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Sólo los cobardes, sádicos y vendidos apoyan la persecución a Assange
Traducido por el equipo de Sott.net en español
El exembajador británico Craig Murray ha publicado un relato muy inquietante sobre la comparecencia de Julian Assange ante el tribunal ayer, que recomiendo leer en su totalidad. Se han publicado muchos informes sobre la audiencia de Assange, pero la combinación de la experiencia previa de Murray con las víctimas de tortura, su familiaridad con los tribunales británicos, su amistad con Assange y su falta de adulación a las estructuras de poder occidentales permiten una visión mucho más profunda de lo que ha sucedido que la que cualquier otra persona ha sido capaz de ofrecer hasta ahora.
He aquí un pequeño fragmento:
El abogado de Assange, Mark Summers, dijo al tribunal que el caso era "un intento político" de los Estados Unidos "para señalar a los periodistas las consecuencias de la publicación de información". Y por supuesto que tiene razón. Nadie cree sinceramente que la sentencia de 175 años a la que Assange se enfrenta si es extraditado con éxito a los Estados Unidos por la administración Trump sea un castigo razonable por publicar actividades, que la administración Obama se había negado a procesar basándose exactamente en las mismas pruebas, citando la preocupación por el daño que el precedente causaría a la libertad de prensa. Estos cargos no tienen nada que ver con la justicia, y no tienen la intención de ser meramente punitivos. Están hechos para servir de disuasión. Un elemento disuasorio para los periodistas de cualquier parte del mundo que, de otro modo, podrían considerar oportuno publicar hechos inconvenientes sobre el gobierno de los Estados Unidos.
Esto es obvio. Es obvio que el gobierno de los Estados Unidos está destruyendo a Assange para señalar a los periodistas las consecuencias de la publicación de información. Por lo tanto, también es obvio que cualquier periodista que no utilice cualquier plataforma de la que disponga para hablar en contra de la persecución de Assange, tampoco tendrá intención de publicar nada que el gobierno de Estados Unidos no quiera que se publique. Su silencio o apoyo a lo que se le está haciendo a este hombre puede y debe ser tomado como una admisión de que no son nada más que propagandistas del Estado. Propagandistas del Estado, aduladores y cobardes.
Estamos asistiendo a una gran tragedia que se desarrolla de manera fractal, desde la metatragedia del golpe mortal mundial a la libertad de prensa, pasando por la tragedia personal de este golpe mortal a un hombre llamado Julian Assange. Su cerebro, una vez enciclopédico, apenas puede recordar su propio cumpleaños. Esto me rompe el alma. No hay otras mentes en la tierra que hayan entendido tan bien como la de él la dinámica de poder del imperialismo invisible y los peligros orwellianos a los que se enfrenta la humanidad en este momento cuando nos lanzamos hacia un paisaje de información dominado por la Inteligencia Artificial. Esa mente ha sido destruida a propósito. Nunca debemos olvidar eso. Nunca debemos perdonar eso.
Ha sido un día duro. Mi corazón ha estado sufriendo y mis suspiros han sido largos. El único brillo que puedo ver a través de la desolación es el dilema que parece estar emergiendo para estos plutócratas sin nación que están tirando de los hilos. Cuanto más se salen con la suya, más obvias deben ser necesariamente sus acciones, porque lo que intentan hacer es totalmente anormal. Los procedimientos judiciales de ayer fueron flagrantemente absurdos, desde las sentencias curiosas hasta la extraña imagen de asesores estadounidenses interfiriendo en un caso en el Reino Unido sobre un ciudadano australiano, pasando por la sonrisa despectiva en la cara de la jueza. Nada de esto es normal, y cuando las cosas no son normales existe el riesgo de que la gente lo note, y las cosas sólo se van a volver más extrañas cuando intenten salirse con la suya.
Lo único que impide que la gente vea realmente lo que está sucediendo aquí es una delgada capa de gestión narrativa, y lo único que les impide actuar en consecuencia por lo que ven es sentirse como si sólo ellos estuvieran viendo eso. Mantenga la presión, siga observando y hable de lo que está viendo con cualquiera que le escuche. Podría salvar la vida de Julian.
El exembajador británico Craig Murray ha publicado un relato muy inquietante sobre la comparecencia de Julian Assange ante el tribunal ayer, que recomiendo leer en su totalidad. Se han publicado muchos informes sobre la audiencia de Assange, pero la combinación de la experiencia previa de Murray con las víctimas de tortura, su familiaridad con los tribunales británicos, su amistad con Assange y su falta de adulación a las estructuras de poder occidentales permiten una visión mucho más profunda de lo que ha sucedido que la que cualquier otra persona ha sido capaz de ofrecer hasta ahora.
He aquí un pequeño fragmento:
Antes de pasar a la flagrante falta de un proceso justo, lo primero que debo resaltar es la condición de Julian. Me sorprendió mucho la cantidad de peso que mi amigo ha perdido, la velocidad con la que su cabello ha retrocedido y la aparición de un envejecimiento prematuro y acelerado. Tiene una cojera pronunciada que nunca había visto antes. Desde su detención ha perdido más de 15 kg de peso. Pero su apariencia física no fue tan chocante como su deterioro mental. Cuando se le pidió que diera su nombre y fecha de nacimiento, luchó visiblemente durante varios segundos para recordar ambos. Hablaré del contenido importante de su declaración al final de la sesión a su debido tiempo, pero fue muy evidente su dificultad para hacerla; fue una verdadera lucha para él articular las palabras y enfocar su línea de pensamiento.
Hasta ayer siempre había sido discretamente escéptico con aquellos que afirmaban que el tratamiento de Julian equivalía a tortura -incluso con Nils Melzer, el relator especial de la ONU sobre la tortura- y escéptico con aquellos que sugerían que podría estar sujeto a tratamientos debilitantes con drogas. Pero después de haber asistido a los juicios en Uzbekistán de varias víctimas de tortura extrema, y de haber trabajado con supervivientes de Sierra Leona y otros lugares, puedo decirles que ayer cambié completamente de opinión cuando vi a Julian exhibir exactamente los mismos síntomas de una víctima de tortura que parpadea ante la luz, particularmente en términos de desorientación, confusión, y lucha con todas sus fuerzas por hacer valer su libre albedrío a través de la niebla de una impotencia aprendida.
George Galloway: Este podría ser el artículo más importante que jamás haya leído. No exagero. Le imploro que lo lea. Julian Assange en la Corte, de Craig Murray.Murray informa que no había menos de cinco representantes del gobierno de Estados Unidos en la Corte de Magistrados de Westminster ese día, y que estaban sentados detrás de los fiscales británicos y esencialmente dándoles órdenes. La jueza, Vanessa Baraitser, se habría comportado con frialdad e ironía hacia la defensa, sonriendo y rechazando sus peticiones sin explicación, mientras se comportaba de manera cálida y receptiva hacia la fiscalía. La audiencia de extradición de Assange comenzará sin demora en febrero del próximo año, a pesar de que el caso violó el tratado de extradición entre Estados Unidos y el Reino Unido en 2003, y a pesar de las nuevas pruebas que emergen del espionaje vinculado a la CIA contra Assange y sus abogados mientras estaba en la embajada ecuatoriana. Comenzará en una pequeña sala de justicia de Belmarsh con casi ninguna oportunidad para el escrutinio público, sin que la defensa de Assange tenga tiempo suficiente para prepararse.
El abogado de Assange, Mark Summers, dijo al tribunal que el caso era "un intento político" de los Estados Unidos "para señalar a los periodistas las consecuencias de la publicación de información". Y por supuesto que tiene razón. Nadie cree sinceramente que la sentencia de 175 años a la que Assange se enfrenta si es extraditado con éxito a los Estados Unidos por la administración Trump sea un castigo razonable por publicar actividades, que la administración Obama se había negado a procesar basándose exactamente en las mismas pruebas, citando la preocupación por el daño que el precedente causaría a la libertad de prensa. Estos cargos no tienen nada que ver con la justicia, y no tienen la intención de ser meramente punitivos. Están hechos para servir de disuasión. Un elemento disuasorio para los periodistas de cualquier parte del mundo que, de otro modo, podrían considerar oportuno publicar hechos inconvenientes sobre el gobierno de los Estados Unidos.
Esto es obvio. Es obvio que el gobierno de los Estados Unidos está destruyendo a Assange para señalar a los periodistas las consecuencias de la publicación de información. Por lo tanto, también es obvio que cualquier periodista que no utilice cualquier plataforma de la que disponga para hablar en contra de la persecución de Assange, tampoco tendrá intención de publicar nada que el gobierno de Estados Unidos no quiera que se publique. Su silencio o apoyo a lo que se le está haciendo a este hombre puede y debe ser tomado como una admisión de que no son nada más que propagandistas del Estado. Propagandistas del Estado, aduladores y cobardes.
Tristan Kirk: Hoy en la corte, Julian Assange luchó para decir su propio nombre y fecha de nacimiento mientras aparecía en el estrado. Aseguró no haber entendido lo que ocurría en la audiencia de la administración del caso, y luchó por contener las lágrimas cuando dijo: "No puedo pensar adecuadamente".La cobardía está impulsando el apoyo público a la persecución de Assange. Cobardía y sadismo. Incluso si todas las calumnias falsas contra él fueran ciertas, desde las mentiras sobre las heces en las paredes de la embajada hasta la acusación, aún sin pruebas, de colusión entre Trump y Rusia, incluso si todas y cada una de esas ridículas fantasías fueran ciertas, su castigo hasta la fecha sería más que suficiente. Quiero decir, ¿cuánta tortura es apropiada porque su candidato preferido no fue elegido? ¿Qué tan extraño es que tal sadismo con pretensiones de derecho no sea cuestionado? Seguir pidiendo más es revelar su enfermo fetiche, bien porque sea usted una de las personas poderosas a las que Assange hizo enojar o simplemente otro repetidor sin criterio en la sección de comentarios. Suficiente. Usted ha tenido su sangre.
Estamos asistiendo a una gran tragedia que se desarrolla de manera fractal, desde la metatragedia del golpe mortal mundial a la libertad de prensa, pasando por la tragedia personal de este golpe mortal a un hombre llamado Julian Assange. Su cerebro, una vez enciclopédico, apenas puede recordar su propio cumpleaños. Esto me rompe el alma. No hay otras mentes en la tierra que hayan entendido tan bien como la de él la dinámica de poder del imperialismo invisible y los peligros orwellianos a los que se enfrenta la humanidad en este momento cuando nos lanzamos hacia un paisaje de información dominado por la Inteligencia Artificial. Esa mente ha sido destruida a propósito. Nunca debemos olvidar eso. Nunca debemos perdonar eso.
Ha sido un día duro. Mi corazón ha estado sufriendo y mis suspiros han sido largos. El único brillo que puedo ver a través de la desolación es el dilema que parece estar emergiendo para estos plutócratas sin nación que están tirando de los hilos. Cuanto más se salen con la suya, más obvias deben ser necesariamente sus acciones, porque lo que intentan hacer es totalmente anormal. Los procedimientos judiciales de ayer fueron flagrantemente absurdos, desde las sentencias curiosas hasta la extraña imagen de asesores estadounidenses interfiriendo en un caso en el Reino Unido sobre un ciudadano australiano, pasando por la sonrisa despectiva en la cara de la jueza. Nada de esto es normal, y cuando las cosas no son normales existe el riesgo de que la gente lo note, y las cosas sólo se van a volver más extrañas cuando intenten salirse con la suya.
Lo único que impide que la gente vea realmente lo que está sucediendo aquí es una delgada capa de gestión narrativa, y lo único que les impide actuar en consecuencia por lo que ven es sentirse como si sólo ellos estuvieran viendo eso. Mantenga la presión, siga observando y hable de lo que está viendo con cualquiera que le escuche. Podría salvar la vida de Julian.
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