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Cuba: ¿satisface su Conceptualización? Kaos en la red
La
complejidad de una tarea de tal naturaleza, exige su enriquecimiento
constante de acuerdo con el pulso de diversos componentes del pueblo
Leí
y volví a leer el documento “Conceptualización del modelo económico y
social cubano de desarrollo socialista” (1) que en su Introducción
contempla un conjunto de importantes fortalezas y oportunidades con las
cuales cuenta nuestro país para avanzar en la construcción de la
irreversibilidad de su Socialismo (2), así como el “Capítulo 1: Los
principios que sustentan el modelo y sus principales transformaciones”.
Al respecto, comparto mi ángulo de mira de manera crítico-revolucionaria
(3) (4).
Reconozco que entre nuestras fortalezas y
oportunidades se encuentran la unidad del pueblo cubano y el ejemplar
legado histórico del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz (5),
particularmente su Concepto de Revolución (6) y la convicción de que sí
se puede alcanzar la victoria con nuestros propios esfuerzos, principios
e ideales (7).
También, el respaldo mayoritario del
pueblo a nuestro Partido dirigente, al Estado y a sus líderes, con
reconocidos prestigio, honestidad y autoridad. Puntualmente, deviene
baluarte la máxima del Compañero Raúl Castro según la cual “únicamente
el Partido Comunista, como institución que agrupa a la vanguardia
revolucionaria y garantía segura de la unidad de los cubanos en todos
los tiempos, puede ser el digno heredero de la confianza depositada por
el pueblo en su líder” (8).
Asimismo, la firmeza de
los valores esenciales arraigados en la mayoría de cubanos/as, entre los
que sobresalen el humanismo, el patriotismo, el antimperialismo, la
dignidad, la responsabilidad y la honradez; la elevada vocación
solidaria e internacionalista, así como una cultura cimentada en las
mejores tradiciones éticas y espirituales de nuestra Historia —entre
otras, susceptibles de ser enriquecidas (9).
No
obstante, si bien es cierto que “Actualizar el Modelo Económico y Social
Cubano es imprescindible y posible a partir de nuestras fortalezas y
potencialidades, preservando y consolidando nuestro socialismo”, no deja
de ser verdad que el texto definitivo de la Conceptualización del mismo
Modelo debió igualmente hacerse acompañar de las debilidades y amenazas
que exhibe nuestro proceso revolucionario cuya erradicación y/o
disminución se convierte en Luz para el porvenir en la Mayor de las
Antillas.
Razonemos: ¿Será de poca monta que
recientemente el propio Raúl se refirió a los errores de los dirigentes,
dejándonos como magisterio “No tratemos de tapar el sol con un dedo.
Errores son errores, y son errores nuestros, y si vamos a medir por la
jerarquía entre nosotros, son errores míos en primer lugar, porque soy
parte de esa decisión [acerca del sector no estatal]. Esa es la
realidad”? (10). He aquí, como botón de muestra, un elemento a tener
presente para enaltecer el Socialismo cubano (11).
Además,
encuentro tino en el contenido del “Capítulo 1: Los principios que
sustentan el modelo y sus principales transformaciones” que de modo
actualizado “expone y fundamenta los objetivos estratégicos de este, los
principios en que se sustenta y las principales transformaciones
requeridas en correspondencia con las condiciones contemporáneas”
—aunque estamos lejos de la Rosa sin espinas.
Asumo
como correcto que entre los “Principios de nuestro socialismo que
sustentan el Modelo” conste ante todo que el ser humano es el objetivo
principal y sujeto protagónico del quehacer revolucionario con dignidad,
igualdad y libertad plenas, siendo también portador de la cultura e
identidad nacionales, y de valores como el amor a la Patria y a la
Humanidad, el heroísmo, el patriotismo, el antimperialismo, la
solidaridad y el internacionalismo; sin desatender que entre los
“valores esenciales de nuestra ideología” consta asimismo “[…] el
respeto a los demás y al medio ambiente”.
No debo
menos que ponderar el principio del papel dirigente del Partido
Comunista de Cuba, único y vanguardia organizada de la nación. En este
orden de ideas, hemos de andar envueltos en las doctrinas de nuestro
Héroe Nacional José Martí y su Discípulo sin par Fidel Castro
convencidos de que la pretensión del “Norte revuelto y brutal” y sus
acólitos del patio No es tanto que haya pluripartidismo en Cuba y Sí que
desaparezca nuestro histórico Partido, precisamente porque él es
garantía del abrazo del grueso de cubanas y cubanos con el proyecto
revolucionario de los humildes, por los humildes y para los humildes
—reitero una vez más (12).
Aplaudo asimismo que entre
nuestros postulados aparezca explicitada la democracia socialista,
fundamentada en la activa participación de los ciudadanos/as en el
ejercicio del poder soberano, expresada de forma directa o indirecta a
través de los órganos representativos, como son las asambleas del Poder
Popular y demás órganos del Estado y del Gobierno que de ellas se
derivan, los delegados de circunscripción, los Consejos Populares y la
sociedad civil con un activo papel.
Al respecto, me
permito volver a significar: “¡Desaparezca la posibilidad de que alguien
insertado en la vida política desconozca quién es/qué hace/cómo le
rinde cuentas su representante elegido/a para integrar la Asamblea
Nacional!” (13). Ello tributa al control popular como un contenido
fundamental de la participación democrática del pueblo en el gobierno de
la sociedad, el respeto a la legalidad, el enfrentamiento y prevención
de violaciones e incumplimientos de lo establecido.
Por
demás, a cuanto acabo de examinar le incorporo, entre otras primacías,
que igualmente contamos con el principio del reconocimiento moral y
jurídico de la igualdad de derechos y deberes de la ciudadanía y de las
garantías para hacerlos efectivos con equidad, inclusión, justicia
social, participación política, superación de las brechas sociales,
respeto a la diversidad y el enfrentamiento a toda forma de
discriminación por color de la piel, género, identidad de género,
orientación sexual, discapacidad, origen territorial y nacional,
creencia religiosa, edad y cualquier otra distinción lesiva a la
dignidad humana —sin soslayar el respeto a los demás.
(Defiendo
la idea según la cual la persona de piel oscura, no tiene derecho a
despreciar a la de piel clara; el sujeto religioso, no tiene derecho a
despreciar a quien no lo sea; la mujer, no tiene derecho a despreciar al
hombre; el individuo homosexual, no tiene derecho a despreciar al
heterosexual —a pesar de que por mucho tiempo esos segmentos sociales
hayan sido objeto de discriminación. Es decir, a contrapelo de la lucha
contra los opresores del ser humano, nadie tiene derecho a despreciar la
otredad —reconocimiento a quien sea diferente: ver artículo 30 de la
vigente Declaración Universal de los DDHH (14)).
Entonces,
doy por hecho que mis modestas propuestas realizadas un año atrás al
documento de marras (15) asoman en el consenso formulado en su última
versión. Y, al margen de la satisfacción que experimento con esta
Conceptualización en Cuba, considero/sugiero tener presente que la
complejidad de una tarea de tal naturaleza exige su enriquecimiento
constante de acuerdo con el pulso de diversos componentes del pueblo.
¡Amén!
Referencias:
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