domingo, 31 de marzo de 2013

La otra cara de Chipre: las protestas

La otra cara de Chipre: las protestas

Muchos chipriotas consideran su situación como un David contra Goliat, al desafiar a la UE; “qué vergüenza para Europa por intentar quedarse con los ahorros”, dice un manifestante.


Luchar contra viento y marea no es una novedad para los chipriotas. (Foto: Reuters) Luchar contra viento y marea no es una novedad para los chipriotas. (Foto: Reuters)
NICOSIA (AP) — En el instante que se anunció que los parlamentarios chipriotas habían rechazado un rescate que habría confiscado parte de los ahorros de todos los isleños para apuntalar al sector bancario, un grito de júbilo atenazó las gargantas de los manifestantes congregados frente a la sede legislativa. Muchos lo consideraron como un momento al estilo de David contra Goliat: un país de apenas un millón de habitantes enfrentado a los grandes capitanes de Europa que deseaban imponerle un amargo trago a cambio de rescatar su economía, la cual se encuentra a las puertas de una bancarrota.
"Qué vergüenza para Europa por intentar quedarse con los ahorros de la gente. Es una decisión equivocada que tendrá repercusiones en otras economías y sistemas bancarios", dijo el manifestante Panayiotis Violettis. "La gente ha dejado de confiar en la Unión Europea, que debería ser nuestra protectora".
Luchar contra viento y marea no es una novedad para los chipriotas. Desde la guerra de guerrillas de la década de 1950 contra el dominio colonial británico hasta el rechazo de los grecochipriotas en el 2004 a un plan respaldado por la ONU para reunificar la isla, están acostumbrados a resistir ante rivales grandes.
Con la misma rapidez con la que sus socios de la eurozona decidieron confiscar parte de los ahorros bancarios para solucionar la crisis, los chipriotas decidieron que, de no impedirlo, la isla iba a convertirse en el nuevo escenario de tierra financiera arrasada en Europa, por lo que debían resistir a toda costa.
"Es mejor morir de pie que vivir de rodillas", decía uno de los carteles que empuñaban los manifestantes. Otro proclamaba: "Comenzó con nosotros y terminará con ustedes", una advertencia a otros socios de la eurozona de que sus ahorros ya no están seguros.
Los políticos aprovecharon el descontento del público. "Esto es otra forma de colonización", dijo en el Parlamento el legislador Giorgos Perdikis, del Partido Verde. "No permitiremos la aprobación de algo que a la postre subyuga al pueblo chipriota por muchas, muchas generaciones".
"Desgraciadamente, en lugar de respaldo y solidaridad, nuestros socios ofrecieron chantaje y amargura", dijo el presidente del Parlamento, Yiannakis Omirou. El arzobispo Crisóstomos II, líder de la Iglesia ortodoxa en la isla, agregó: "No es ésta la Europa en la que creíamos cuando nos unimos. Creímos que recibiríamos algún tipo de ayuda, cierto respaldo".
El canciller Ioannis Kasoulides reconoció incluso que los negociadores chipriotas habían considerado abandonar el euro en lugar de aceptar las condiciones de sus socios europeos.
Al final, Chipre aceptó un acuerdo que protegerá a los ahorristas modestos, pero confiscará una parte sustancial de las cuentas con más de 100,000 euros en los dos bancos más importantes del país.
A pesar de todo, Europa quedó sorprendida ante el atrevimiento. ¿Cómo podía ser que un diminuto país en los límites de Europa pudiera enfrentarse a países tan poderosos como Alemania y Francia y rechazara un acuerdo para salvarlo del caos económico?
No es la primera vez que Chipre se ha mostrado desafiante, pese a lo difícil de la situación. La mayoría griega peleó contra los británicos en una guerra de guerrillas en la década de 1950 que aspiraba a su unión con Grecia. El conflicto terminó cuando la isla se independizó de Gran Bretaña en 1960.
Tan sólo 14 años después, una invasión turca luego de un golpe de Estado abortado que dieron los partidarios de la unión con Grecia ocasionó la división de la isla en una zona de habla griega en el sur, que goza del reconocimiento internacional, y otra turca en el norte.
"Los chipriotas griegos perdieron casi todo durante la invasión de 1974", dijo Petros Papapolyviou, profesor de historia en la Universidad de Chipre. "Así que suelen razonar: '¿Qué más podemos perder? ¿Por qué aceptar otra injusticia?'"

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