lunes, 28 de octubre de 2019

El genocidio en el Sáhara Occidental del que nadie quiere hablar


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El genocidio en el Sáhara Occidental del que nadie quiere hablar


Por Redacción ECS/ Investigación (Lehbib Abdelhay y Salem Mohamed)
Hasan II de Marruecos y el que era entonces rey de España, comprendieron que borrando del mapa a la poca población saharaui, se acabaría con el problema.

Por Redacción ECS/ Investigación (Lehbib Abdelhay y Salem Mohamed)
»Poco o casi nada han difundido las agencias internacionales, se ha publicado en la prensa internacional y menos aún en la española. Aunque las masacres se repiten, no son las que interesan políticamente a ciertos grupos, porque se trata de los saharauis».
PRIMERA PARTE (Actualizado). EL SONIDO DEL HORROR.
Durante la huida de la población saharaui del Sáhara Occidental tras el abandono español y la invasión marroquí, el ejército marroquí y delante de los ojos del ejército de España, perpetró uno de los más grandes genocidios de la década, al asesinar a gran parte de la población huida. Al final, cerca de 3.000 saharauis fueron asesinados mediante el bombardeo masivo con fósforo blanco y Napalm, la ejecución o el maltrato y el hambre deliberado.

Esta larga marcha, que para muchos saharauis fue el camino hacia la muerte, era acompañada con bombardeos de aviones franceses y marroquíes, de violaciones, torturas y robo de lo poco que llevaban consigo los refugiados. Los pocos que lograron sobrevivir, fueron trasladados a distintos puntos de la Hamada argelina, en uno de los lugares más inhóspitos del planeta, donde el hambre y las epidemias hicieron su parte.
Los hechos descritos fueron encuadrados dentro del concepto de »GENOCIDIO». Este término fue creado por Raphael Lemkin y aplicado por primera vez durante los juicios de Nuremberg contra los principales responsables del crimen contra los judíos, durante la Segunda Guerra Mundial.
»El Genocidio de Um Draiga, Sáhara Occidental».
En los días 18, 20 y 23 de febrero de 1976, la aviación marroquí bombardeó el campamento de »Um Draiga» con fósforo blanco y napalm, armas que queman la piel y llegan a deshacer la carne y los huesos. El resultado fue de entre 2.000 y 3.000 muertos. Entre ellos niños, mujeres y ancianos quemados y descompuestos por los bombardeos que querían borrar del mapa a la población saharaui en una limpieza étnica. Además, hubo más de 300 heridos. Los saharauis que fueron víctimas de este brutal atentado estaban huyendo de las tropas marroquíes hacia Argelia, quien se ofreció a acogerlos.
Según los testimonios de los pocos supervivientes, los bombardeos duraron 48 horas, regresando los cazas en varias ocasiones al campamento de »Um Draiga» para continuar con la masacre. Más allá de todas las barbaridades y atrocidades que el ejército de Marruecos perpetró en el Sáhara Occidental, el fósforo y el napalm eran además armas prohibidas en el ámbito del derecho internacional.

Primeros campamentos asentados en la región de la Hamada en el suroeste de Argelia.
Las operaciones contra la población civil saharaui continuaron hasta finales de marzo de 1976, cuando Argelia abrió sus fronteras para acoger a los saharauis huyendo de los bombardeos. El Frente Polisario (Frente Popular de la Liberación de Saguia Al Hamra y Río de Oro) y la Media Luna Argelina se emplearon a fondo para trasladar a la población diezmada y traumatizada hacia la región de la Hamada en Tinduf donde permanecen hasta el momento. Lo que en principio pareció el inicio de una época de paz, basada en la igualdad de derechos, poco a poco se fue transformando en el período más oscuro de la historia del Sáhara Occidental.
Del 23 al 24 de marzo de 1976 fueron detenidos, deportados y asesinados unos 650 ciudadanos saharauis de El Aaiún y Smara. A partir de entonces, se dio la orden de impedir la salida de la población civil.
El mismo esquema de arresto y asesinato de los miembros del Frente Polisario y de los hombres mayores de 15 años, así como el resto de la población saharaui, mujeres, ancianos y niños se repitió en todas las localidades saharauis.
Hasan II de Marruecos y el que era entonces rey de España, comprendieron que borrando del mapa a la poca población saharaui, se acabaría con el problema.
Fuente: ECSaharaui
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