuda de los elementos de seguridad estatal. En 2013 se “reabrió” Tenacatita pero permanece vigilado por guardias privados que impiden el paso.
En la Cruz Loreto, norte de Puerto Vallarta, grupos delincuenciales se apropiaron de la playa a través de uno de los hoteles más exclusivos, con un costo por noche de mil dólares, el cual fue cerrado por la Procuraduría General de la República cuando el Estados Unidos denunció que pertenecía al cártel Jalisco Nueva Generación.
Otras playas privatizadas son Careyitos, El Negrito, El Paraíso, Teopa, las cuales están repletas de los hoteles de lujo y sólo permiten el paso de huéspedes y empleados.
Muchos de los dueños extranjeros de las playas son ocultados bajo empresas “mexicanas” como Operadora Chamela, Costa Chamela Corp, Imágenes y Espectáculos de Lujo, Axolotl Inmobiliaria, Pez Globo, Inmobiliaria Rodenas o Impulsora Chamela.
Con información de La Jornada
En 2011 Franco Brignone obtuvo la autorización de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para ampliar su territorio a 451 hectáreas, pese a que el proyecto turístico fue calificado como incompatible con el equilibrio natural de la región que colinda con la biosfera Chamela-Cuixmala, denunció el Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Con la compra de la playa jaliciense se vino la ola de privatización de las demás playas, lo cual beneficia sólo al capital privado y perjudicó a los ejidatarios, comunitarios, pescadores y palaperos.
Otro caso es el exclusivo campo de golf que se encuentra en medio de mil hectáreas de selva tropical perteneciente a Roberto Hernández, ex propietario de Banamex, la cual fue privatizada desde 1993; así como la mansión que se encuentra sobre un acantilado en la Costa Alegre, perteneciente a Arturo Montiel, ex gobernador del Estado de México.
Jesús González Gallo, ex gobernador de Jalisco, obtuvo también en 1993 una concesión de 266 hectáreas en Divisadero de Tenacatita donde afectó a los comerciantes de la playa que vendían mariscos desde hace 30 años, destruyó sus palapas con ayuda de los elementos de seguridad estatal. En 2013 se “reabrió” Tenacatita pero permanece vigilado por guardias privados que impiden el paso.
En la Cruz Loreto, norte de Puerto Vallarta, grupos delincuenciales se apropiaron de la playa a través de uno de los hoteles más exclusivos, con un costo por noche de mil dólares, el cual fue cerrado por la Procuraduría General de la República cuando el Estados Unidos denunció que pertenecía al cártel Jalisco Nueva Generación.
Otras playas privatizadas son Careyitos, El Negrito, El Paraíso, Teopa, las cuales están repletas de los hoteles de lujo y sólo permiten el paso de huéspedes y empleados.
Muchos de los dueños extranjeros de las playas son ocultados bajo empresas “mexicanas” como Operadora Chamela, Costa Chamela Corp, Imágenes y Espectáculos de Lujo, Axolotl Inmobiliaria, Pez Globo, Inmobiliaria Rodenas o Impulsora Chamela.
Con información de La Jornada
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