Zona de libre comercio EEUU-UE: ¿Economía o política?
Foto: AFP
Las negociaciones para la creación de la zona
de libre comercio se iniciarán en julio, ello fue comunicado por el
presidente de EEUU, Barack Obama
en Lough Erne, durante una conferencia de prensa conjunta con el
presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, y el primer
ministro británico, David Cameron. Los políticos no ahorraron epítetos:
Cameron llamó al proyecto “el más grande acuerdo bilateral de la
historia” que traerá a los países participantes (y no solamente a ellos)
decenas de miles de millones de libras, así como ayudará a crear
millones de nuevos puestos de trabajo y reducirá los precios a muchas
mercancías. El dirigente de la Comisión Europea declaró que la creación
de la zona de libre comercio trasatlántica permitirá cambiar
radicalmente la situación actual de la economía en el mundo.
Los
expertos valoran las perspectivas con mayor cautela. El proyecto es a
largo plazo, las negociaciones durarán más de un año y lo que es peor,
no se sabe que saldrá de ello. Serguéi Afóntsev, director departamental
del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales considera
que a los políticos los mueve no la esperanza de beneficios económicos a
largo plazo, sino el cálculo a corto plazo de dividendos políticos a
partir de sus intervenciones orales:
–El
comienzo de las negociaciones no es el resultado de algunos cálculos
económicos profundos y esperanzas de grandes ganancias, sino del
conjunto de condiciones políticas que convierten en acontecimiento el
propio comienzo de las negociaciones. Para los europeos esto es un paso
de ganancia política desde el punto de vista de la búsqueda de nuevos
mercados en las condiciones de “cavitación” de los mercados europeos.
Para la dirección de EEUU esto es determinada penetración política en el
frente externo, que está llamada a demostrar lo exitosa que es la
actividad de la dirección política actual.
Incluso
cuando se alcancen acuerdos (según Afóntsev esto no ocurrirá antes de
cinco años) no vale la pena esperar un crecimiento serio del comercio,
por las barreras comerciales entre EEUU y la UE nunca fueron
significativas. Y existen muchos aspectos, relativos a la propiedad
intelectual o a los intereses de los inversionistas respecto a los
cuales ya existen acuerdos asentados en el marco de la Organización para
la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
Pero
ponerse de acuerdo con relación a los restantes aspectos discutibles, no
será fácil. Tanto en EEUU como en la UE existen no pocas “ramas”
sensibles, como, por ejemplo, la agricultura las cuales, lo más
probable, no serán incluidas en el régimen de libre comercio. No es
casual que Barack Obama, en el transcurso de la conferencia de prensa,
reconociera que “alcanzar el objetivo final no será una tarea simple”. A
propósito, por insistencia de París el punto referente a la producción
cinematográfica y televisiva fue eliminado del acta de realización de
las negociaciones.
El director del Instituto de
Globalización y Movimientos Sociales, Borís Kagarlitski, considera que
el problema principal no está ni siquiera en las dificultades técnicas,
que de alguna manera deberán ser resueltas:
–A
grandes rasgos, esta clase de zonas son zonas de libre propagación de
procesos de crisis. Es como si en el momento de una epidemia, en lugar
de cerrar por cuarentena las zonas infectadas por el contrario las
abrieran al máximo y las unieran a otras, hasta ese momento menos
infectadas.
A pesar de todo, los expertos
reconocen que el futuro de la economía mundial, definitivamente, reside
en las alianzas entre los países. Aunque sea porque muchos estados
simplemente no poseen mercados suficientes para desarrollarse en
solitario. Sin embargo, la creación de tales alianzas sin una reforma
del sistema económico mundial, en su conjunto, puede conducir a que el
beneficiario de los proyectos unionistas sea el capital transnacional
que obtendrá nuevas posibilidades para su libre desplazamiento y no los
Estados ni sus sociedades e incluso ni sus ramas económicas.
lj/sm
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