sábado, 6 de octubre de 2018

¿Peña se va a Atlacomulco en lugar de a la cárcel?


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¿Peña se va a Atlacomulco en lugar de a la cárcel? 

 

 

Autor: Álvaro Cepeda Neri *

I. En la historia mexicana han renunciado presidentes, los han asesinado y hasta lo fueron por unos días o meses. Pero sólo Antonio López de Santa Anna –el cojo apodado 15 uñas, aunque en realidad tenía 14, pues le faltaba un dedo de la mano derecha– fue acusado por el presidente Benito Juárez de los males causados a la nación y fue desterrado, no a donde siempre se iba –su hacienda de Manga de Clavo en su natal Veracruz– sino fuera del país. Fue Santana Anna un vil canalla que, con sus cómplices (el clero, los ricos, los gachupines y los traidores), dispuso de la mitad del territorio para llevarse los dólares que le dieron los Donald Trump de entonces. Luego vinieron presidentes que no llegaron a lo que el presidente electo Andrés Manuel López Obrador ha clasificado como transformaciones: con Hidalgo-Morelos, Juárez y la Generación de la Reforma, Madero con Lázaro Cárdenas. Pasa por alto al porfirismo, arreglando la historia a su leal entender, para ubicar su arribo a la presidencia como la inauguración de la cuarta transformación. Cuestión de interpretación.
II. Así, Juárez por sobre todas las cosas y Porfirio Díaz a pesar de todo, pues logró una profunda transformación antidemocrática y dejó huella de sus logros; aunque su autoritarismo y represión causaron la Revolución de 1910-1917. Y a reserva de discutir la división histórica de López Obrador, proponemos que el segundo presidente en ser sometido a juicio político debe ser Enrique Peña Nieto, por causar a la Nación graves males de toda índole. Por lo que está obligado, constitucionalmente, a permanecer todo el 2019 como rehén por si López Obrador o el Congreso se atreven a fincarle acusaciones políticas y penales. Y nada más por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, los fusilamientos de los 21 que se habían rendido en Tlatlaya, el conflicto en San Salvador Atenco y otras matanzas, es merecedor a ser otro Santa Anna. ¿Perdón y olvido? ¿Amor y paz? López Obrador no quiere venganza. Pero esto no se trata de venganza, sino de justicia a secas, como propuso Juárez. Empero todo indica que Peña, Elba Esther Gordillo, Javier y César Duarte, toda la mafia del poder y los Monsanto encabezados por los Alfonso Romo, quedarán impunes.
III. Es así que en el primer informe de su cómplice Alfredo del Mazo III (su abuelo y su padre lo antecedieron en el cargo que se pasaron por herencia monárquica), el júnior desgobernador del Estado de México, Peña soltó su discurso de despedida del poder absoluto para amenazar a los mexiquenses de que no escapará a París –la capital francesa que tanto adoran la Gaviota y sus hijastras–, y que vivirá en Atlacomulco, el nido de la élite-cártel que fundó Isidro Fabela y lideró Carlos Hank González. Dentro de 3 meses Peña estará en su mansión y los campos de golf de la entidad a la espera de su juicio político y penal; salvo que López Obrador haya pactado condecorarlo con la impunidad. Pues si las instituciones del Estado, gobierno y sociedad no son “mandadas al diablo” como éste pretendió un día, es imperativo que Peña se presente ante el Congreso de la Unión para ser juzgado, y sentenciado con encarcelamiento; o López Obrador habrá incumplido su compromiso de combatir la corrupción.
cepedaneri@prodigy.net.mx

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