La
amenaza de la Casa Blanca contra el Gobierno sirio sobre un supuesto
ataque químico de Damasco también apunta a los aliados de Al-Asad, Rusia
e Irán.
El informe emitido el lunes por la Casa Blanca
en el que advirtió al Gobierno sirio de la posibilidad de pagar un
“alto precio” en caso de que lanzara “otro ataque químico”, tenía por
meta enviar un mensaje no solo al presidente sirio, Bashar al-Asad, sino
también a las autoridades rusas y persas, ha afirmado este martes la
embajadora de EE.UU. ante las Naciones Unidas, Nikki Haley.Durante su comparecencia ante el Congreso de EE.UU. ha manifestado su esperanza de que la amenaza de la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, obligara a Rusia e Irán a “pensarse dos veces” su apoyo a Al-Asad.
Asimismo, tras describir al mandatario sirio de “bárbaro”, la titular norteamericana ha dicho que “no ve una Siria sana con Al-Asad a cargo”.
La nueva intimidación de Washington contra Damasco se produce después de que, en un caso similar, EE.UU. lanzara en abril ataques con misiles contra una base aérea siria en Al-Shairat, en la provincia central de Homs, tras acusar, sin presentar prueba alguna, a Siria de perpetrar un supuesto ataque químico contra la población civil en Jan Sheijun, en la provincia noroccidental de Idlib, que se saldó con más de 80 muertos.
Las autoridades sirias rechazaron la acusación afirmando que todos sus arsenales químicos fueron retirados del país y eliminados en 2016 bajo la supervisión de la Organización Internacional para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).
Moscú, por su parte, manifestó que lo ocurrido ni siquiera fue un ataque, al suponer que la tragedia en Jan Sheijun fue un montaje o resultado del bombardeo de la Aviación siria a arsenales donde los terroristas guardaban armas químicas.
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