La conmoción internacional que causó el bombardeo con armas químicas en la región de Jan Shiejun (Idlib) en el norte de Siria,
que mató a decenas de personas el martes y dejó a sus habitantes sin
aliento, promete ser el tema más importante de la agenda internacional
este miércoles.
Varios miembros de la comunidad internacional no dudaron en acusar al régimen de Bashar al-Ásad
del ataque con armas químicas. Los mandatarios franceses, británicos y
turcos no dudaron en acusar al gobierno sirio de los ataques por sus
cuestionables antecedentes. Pero sin duda la reacción más polémica vino
-como no- del presidente estadounidense Donald Trump,
quien dividió la culpa del peor ataque con armas químicas de Siria en
años entre el presidente sirio y el ex presidente estadounidense Barack Obama.
De
acuerdo con el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, se calcula
que al menos 72 personas murieron, entre ellas 20 niños. Sin embargo,
organismos como la ONG médica UOSSM, aseguran que el ataque con gas
sarín contra la localidad de Jan Sheijun han muerto más de un centenar
de personas.
La Organización
Mundial de la Salud (OMS) anunció en la mañana de este miércoles que
ciertas víctimas del presunto ataque químico presentan síntomas que
evocan la exposición a una categoría de productos químicos, como
"agentes neurotóxicos". Además, el ataque parece haber implicado armas
químicas, mostrando "signos compatibles con una exposición a productos
organofosforados (grupo de químicos usados como plaguicidas
artificiales), una categoría que incluye agentes neurotóxicos", según la
OMS.
Foto: AFP
Las
imágenes que circularon por los medios son difíciles de olvidar. Niños
sin vida amontonados en camiones con los miembros paralizados, los ojos
muy abiertos y la piel reseca. Médicos usando mangueras para limpiar los
químicos de los cuerpos de las víctimas, quienes entre balbuceos por la
espuma que salía de sus bocas buscaban tomar algo de aire para evitar
la asfixia.
El químico utilizado
al parecer es el sarín: un líquido claro, incoloro e insípido que no
tiene olor y casi imposible de detectar. Con una cantidad tan pequeña
como para caber en la cabeza de un alfiler puede ser suficiente para
matar a una persona en menos de dos minutos.
Trump calificó
al ataque de "reprobable" y manifestó que "no podía ser ignorado por el
mundo civilizado", una indirecta a su predecesor, Barack Obama. El
presidente estadounidense no dudó en afirmar que Assad fue el
responsable de las muertes del martes, pero también tuvo tiempo para
dedicarle unas palabras a su predecesor y a su estrategia fallida para
disuadir este tipo de ataques.
"Estas atroces acciones del régimen de Bashar al-Ásad son solo una consecuencia de la debilidad e irresolución de la administración pasada", dijo Trump. Era una clara referencia a los eventos de hace cuatro años, cuando Obama no
cumplió su promesa de la "línea roja" y no autorizó acciones militares
contra Assad en respuesta a un ataque de gas sarín que mató a 1.400 de
personas en poblaciones cercanas de Damasco en 2013.
"La línea roja"
Foto: AP
La
historia de esta afirmación comienza el 20 de agosto de 2012, como
fue registrado por varios medios estadounidenses entre ellos The Atlantic. Ese día en una charla con periodistas, Barack Obama afirmó que el único límite “línea roja” que Al-Ásad
no podía cruzar era el uso y preservación de armas químicas. Si lo
hacía, el régimen se expondría a una posible intervención militar
estadounidense.
Pero las amenazas de Obama fueron olvidadas tan solo un año después, cuando en una ceremonia promovida por Rusia -para evitar alguna confrontación- se llevó a cabo una supuesta eliminación de dichas armas. Este hecho fue celebrado en su momento como uno de los éxitos de la política de Barack Obama en el Medio Oriente.
Pero
aún después de haber "destruído" todo el arsenal químico, el gobierno
de Al-Ásad continuó siendo acusado por la Organización para la
Prohibición de las Armas Químicas (Opac) de utilizar este tipo de armas
contra la población civil. Y muy a pesar de las advertencias de Obama, el mandatario se mantuvo al margen y más allá de unas tibias amenazas, se fue sin cumplir la promesa de invasión que había formulado con tanta firmeza un año antes.
Un tono desafiante
Foto: AFP
"El
presidente Obama dijo en 2012 que establecería una "línea roja" contra
el uso de armas químicas y luego no hizo nada", dijo la declaración de Trump.
Pero, como ya es costumbre en la actual administración, el magnate no
demoró en condenar el ataque mas no propuso alguna solución concreta
para enfrentarlo.
El tono de la declaración de Trump tomó
por sorpresa a muchos funcionarios estadounidenses. Rara vez un
presidente había atacado de manera tan virulenta a alguno de
sus predecesores por eventos como los ataques con armas químicas, que
tanto demócratas como republicanos aborrecen y condenan. Pero si algo ha
quedado claro en dos meses de la administración Trump es que con él
todo es impredecible.
La observación señaló una profunda contradicción de la posición oficial del gobierno de Trump hacia
el régimen sirio. Días atrás, el secretario de Estado Rex Tillerson
dijo a los reporteros, mientras estaba en Turquía, que "la permanencia a
largo plazo del presidente Bashar Al-Ásad será
decidido por el pueblo sirio". Del mismo modo, días atrás la embajadora
de Estados Unidos frente a las Naciones Unidas había manifestado que
dentro de sus prioridades no estaba "el remover al presidente Bashar
Assad".
Luego de despacharse en contra de Siria y Obama, Trump cedió
la palabra a su secretario de Estado, Rex Tillerson, quien se encargó
de culpar a Rusia e Irán, los aliados más poderosos de Al-Ásad, por
contribuir con el régimen. Tillerson recordó a ambos países que
recientemente sirvieron como garantes de un cese al fuego en Siria y los
invitó a cumplir con ese compromiso y presionar a Al-Ásad para que cese
en su ofensiva contra la población civil. "Como los autoproclamados
garantes del alto el fuego negociado en Astana, Rusia e Irán también
tienen una gran responsabilidad moral por estas muertes", dijo
Tillerson.
En
su momento y aunque fueron criticados por no actuar contra Al-Ásad, el
presidente Barack Obama y el ex secretario de Estado, John Kerry, habían
pedido que Al-Ásad dimitiera en una transición controlada de poder.
Una estrategia no tan clara
La condena pública por parte de Trump frente
al bombardeo químico en Siria, presuntamente cometido por el gobierno
de Al-Ásad, marca un punto de inflexión en las posiciones adoptadas
recientemente por el gobierno estadounidense y pone al descubierto las
dudas de la Casa Blanca con relación a un conflicto que ha provocado
unos 320.000 muertos en seis años.
Al ser preguntado sobre la estrategia que Trump podría
tener frente al nuevo panorama de la guerra en Siria, el secretario de
prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo el martes: "No estoy listo
para hablar sobre nuestro próximo paso, pero hablaremos de eso pronto".
Sin
embargo, senadores republicanos del ala dura como John McCain
manifestaron que este tipo de acciones son consecuencia de una posición
pasiva por parte del gobierno estadounidense, que parecía aceptar la
"realidad política" en Siria.
"Por si las cosas no son claras: la noción de que los sirios serán capaces de decidir la suerte de Al-Ásad
o el futuro del país en estas condiciones es una ficción absurda", dijo
el senador John McCain quien manifestó su inquietud de que este ataque
se produjera "apenas algunos días" después de las declaraciones de
Tillerson.
"Asad está probando al presidente Trump y a nuestro secretario de Estado, Rex Tillerson. No podemos no hacer nada", dijo el senador republicano John Kennedy a CNN.
Condena internacional
A raíz de los ataques que provocaron la muerte de al menos 72 personas en Siria este
martes, Francia y Reino Unido convocaron al Consejo de Seguridad de la
Naciones Unidas a una reunión de emergencia, en la que se presentará un
proyecto de resolución condenando el ataque químico en Siria y exigiendo
una completa investigación "lo antes posible".
No
obstante, en una declaración a la prensa, el gobierno sirio "rechazó
categóricamente" las afirmaciones que los señalaban como los
responsables del ataque y afirmó que en la actualidad no posee armas
químicas, no las ha utilizado en el pasado y no las utilizará en el
futuro.
El proyecto de resolución "condena en los términos más firmes el uso de armas químicas" en Siria, y manifiesta "indignación" por el uso de gases tóxicos en esta guerra, que azota el país desde hace seis años.
También
pide a Siria que facilite planes de vuelo, diarios de vuelo y otra
información sobre sus operaciones militares del día del ataque.
Y
aunque todas las pistas apuntan a que el gobierno sirio pudo haber sido
el perpetrador de los bombardeos, es probable que las sanciones que
buscan Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos sean bloqueadas por Rusia, que ante la más mínima insinuación de que se tomen medidas severas contra el gobierno de Al-Ásad, propondrá una solución política.
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