El papel de la oposición en las reformas de Peña Nieto
Federico Arreola @FedericoArreola
Si
Peña Nieto y Videgaray han sido tan serios para diseñar y ejecutar los
proyectos de gobierno se debe, desde luego, a las ganas que tienen de
trascender como gobernantes, pero también a la convicción de que si no
hacen bien las cosas en seis años su partido, el PRI, será derrotado
otra vez, ya no por el PAN que está a punto de morir, sino por la
izquierda, no la del PRD que es poca cosa sin AMLO, sino por Morena
Ayer,
en una sección del Financial Times, los periodistas Ron Buchanan y Pan
Kwan Yuk analizaron el tema de la pobreza en México. Empezaron hablando
de los “viene viene” o “franeleros” del Distrito Federal. La “ubicuidad”
de estos personajes de nuestra “vasta economía informal” representa,
según los comentaristas del FT, un recordatorio de que, pese a todas las
alabanzas por el resurgimiento de la economía del país, la pobreza en
la que viven decenas de millones de personas sigue siendo el mayor
obstáculo que enfrenta el gobierno de Enrique Peña Nieto en su proyecto
de desbloquear el potencial económico de la sociedad mexicana.Hay una Cruzada Nacional contra el Hambre, que todos deseamos resulte exitosa. Pero… si, para remediar el problema alimentario mexicano, se va a encargar de mejorar la dieta de los pobres una de las empresas refresqueras, la Pepsi Cola, que tiene la culpa de la obesidad de nuestra población, pues… Bueno, resultan inevitables las burlas, como la del monero Hernández, de La Jornada, quien comparó a la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, con María Antonieta; sí, con la reina que provocó una revolución por aconsejar comer pasteles a los que no tenían para comprar el pan. “¿Tienen hambre? Tomen Pepsi”, dice Chayo Antonieta en el cartón de Hernández. Parece una vacilada, y creo que lo es. No el cartón, sino involucrar a la Pepsi en la Cruzada contra el Hambre. ¿Qué otra cosa pensar ante el hecho de que, en uno de los países con mayor consumo de refrescos per cápita, se le dé a una refresquera un papel tan relevante en el principal proyecto social del gobierno?
Por fortuna, pese a errores como el mencionado, México es ahora uno de los países más atractivos para la inversión extranjera. Lo ha expresado muy bien “El abogado del Pueblo”, en El Norte de Monterrey. ¿”El abogado del pueblo”? Es el pseudónimo utilizado, para dar a conocer sus puntos de vista editoriales, por la familia propietaria de los diarios El Norte, Reforma y Mural, la Junco de la Vega. No es una familia irrelevante. De hecho, los Junco están entre los más influyentes editores de diarios en América Latina.
Dice “El abogado del pueblo” que en el extranjero “nos ven como un país con grandes oportunidades de crecimiento, ello cuando otras economías o se encuentran en franca recesión o crecen muy moderadamente”. ¿Qué explica el optimismo relacionado con México? “La promesa de que vienen cambios importantes que pueden desbloquear los cuellos de botella en nuestra economía que tradicionalmente nos han frenado”. Los Junco se preguntan por qué, si todos los presidentes han prometido cambios y ninguno ha cumplido, esta vez debemos creer. La respuesta es que, de nuevo, como ocurrió en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, México tiene “en los mandos de la economía a muy buenos vendedores del producto México”.
¿Quiénes son esos grandes vendedores? Agustín Carstens, que encabeza el Banco de México, un hombre con “amplio prestigio y credibilidad en el mundo financiero internacional”, y Luis Videgaray, secretario de Hacienda, “quien habla poco, pero cuando habla lo hace en el mismo lenguaje de los inversionistas extranjeros”.
A “El abogado del pueblo” le ha impresionado un discurso reciente de Videgaray, en la Octava Cumbre Financiera Mexicana. En el mismo, el secretario de Hacienda, con “detallada precisión identificó un serio problema que frena nuestro crecimiento, ofreció una solución y está por implementarla… hizo notar que México se encuentra muy por debajo de los rangos aceptables de crédito bancario extendido al sector privado: sólo poco más de un 26 por ciento del PIB. Ello mientras que en otros países latinoamericanos esta cifra en promedio es del 50 por ciento y en Chile alcanza casi ¡el cien por ciento!”.
En su columna, “El abogado del pueblo” cita a Videgaray: “Tenemos una gran oportunidad: una banca muy fuerte que todavía presta poco y que si hacemos lo correcto puede empezar a prestar más. La falta de financiamiento es notoria en las micro, pequeñas y medianas empresas que a pesar de generar el 74 por ciento de los empleos en México reciben sólo el 15 por ciento de los créditos”. Para solucionar el problema Videgaray está proponiendo una reforma financiera que, entre otras cosas, agilizará para la banca el cobro de garantías, respetando los derechos de los acreditados. Ello para estimular el otorgamiento de créditos, lo que en caso de lograrse haría viables numerosos proyectos empresariales que generarían muchos más y mejores empleos.
Son tan buenos los vendedores de la marca México (Videgaray, Carstens y el más importante de ellos, Peña Nieto) que el mundo cree que vamos a lograrlo, es decir, que alcanzaremos niveles históricos de crecimiento.
Ojalá, al mismo tiempo, sean eficaces los programas para combatir la pobreza, que no necesitan entregarse a fábricas de gordos como la Coca Cola o la Pepsi Cola. Desde luego, si el proyecto económico funciona, el crimen organizado perderá fuerza. Porque México lógicamente se va a serenar con estrategias policiacas eficaces, como las que se espera instrumente el gobierno de Peña Nieto, pero sobre todo con muchos más empleos productivos, que solo llegarán con mayores inversiones.
El mundo, a pesar de tantos y tan graves problemas que enfrentamos, cree en México. Sergio Aguayo lo dijo muy bien esta semana en un texto publicado en Reforma: “El baño de elogios internacionales a Enrique Peña Nieto es diferente al concedido a Carlos Salinas de Gortari. Se aprecia una mayor madurez entre los observadores de otros países. The Economist, The New York Times, El País y The Washington Post, entre otros, están impresionados con Peña Nieto… Un caso de entusiasmo extremo son los textos de Thomas L. Friedman para The New York Times. Pronostica que México ‘será la potencia económica más dominante del siglo XXI’...”
Aguayo, inteligente, recuerda en su artículo que ya antes, entre 1988 y 1994, los medios internacionales se embelesaron con otro presidente mexicano, Carlos Salinas de Gortari. Todo empezó a derrumbarse con el levantamiento zapatista. Dos años después de eso, en 1996, cuenta Aguayo, “el corresponsal de Time, Tim Padgett, impartió una conferencia titulada ‘Las confesiones de un corresponsal gringo: Salinas también me engañó’… Según Padgett, Salinas les hizo creer que ‘había modernizado (a) México’ cuando sólo modificó la ‘imagen, no la sustancia’…”.
Para Sergio Aguayo, la cobertura de los medios internacionales al gobierno de Peña Nieto es más cuidadosa y prudente que la dada al gobierno de Salinas: “Después de Salinas vino una evidente mejoría en la cobertura. Los textos donde elogian a Peña Nieto incluyen una dosis de cautela”, como el de The Economist, que opina que no solo el presidente merece reconocimiento, sino también la oposición.
En lo personal, creo que Peña Nieto y su equipo no solo son buenos para vender la imagen de México en el extranjero, en lo que también fue exitoso Salinas de Gortari. En mi opinión, el gobierno de Peña Nieto, a diferencia del de Salinas, también está tratando de mejorar la sustancia.
The Economist ha dicho que el mérito no es solo del gobierno de Peña Nieto, sino también de la oposición. Supongo que los editores de esa publicación se refieren al papel del PRD y del PAN en las reformas planteadas en el Pacto por México. No estoy de acuerdo. Sí creo que la oposición merece reconocimiento, pero no por apoyar, sino por oponerse. Y esto solo lo ha hecho Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador, que nada ha aportado a las reformas, que solo las critica e intentar bloquearlas.
Si Peña Nieto y Videgaray han sido tan serios para diseñar y ejecutar los proyectos de gobierno se debe, desde luego, a las ganas que tienen de trascender como gobernantes, pero también a la convicción de que si no hacen bien las cosas en seis años su partido, el PRI, será derrotado otra vez, ya no por el PAN que está a punto de morir, sino por la izquierda, no la del PRD que es poca cosa sin AMLO, sino por Morena, que con su terca postura de no reconocerle nada a Peña Nieto es la fuerza que más lo empuja a trabajar correctamente Lo dijo Reyes Heroles: lo que resiste, apoya.
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