La
Policía francesa ha lanzado gases lacrimógenos contra llamados
“chalecos amarillos” que se han movilizado nuevamente contra el alza de
precio de carburantes.
La movilización, que se realiza en tercer sábado consecutivo en París, la capital gala, se ha convertido en violencia después de que las fuerzas de seguridad usaran gases lacrimógenos para dispersar a centenares de manifestantes que intentaban pasar por los puestos policiales instalados en ambos lados de la avenida principal de la ciudad Campos Elíseos.
Una fuente policial ha confirmado a la agencia local de noticias AFP el uso de gases lacrimógenos para frenar a los llamados “chalecos amarillos”, reunidos desde la mañana por el aumento del precio de combustibles y el costo de vida.
AFP, por su parte, ha confirmado la detención de al menos 39 personas por los agentes de seguridad.
Antes de la protesta, el ministro del Interior, Christophe Castaner, y el secretario de Estado, Laurent Núñez, hicieron acto de presencia en los Campos Elíseos para reunirse con la Policía.
“Quería saludarlos y darles las gracias (a policías), porque están aquí, están allí para proteger a los manifestantes, para proteger a los parisinos, para proteger a los turistas que vendrán”, declaró Castaner, poco antes de los enfrentamientos.
Este movimiento de cólera y protesta se extendió el viernes a Bélgica, donde un centenar de “chalecos amarillos” belgas se manifestaron en Bruselas.
Según un sondeo del instituto Ipsos recién publicado, el 67 % de los franceses considera que la política fiscal del Gobierno agrava las desigualdades económicas. El 81 % cree que afecta sobre todo a los jubilados, el 76 % a las clases medias y el 59 % a los trabajadores en activo. El 73 % se opone al encarecimiento del diésel para luchar contra el calentamiento del planeta.
Además, un sondeo realizado por el Instituto francés de Opinión Pública (IFOP) mostró en octubre que solo un 29 % de los franceses aprueba la gestión del presidente galo, Emanuel Macron.
ask/ktg/fmk/hnb
La movilización, que se realiza en tercer sábado consecutivo en París, la capital gala, se ha convertido en violencia después de que las fuerzas de seguridad usaran gases lacrimógenos para dispersar a centenares de manifestantes que intentaban pasar por los puestos policiales instalados en ambos lados de la avenida principal de la ciudad Campos Elíseos.
Una fuente policial ha confirmado a la agencia local de noticias AFP el uso de gases lacrimógenos para frenar a los llamados “chalecos amarillos”, reunidos desde la mañana por el aumento del precio de combustibles y el costo de vida.
AFP, por su parte, ha confirmado la detención de al menos 39 personas por los agentes de seguridad.
Antes de la protesta, el ministro del Interior, Christophe Castaner, y el secretario de Estado, Laurent Núñez, hicieron acto de presencia en los Campos Elíseos para reunirse con la Policía.
“Quería saludarlos y darles las gracias (a policías), porque están aquí, están allí para proteger a los manifestantes, para proteger a los parisinos, para proteger a los turistas que vendrán”, declaró Castaner, poco antes de los enfrentamientos.
Quería saludarlos y darles las gracias (a policías), porque están aquí, están allí para proteger a los manifestantes, para proteger a los parisinos, para proteger a los turistas que vendrán”, ha declarado el ministro del Interior de Francia, Christophe Castaner, ante la protesta de los llamados chalecos amarillos y la actitud de la Policía.Quince días después del nacimiento de los “chalecos amarillos”, las autoridades observan al detalle la magnitud de esta nueva movilización. El primer día de protesta nacional, el 17 de noviembre, contó con 282 000 personas mientras que el segundo descendió a 106 000, incluyendo unos 8000 en París.
Este movimiento de cólera y protesta se extendió el viernes a Bélgica, donde un centenar de “chalecos amarillos” belgas se manifestaron en Bruselas.
Según un sondeo del instituto Ipsos recién publicado, el 67 % de los franceses considera que la política fiscal del Gobierno agrava las desigualdades económicas. El 81 % cree que afecta sobre todo a los jubilados, el 76 % a las clases medias y el 59 % a los trabajadores en activo. El 73 % se opone al encarecimiento del diésel para luchar contra el calentamiento del planeta.
Además, un sondeo realizado por el Instituto francés de Opinión Pública (IFOP) mostró en octubre que solo un 29 % de los franceses aprueba la gestión del presidente galo, Emanuel Macron.
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