Los atacantes, a la mujer que les desafió: "Vamos a empezar una guerra en Londres"
- Ingrid Loyau-Kennett se bajó del autobús y plantó cara a los asesinos
- Los supuestos terroristas estaban furiosos con el Ejército británico
- La policía está registrando la zona en la que se produjo el ataque
Ampliar fotoIngrid Loyau-Kennett trata de aplacar la ira de uno de los asesinos de un soldado británico en Londres.ITV Channel
Ingrid
Loyau-Kennett no se lo pensó dos veces cuando desde el autobús vio a un
hombre tendido en el suelo en medio de un charco de sangre. Se bajó,
comprobó su pulso, y entonces se dio cuenta de que no estaba ante un accidente de tráfico, sino ante lo que las autoridades británicas han calificado como un "ataque terrorista"."Me acerqué y vi que no tenía pulso. No podía ver la cara del hombre pero tampoco nada que indicara que alguien había intentado decapitarlo. Tampoco había nada que sugiriera que era un soldado", explica a los medios británicos. "Entonces un hombre negro con un sombrero negro y un revólver en una mano y un cuchillo de carnicero en la otra se acercaron. Estaba muy nervioso y me dijo que no me acercara al cuerpo".
Aún así esta madre de dos hijos y líder de la organización infantil Cub Scouts mantuvo la calma y fue capaz de conversar tranquilamente durante cinco minutos con los presuntos autores de matar a machetazos al soldado.
"Le pregunté por qué lo había hecho. Me dijo que lo mató porque era un soldado británico que mataba mujeres y niños musulmanes en Irak y Afganistán. Estaba furioso por la presencia del Ejército británico allí". Loyau-Kennett, de 48 años, asegura que el terrorista le espetó: "Vamos a empezar una guerra en Londres esta noche".
En nombre de Alá
No solo se confesó ante la mujer de Cornualles, también ante las cámaras de la cadena ITV: "Lo siento por las mujeres que han tenido que ver esto, pero en nuestra tierra las mujeres tienen que ver lo mismo. Vosotros nunca estaréis a salvo. Quitad a vuestro Gobierno, no le importáis".La mujer le advirtió de qué la policía estaría a punto de llegar. "Dijo que era una guerra y que si la policía llegaba, iba a matar a los agentes. Estaba claro que era lo que quería hacer", asegura. Entonces, Loyau-Kennett se dirigió al otro atacante. "Era más tranquilo y más tímido", recuerda. Poco después, se volvió a subir al autobús número 53 y enseguida llegó la policía. "Los dos hombres negros corrieron hacia el coche y los agentes les dispararon, creo que en las piernas", apunta.
Las autoridades no han confirmado la identidad de la víctima, que vestía una camiseta de apoyo a los veteranos de guerra y que, según los medios de comunicación británicos, es un soldado. Sus asesinos primero lo atropellaron y luego lo apuñalaron. Los testigos aseguran que antes de matarlo los hombres gritaron "Alá es el más grande".
Fred Oyat, de 44 años, lo vio todo desde su apartamento. "La víctima era blanca. Estaba en mi apartamento cuando escuché cuatro disparon. Me asomé a la ventana y vi a un hombre tendido en el suelo en medio de un gran charco de sangre", explica a Reuters.
Ahmed Jama, un vecino de 26 años, dejó un ramo de flores en la escena en señal de respeto a los familiares de la víctima. "Esto no tiene nada que ver con nuestra religión. No tiene nada que ver con Alá. Es desgarrador", asegura.
Registros y reunión del comité Cobra
Este ataque ha recordado a otros incidentes similares cometido por los conocidos como "lobos solitarios", yihadistas individuales que atentan en nombre del Islam contra países o personas involucradas en conflictos armados con musulmanes.El caso más reciente ha sido el atentado de la maratón de Boston, en el que los hermanos Tsarnaev, de origen checheno, mataron a tres personas e hirieron a más de 200 para vengar la muerte de fieles musulmanes en Irak y Afganistán, donde EE.UU. tiene tropas desplegadas, al igual que Gran Bretaña.
La policía británica registra a esta hora la escena del crimen, mientras el primer ministro británico, David Cameron, preside una reunión del comité de emergencias Cobra para analizar el suceso. Se prevé que asistan a la cita los ministros del Interior y Defensa y el alcalde de Londres, así como los jefes de la Policía y del MI5, el servicio de contraespionaje británico.
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