Artículo anterior del 6 de Abril de 2017
Hace
sólo un par de días la mayor parte de los medios occidentales se vieron
comprometidos activamente en una nueva campaña propagandística,
acusando de “otro” ataque con gas al gobierno de Damasco cometido en la
ciudad siria de Khan Sheikhun en la provincia norteña de Idlib, que
permanece bajo el control del grupo terrorista afín a Al Qaeda, Jabhat
Fatah al-Sham. El grupo era conocido formalmente como Jabhat al-Nusra
antes de ser rebautizado por sus patrocinadores extranjeros. De acuerdo
con los informes distribuidos por los medios occidentales, los ataques
de gas en la ciudad de Khan Sheikhun dieron como resultado la muerte de
hasta unas 100 personas debido a la asfixia e intoxicación de gas
severa.
Una vez que se publicaron estas alegaciones, losEstados
Unidos, Gran Bretaña y Francia distribuyeron inmediatamente un
proyectode resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU destinado a
condenar aDamasco por el presunto ataque químico. Al mismo tiempo,
como ha ocurrido en varias ocasiones antes, la Casa Blanca estaba
actuando en base a una premisa sin exigir ningún tipo de verificación de
tales reclamaciones. Tanto el presidente de EEUU Donald Trump como la
secretaria de Estado Rex Tillerson afirmaron que la responsabilidad del
uso de armas químicas en la provincia de Idlib era exclusivamente del
presidente sirio Bashar al-Assad, a pesar de que el Pentágono reconoció
que no posee ninguna información para asignar tal culpa, como ha dicho,
en particular, el jefe del Comando de Movilidad Aérea de los EE.UU., el
general Carlton D. Everhart.
En
sintonía con la posición de Washington, una serie de acusaciones
similares expresó el Representante del Reino Unido ante la ONU, Matthew
Rycroft, que parece estar convencido de que “la culpa es del presidente
Assad”.
Sin
embargo, si tratamos de rastrear estas acusaciones de vuelta a su
fuente original, podemos descubrir que fueron liberadas inicialmente por
el llamado Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en
Londres, no Siria, que es ampliamente conocido por su compromiso con los
especiales intereses Occidentales y que se nutre de los fondos
recibidos por los servicios especiales estadounidenses y
británicos. Después de todo, si de verdad defiende los derechos humanos
al margen de cualquier interés el llamado “observatorio” ¿por qué opta
por guardar silencio sobre la matanza masiva de la población civil de
Irak y Siria, cuando son los Estados Unidos y otros miembros de la OTAN matan a civiles en ataques aéreos?
Mucho
se ha dicho acerca de los repetidos intentos de asignar la culpa de los
ataques con gas en Siria a Damasco. Entre otros, tales investigaciones
han sido realizadas por periodistas franceses, que han conseguido
exponer no sólo la huella de los servicios especiales norteamericanos en
casos similares, sino también las huellas de sus propios colegas franceses.
Los
detalles del plan criminal occidental destinado a la caída del gobierno
sirio ha sido recientemente descubierto por una edición libanesa del Middle East Panorama. En
particular, este medio de comunicación publicó la información recibida
acerca de una trama criminal contra Siria que fue preparada por los
servicios especiales de varios países, entre ellos los de Arabia
Saudita, Qatar, Bahrein, Turquía, Israel, Francia, Reino Unido y Estados
Unidos, el cual continúa proporcionando apoyo logístico a varios grupos
terroristas dentro de Siria. La última reunión de los representantes de
los organismos de inteligencia antes mencionados, donde el plan para
incriminar al gobierno sirio para el uso de armas químicas, estaba en un
campamento del ejército israelí en el interior del territorio ocupado
de los Altos del Golán. En la reunión también asistieron los líderes de
una serie de grupos terroristas.
En
cuanto a los acontecimientos que tuvieron lugar el 4 de abril en las
proximidades de Idlib, las autoridades sirias ya han anunciado que no
había ninguna posibilidad de que sus fuerzas tomaran parte en este
delito. Según Rusia, la Fuerza Aérea Siria llevó a cabo una serie de ataques contra un gran depósito de municiones cerca de Khan Sheikhun
controlado por terroristas. Resultó que este almacén se utiliza como un
taller para la producción de minas terrestres llenas de sustancias
venenosas. Una vez producida en grandes cantidades, esas municiones
serían utilizadas por los militantes contra las fuerzas gubernamentales
sirias e iraquíes.
Por
supuesto, la verdad una vez más triunfará. Sin embargo, uno no puede
dejar de notar que se hizo otro intento de exacerbar el conflicto sirio
con el uso de diversas fuentes de propaganda occidentales. A las fuerzas
políticas en este mundo les importa bien poco el sufrimiento que le ha
supuesto al pueblo sirio desde hace años gracias a los intereses
especiales occidentales depositados en la región. Es imperativo que la
comunidad internacional reconozca que tales medidas son inaceptables
cuando se están realizando intentos serios de conciliar a las partes en
medio del conflicto sirio en las conversaciones de Ginebra.
Fuente: Jean Perier, NEO
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