“Ganadores” de la depreciación del tipo de cambio
La divisa mexicana es una
de las más castigadas en los 30 días recientes, aunque muy lejos de la
caída del rublo; la moneda rusa reporta un ajuste de 37 por ciento en el
mismo periodo y se coloca como la más castigada del mundo.
Antonio Sandoval
25.12.2014
Última actualización
05:00 AM
El peso mexicano retrocede en el año 12.52 por
ciento; de cerrar el 2014 así, registrará la segunda mayor depreciación
desde la crisis de 2008, cuando cayó 26.52 por ciento.
De hecho, la divisa mexicana es una de las más castigadas en los 30 días recientes, aunque muy lejos de la caída del rublo; la moneda rusa reporta un ajuste de 37 por ciento en el mismo periodo y se coloca como la más castigada del mundo.
Sin embargo, la caída del peso, aunque preocupante por los efectos inflacionarios que pudiera tener según las declaraciones del banco central mexicano, también tiene varias ventajas competitivas, que son la otra cara de la depreciación.
De hecho, la divisa mexicana es una de las más castigadas en los 30 días recientes, aunque muy lejos de la caída del rublo; la moneda rusa reporta un ajuste de 37 por ciento en el mismo periodo y se coloca como la más castigada del mundo.
Sin embargo, la caída del peso, aunque preocupante por los efectos inflacionarios que pudiera tener según las declaraciones del banco central mexicano, también tiene varias ventajas competitivas, que son la otra cara de la depreciación.
Por un lado, las exportaciones se benefician al recibir los vendedores mexicanos más pesos por los dólares; es un hecho probado que las ventas al exterior se impulsan en periodos de ajuste cambiario.
Por ejemplo, la velocidad en el incremento de las exportaciones nacionales en el periodo 1994-2000 fue constante ante los efectos de la devaluación primero (diciembre de 1994), y de las depreciaciones posteriores del peso.
Entre diciembre de 1994 y el mismo mes de 1995 las exportaciones nacionales se incrementaron 30.75 por ciento, lo que en ese momento significó la mayor tasa de la historia moderna del país; desafortunadamente sus efectos fueron minimizados por el colapso del sistema crediticio, que sumió al país en una profunda crisis económica.
Sin embargo, un año después las exportaciones se incrementaron nuevamente a doble dígito, en esta ocasión 20.13 por ciento; 12 meses después el incremento de la actividad exportadora fue de 15.46 por ciento. Para el año 2000 las exportaciones mexicanas crecieron a un ritmo de 21.98 por ciento; es decir, la devaluación de 1994 proporcionó el impulso necesario para que las ventas de México al exterior se mantuvieran con un crecimiento constante de dos dígitos el resto de esa década.
LAS TASAS BAJARON, PESE A LA DEPRECIACIÓN
La preocupación del banco central mexicano respecto a riesgos inflacionarios por la depreciación del peso tiene sustento en la posición del país como importador neto.
La debilidad constante del peso sin duda puede repercutir en los costos de los importadores y en consecuencia en los precios finales, muchas cifras existen al respecto.
Sin embargo, hay evidencias de que la depreciación del peso no ha repercutido, hasta el momento, en las expectativas inflacionarias, al menos así lo confirma el desempeño de las tasas de interés de corto plazo.
La tasa líder de los Cetes a plazo de 28 días reporta durante el año un retroceso de 0.40 puntos porcentuales, o 40 puntos base, al pasar de 3.18 por ciento al cierre de 2013 a 2.78 por ciento.
Más aún, entre octubre y diciembre del presente año, periodo de la mayor depreciación del peso en el año, la tasa líder de los Cetes pasó de 2.86 a 2.78 por ciento, con el hecho de que tocó un mínimo de 2.76 por ciento.
La tasa actual de referencia en el mercado mexicano se encuentra prácticamente en su mínimo del año.
SUBE EL PODER ADQUISITIVO DE LAS REMESAS
Adicionalmente, las fiestas navideñas son el periodo de mayor envío de remesas en dólares por parte de los trabajadores mexicanos en el exterior, junto con el día de la madre en el mes de mayo.
La depreciación del peso para miles de mexicanos llegó en un momento ideal, ellos recibirán más recursos en pesos por sus dólares; tendrán un mayor poder adquisitivo.
El año pasado, al inicio de diciembre, mes en el que empieza el mayor flujo de dólares de la temporada, el tipo de cambio promedio fue de 12.7495 pesos; en contraste, el promedio de la paridad cambiaria al empezar el mes actual fue de 13.1941 pesos por dólar y como sabemos el precio ya está cerca de los 15 pesos.
Para los analistas, la depreciación desordenada del peso era lo que le preocupaba a la Comisión de Cambios; que el tipo de cambio llegara con fuerza y rebasara los 15 pesos por dólar era un factor que no estaban dispuestos a permitir y por eso reactivaron el mecanismo de subasta de dólares, lo que al parecer estabilizó al mercado.
Por ejemplo, la velocidad en el incremento de las exportaciones nacionales en el periodo 1994-2000 fue constante ante los efectos de la devaluación primero (diciembre de 1994), y de las depreciaciones posteriores del peso.
Entre diciembre de 1994 y el mismo mes de 1995 las exportaciones nacionales se incrementaron 30.75 por ciento, lo que en ese momento significó la mayor tasa de la historia moderna del país; desafortunadamente sus efectos fueron minimizados por el colapso del sistema crediticio, que sumió al país en una profunda crisis económica.
Sin embargo, un año después las exportaciones se incrementaron nuevamente a doble dígito, en esta ocasión 20.13 por ciento; 12 meses después el incremento de la actividad exportadora fue de 15.46 por ciento. Para el año 2000 las exportaciones mexicanas crecieron a un ritmo de 21.98 por ciento; es decir, la devaluación de 1994 proporcionó el impulso necesario para que las ventas de México al exterior se mantuvieran con un crecimiento constante de dos dígitos el resto de esa década.
LAS TASAS BAJARON, PESE A LA DEPRECIACIÓN
La preocupación del banco central mexicano respecto a riesgos inflacionarios por la depreciación del peso tiene sustento en la posición del país como importador neto.
La debilidad constante del peso sin duda puede repercutir en los costos de los importadores y en consecuencia en los precios finales, muchas cifras existen al respecto.
Sin embargo, hay evidencias de que la depreciación del peso no ha repercutido, hasta el momento, en las expectativas inflacionarias, al menos así lo confirma el desempeño de las tasas de interés de corto plazo.
La tasa líder de los Cetes a plazo de 28 días reporta durante el año un retroceso de 0.40 puntos porcentuales, o 40 puntos base, al pasar de 3.18 por ciento al cierre de 2013 a 2.78 por ciento.
Más aún, entre octubre y diciembre del presente año, periodo de la mayor depreciación del peso en el año, la tasa líder de los Cetes pasó de 2.86 a 2.78 por ciento, con el hecho de que tocó un mínimo de 2.76 por ciento.
La tasa actual de referencia en el mercado mexicano se encuentra prácticamente en su mínimo del año.
SUBE EL PODER ADQUISITIVO DE LAS REMESAS
Adicionalmente, las fiestas navideñas son el periodo de mayor envío de remesas en dólares por parte de los trabajadores mexicanos en el exterior, junto con el día de la madre en el mes de mayo.
La depreciación del peso para miles de mexicanos llegó en un momento ideal, ellos recibirán más recursos en pesos por sus dólares; tendrán un mayor poder adquisitivo.
El año pasado, al inicio de diciembre, mes en el que empieza el mayor flujo de dólares de la temporada, el tipo de cambio promedio fue de 12.7495 pesos; en contraste, el promedio de la paridad cambiaria al empezar el mes actual fue de 13.1941 pesos por dólar y como sabemos el precio ya está cerca de los 15 pesos.
Para los analistas, la depreciación desordenada del peso era lo que le preocupaba a la Comisión de Cambios; que el tipo de cambio llegara con fuerza y rebasara los 15 pesos por dólar era un factor que no estaban dispuestos a permitir y por eso reactivaron el mecanismo de subasta de dólares, lo que al parecer estabilizó al mercado.
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