La violencia que no cesa
Escrito por Jorge Meléndez Preciado
por Jorge Meléndez Preciado
¿En
cuánto tiempo dará resultado la estrategia de Enrique Peña Nieto
contra la violencia que padecemos? Nadie lo sabe con certeza. Mientras
Roberto Campa, segundo a bordo en la lucha contra los malosos, aseguró
hace poco que año y medio; en su viaje por Europa el mismo Peña Nieto
decía que un año. La diferencia es sustancial, ya que en ciento ochenta
días morirían más de siete mil personas, según los datos recabados por
el semanario Zeta.
Recientemente, un organismo
internacional señaló que la violencia en el país se había desbordado, en
el trágico sexenio de Felipe Calderón, por cuatro importantes razones:
el decaimiento de los cárteles colombianos, el levantamiento de la
prohibición de venta de armas de asalto en Estados Unidos cuando el
desastroso gobierno de George Bush, el cierre de la ruta del Caribe como
vía para introducir la cocaína a Estados Unidos y la audacia y gestión
empresarial del cartel de Sinaloa, encabezado por Joaquín “El Chapo”
Guzmán.
En este
último caso, es necesario señalar que la red formada por el sinaloense
que se escapó en el mandato de Vicente Fox de la cárcel de la Palma, no
sólo abarca toda Centroamérica, sino que tiene ligas mundiales, lo mismo
en Australia, Egipto, Europa y lógicamente todo Estados Unidos.
Según el informativo Global Spot
de Canadá, “El Chapo” ha tenido éxito en sus tareas debido a que no
afecta en su negocio a la población –es decir, no secuestra y mata como
“Los Zetas”–, es muy efectivo para sus compras y entregas y tiene una
capacidad de corrupción impresionante.
Por esas y otras razones, la guerra
efectuada por Calderón fue un grave error. No se podía acabar con las
pandillas únicamente deteniendo o matando a sus cabecillas. Lejos de
menguarlos, los reprodujeron, pues si antes había más de 20 grupos
actualmente son 60 o más.
Hacer que el ejército enfrentara el
problema, ya que la policía no era confiable, logró que los militares
abusaran de su poder e incluso fueran cooptados por los narcos. Por eso
el caso de Jesús Gutiérrez Rebollo, en la cárcel, se multiplicó y
actualmente hay varios generales en prisión y otros más que se
encuentran libres y están al mando de zonas importantes como las del
norte del país, reciben señalamientos de ser socios de los capos.
Para realmente enfrentar el problema,
dicen los especialistas, se necesita sanear a la policía, algo que no se
ha realizado y no sabemos si el general colombiano Óscar Naranjo,
especialista contratado por Enrique, lo pueda lograr. Además, hay que
legislar para evitar abusos y corrupciones, algo que no parece no estar
en la agenda hoy. Y además, se necesita el apoyo de las comunidades a
las que se debe ayudar con mejoras sociales diversas, lo cual ha dado
frutos en Colombia e Italia y ha tenido eficacia, por ejemplo, en Ciudad
Juárez, Chihuahua.
En estos últimos cuatro meses
aparentemente no pasa nada. Ello porque la prensa ha sido acallada ya
por petición del ejecutivo o por las agresiones que han sufrido
directamente del narco y cuerpos policiacos. Pero la realidad es: hay
miles de asesinados y de seguir este ritmo, para fin de año habrá más
de 83 mil homicidios.
Del domingo 24 de marzo al lunes 25,
fueron ejecutados 23 mexicanos, casi uno cada hora. De ellos 8 en
Sinaloa, 3 en Tamaulipas, igual número en Jalisco y la misma cantidad en
Guerrero. En el estado de México 2 y hasta uno en el DF (Pantitlán).
Después supimos que 23 policías
laguneros fueron a prisión por estar coludidos con mafiosos y que los
narcos habían asesinado a un comandante en Juan R. Escudero, Guerrero.
Roberto Campa nos informaba, también, que la principal causa de muerte
entres los jóvenes es la muerte con violencia, llevada a cabo también
por muchachos.
Y antes en Morelos, conocimos de varios
liquidados por diversas fuerzas. Ante ello, el mandatario, Graco
Ramírez, exigió a los reporteros no hablar de estos asuntos sino dar
buenas noticias. En su cuenta de tuiter dijo: “Me llama la atención
q(ue) cuando más avanzamos en la seguridad y la reconciliación social”
se inventen cifras negras. ¡Qué cinismo!
Algo que había dicho de otra manera
Vicente Fox y Felipe Calderón, los cuales llamaban a no leer periódicos o
destacar los supuestos triunfos gubernamentales, respectivamente. Y
luego Peña Nieto mandó a no hablar de un asunto que evidentemente ha
rebasado a los gobernantes en todas partes.
No se puede tapar el sol con un dedo. Es
necesario que sepamos realmente a qué atenernos, que se castigue a los
culpables especialmente ligados al gobierno y se tome en cuenta a los
ciudadanos para resolver el problema. No hay de otra.
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