jueves, 20 de julio de 2017

EL "NUEVO" WASHINGTON CON VIEJAS CONSIGNAS DE DOMINACIÓN IMPERIAL


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EL "NUEVO" WASHINGTON CON VIEJAS CONSIGNAS DE DOMINACIÓN IMPERIAL

 

 


COMITÉ INDEPENDENCIA Y SOBERANÍA PARA AMÉRICA LATINA
CEPRID
Se autodenominan Conferencia del Departamento de Estado y del Consejo de las Américas que, en realidad, es un Foro en el que se pretende discutir sobre el futuro de las relaciones y diseño de nuevas políticas para América Latina. La última Conferencia, que fue la 47, trazó las primeras señales de lo que llaman "el nuevo Washington", el administrado por Trump que responde a las aspiraciones y proyectos políticos del bloque en el poder, que recoge el ideario de la derecha más conservadora y reaccionaria existente en Estados Unidos y que, por sus tesis y propuestas, se acerca mucho más al neofascismo, lo que es un peligro para América Latina y para el mundo.
En esa famosa Conferencia nació el "Consenso de Washington" en 1989, que tuvo el propósito de imponer un paquete de reformas con la aplicación de 10 fórmulas específicas propuestas por el economista John Williamson con las que se podrían "salvar" a los países de América Latina y del mundo, azotados por las crisis económicas, naturalmente bajo el mandato de Washington y con las políticas ordenadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) el Banco Mundial y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Con esas fórmulas que fueron conocidas como el Consenso de Washington, el imperio de Reagan impuso políticas que, teóricamente, iban a establecer la estabilización macroeconómica, "la liberalización económica con respecto tanto al comercio como a la inversión, la reducción del Estado, y la expansión de las fuerzas del mercado dentro de la economía doméstica", la liberación del mercado, según Wikipedia, lo que en su conjunto se denominó neoliberalismo que enriqueció a los ricos y empobreció a los pobres, en tanto el capital transnacional despojaba a los pueblos de su patrimonio.
Se reportó que en ese Foro varios políticos de alto calibre expondrían ante un auditorio amplio que incluyó a empresarios nicaragüenses. Se trataba de efectuar un balance entre las "nuevas" y las "viejas" ideas que influirán en el diseño de la nueva política hacia América Latina.
Trinchera de la Noticia reseñaba que en la 47ª Conferencia Anual de Washington de las Américas, organizada por el Departamento de Estado y el Consejo de las Américas (Council of the Americas), celebrada el pasado nueve de mayo, afloró algunas de las nuevas ideas que podrían pautar la política de la administración de Donald Trump hacia la región.
En un marco de conferencias y debate, figuras significativas de la política de Washington, concurrieron ante un amplio auditorio. Este es el primer gran foro sobre cuestiones de política, comercio y seguridad en el Hemisferio Occidental desde el comienzo de la administración de Trump.
"Seguridad, prosperidad económica y defensa de los valores de los Estados Unidos" fueron los "tres pilares" trazados por el senador ultra conservador Marco Rubio, acerca de lo que deberían conformar la estrategia de Estados Unidos hacia el hemisferio.
"Creo que ha habido una falta de enfoque en el hemisferio", dijo, "y al final, nuestro futuro, tanto económico como de seguridad, está profundamente ligado a nuestra región".
Durante su intervención en la 47ª Conferencia Anual de Washington de las Américas, abordó la crisis venezolana, señalando que "la solución a Venezuela está a una elección de distancia" y que el presidente Nicolás Maduro debería seguir la constitución de su propio gobierno. Agregó que los Estados Unidos deben apoyar a la Organización de los Estados Americanos en el cumplimiento de su Carta Democrática.
Según Rubio, la nueva administración estadounidense debería aprovechar esta oportunidad para reforzar los vínculos con el hemisferio y difundir los valores democráticos y, si es necesario, aislar diplomáticamente a aquellos países que reprimen a su pueblo, como Cuba.
Junto a Rubio, la extrema derecha republicana habría decidido el congelamiento de las relaciones con Cuba para reforzar la propuesta de campaña de Trump. El 16 de junio, ese populista, en la ciudad de Miami junto a los senadores y representantes de la mafia cubano-americana expresó: "Estoy cancelando el acuerdo completamente unilateral con Cuba de la administración previa". Con esas palabras propias del lenguaje anticastrista, bastante similares a las que utilizaba Reagan o Bush canceló el avance de normalización de las relaciones estadounidenses-cubanas. Frente a esa agresión, Raúl Castro, con toda la dignidad característica de la Revolución Cubana respondió: "Cualquier estrategia dirigida a cambiar el sistema político en Cuba, ya sea la que pretenda lograrlo a través de presiones e imposiciones, o empleando métodos más sutiles, estará condenada al fracaso: Agregó: "Asumiremos cualquier riesgo y continuaremos firmes y seguros en la construcción de una nación soberana, independiente, socialista y democrática, próspera y sostenible."
En el Foro de Washington, con su natural injerencia, el senador Rubio se refería a Colombia con este pensamiento recogido la de la extrema derecha imperialista: "Por mucho tiempo hemos descuidado a nuestros socios en la región. Necesitamos profundizar en los lazos que tenemos con países como Canadá, México y Colombia ", agregando que "Estados Unidos debe mantener su compromiso con la paz y la prosperidad en Colombia "al asegurar al pueblo colombiano que Estados Unidos apoya la implementación de la Paz Colombia, condicionada al pleno cumplimiento del acuerdo por parte de las FARC". El senador Rubio, fiel a su pensamiento anticubano, contrarrevolucionario, maniqueo y fascistoide afirmó "Y trabajaremos con el gobierno de Colombia para asegurar que los crímenes cometidos por las FARC no queden impunes y que las víctimas sean compensadas".
Se debe recordar que Estados Unidos ha penetrado profundamente en Colombia en donde tiene acceso a todas las bases militares y no sólo a las siete bases que inicialmente propuso dentro del Plan Colombia primero y Plan Patriota después. El imperio ha gastado miles de millones de dólares en lo que llamó la guerra contra el narcotráfico que, en realidad, fue un aguerra contra las FARC-EP y ELN "Paz Colombia es el paquete de asistencia por varios millones de dólares de Estados Unidos para ayudar a implementar el acuerdo de paz en ese país, que puso fin a más de medio siglo de conflicto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Casi todos los colombianos conocen a alguien afectado personalmente por la guerra, que ha dejado miles de muertos y millones de desplazados, sostiene Trinchera.
En la 47 Conferencia de Washington sobre las Américas intervino lo más destacado del grupo de políticos ultraconservadores que respaldan a Trump y que recuerdan la famosa frase de Monroe: "América para los americanos". A esos personajes les interesa América Latina para despojarla de sus riquezas naturales, para explotar a sus pueblos y subordinarlos política, económica y culturalmente al imperio. En otras palabras, Estados Unidos quiere que América Latina, su patio trasero y el Caribe, su lago particular, sean colonias del imperio o tengan un status similar a Puerto Rico.
A ese tenor se rigió el Subsecretario de Estado Adjunto de Estados Unidos para Asuntos del Hemisferio Occidental, Francisco Palmieri, quien al presentar el evento destacó la importancia que la región mantiene para los intereses estratégicos y económicos de Estados Unidos. "Juntos, con nuestros socios, perseguimos una visión compartida: un hemisferio seguro, democrático y libre, – una región con orden y ley a lo largo de nuestras fronteras, donde las redes criminales transnacionales y los caminos para las actividades ilícitas se cierran, Región donde el terrorismo no puede arraigar. Esta región puede ser conocida por su paz y prosperidad – una que puede y enfrentará desafíos globales juntos ", expresaba Palmieri. En otras palabras, ya ordenó a América Latina cual debe ser su comportamiento, según la óptica del imperio.
En la 47ª Conferencia Anual de Washington sobre las Américas compareció el Senador y Presidente del Comité Senatorial de Servicios Armados John McCain y el Gobernador del Estado de Colorado John Hickenlooper. El senador McCain se refirió a las renegociación del TLCAN, los inmigrantes indocumentados, la seguridad centroamericana y las próximas elecciones presidenciales de México. Fiel al injerencismo imperial sostuvo los mismos objetivos que Trump mantiene en sus discursos.
McCain pidió un papel más activo de Estados Unidos en la crisis de Venezuela. "Esto es una afrenta a todo lo que representamos dentro de nuestro propio hemisferio", dijo. "Si realmente creemos en los derechos humanos, debemos tener el presidente de los Estados Unidos hablando." La misma perorata de las derechas más recalcitrantes y su intervencionismo contra la Revolución Bolivariana de Venezuela.
Otros expositores de la línea ultraconservadora en la 47a Conferencia de Washington sobre las Américas incluyeron al Analista Político Senior de Washington, Michael Barone; a la Jefa de Asuntos Internacionales de Política, a la columnista Susan Glasser; el editorialista del Washington Post, Charles Lane; al presidente y fundador de NDN, Simon Rosenberg; y al jefe de la oficina del Financial Times en Washington, Demetri Sevastopulo, entre otros.
Para continuar con las proclamas de Trump, el secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, manifestaba que su país buscará "un calendario más agresivo" para renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) e insistió en que aún no ha decidido si será "un nuevo acuerdo trilateral o dos bilaterales" con Canadá y México. Ross reconoció que "los empresarios odian la incertidumbre", por lo que trabajarán para "evitar este problema", al referirse a la falta de precisión del Gobierno estadounidense sobre el proceso de renegociación del TLCAN, en vigor desde 1994 con Canadá y México, que es una promesa de campaña del presidente Donald Trump.
El secretario de Comercio, quien ha sido designado por Trump para liderar las discusiones, apuntó que "pronto" se enviará al Congreso la carta con 90 días de antelación para cumplir con el requisito formal para el inicio las conversaciones. En este sentido, mostró su esperanza de que el Senado apruebe a Robert Lighthizer como representante de Comercio Exterior de EE.UU., figura clave para esta renegociación.
Quizá quepa destacar la parte del discurso de Ross cuando recalcó que, pese a las acusaciones de proteccionismo, el nuevo Gobierno de EE.UU. no busca "una guerra comercial con nadie" y menos con sus "aliados de Latinoamérica". A estas alturas nos estamos enfocando más en la sustancia que en la forma, pero cuando nos acercamos a las negociaciones comerciales nuestra primera prioridad deben ser nuestros vecinos cercanos". No obstante, subrayó que el objetivo de Washington es trabajar por "un comercio justo" y reducir los déficit comerciales y que "la imposición de aranceles" sólo será empleada "cuando las otras herramientas hayan fallado".
Las dudas sobre el futuro del TLCAN están comenzando a incrementarse ante los comentarios dispares y, a veces contradictorios, que han salido últimamente de la Casa Blanca. A finales de abril, Trump sorprendió al afirmar que estaba listo para terminar el TLCAN de una vez por todas, pero que optó por renegociar el acuerdo después de que se lo pidieran su homólogo mexicano, Enrique Peña Nieto, y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
El mandatario reconoció que retirar a Estados Unidos del TLCAN sería "un golpe bastante grande para el sistema", pero agregó que, si es "incapaz de alcanzar un acuerdo justo para los trabajadores y empresas estadounidenses", entonces sí lo "finalizará".
Los expositores en el Foro sobre de Washington sobre las Américas fueron:
Wilbur Ross, Secretary, U.S. Department of Commerce ‏
John Hickenlooper, Governor, State of Colorado @hickforco
John McCain, Senator, U.S. Senate @senjohnmccain
Marco Rubio, Senator, U.S. Senate @marcorubio (Watch the senator’s remarks)
Francisco Palmieri, Acting Assistant Secretary, Bureau of Western Hemisphere Affairs, U.S. Department of State
François-Philippe Champagne, Minister, International Trade, Government of Canada
Michael Barone, Senior Political Analyst, The Washington Examiner @michaelbarone ‏
Susan Glasser, Chief International Affairs Columnist, POLITICO @sbg1 ‏
Charles Lane, Editorial Writer, The Washington Post @chucklane1 ‏
Simon Rosenberg, President and Founder, NDN @simonwdc ‏
Demetri Sevastopulo, Washington Bureau Chief, Financial Times @dimi
Andrés Gluski, Chairman, Americas Society/Council of the Americas
Susan Segal, President and CEO, Americas Society/Council of the Americas @s_segal
Eric Farnsworth, Vice President, Americas Society/Council of the Americas @ericfarns
Donald Trump en su campaña política para llegar a la Presidencia de Estados Unidos acogió todas las propuestas del senador Rubio de origen cubano y casado con una dama colombiana respecto de las relaciones con Cuba. Rubio se declaró enemigo de la propuesta de Obama para poner fin al rompimiento de relaciones diplomáticas con Cuba.
Contrarrevolucionario pertinaz de la mafia cubano-americana de Miami, Rubio odia a la Revolución Cubana y a sus líderes quizá más que el resto de participantes en la 47 Conferencia de Washington sobre las Américas, razón por la que apenas toparon las relaciones con Cuba, lo que confirma con las declaraciones de Palmieri, Subsecretario interino para el Hemisferio Occidental, que simplemente decía que su gobierno realiza todavía una "revisión integral" de su política hacia Cuba.
En el pasado mes de febrero, el portavoz de la Casa Blanca Sean Spicer, luego de que en la campaña electoral Trump, dejó entrever la posibilidad de revertir el "deshielo" iniciado por Barack Obama. Sin embargo, Palmieri fue más allá al expresar que "A medida que avanzamos en la revisión, sospecho que emergerán importantes diferencias en cómo este gobierno planea afrontar la situación en Cuba". Como siempre, para tratar de justificar su antipatía a la Revolución cubana, se refirió al tema de los derechos humanos.
"Una de las áreas que va a ser una alta prioridad será asegurarnos de que Cuba hace avances más sustantivos hacia un mayor respeto a los derechos humanos dentro del país. Esa es, ciertamente, un área en la que veremos un mayor énfasis cuando la revisión se complete", afirmó Palmieri con lo reiteraba lo que dijera Spicer, que, además, aseguraba la tesis de Donald Trump que "está comprometido con una agenda que garantice los derechos humanos", lo que daba prioridad al tema en los futuros vínculos con la Isla.
Trump y sus adláteres sostienen la reiterada tesis de los derechos humanos en Cuba, sin enterarse que organismos internacionales como la propia ONU que reconoce el respeto a los derechos humanos en Cuba. En su comunicado, los diplomáticos cubanos les recordaron a los políticos estadounidenses que la Isla es parte de 44 de los 61 instrumentos internacionales reconocidos en el tema de protección de los derechos humanos, "mientras que los Estados Unidos solo han asumido obligaciones con 18 de estos instrumentos".
La realidad de los derechos humanos en Estados Unidos es catastrófica. Los afroamericanos son asesinados por las policías blancas, son discriminados, ofendidos y humillados al igual que el resto de minorías estadounidenses. La población carcelaria de Estados Unidos es mayoritariamente negra con alrededor del 90%, la pobreza y extrema pobreza se localizan en la población afroamericana, lo mismo que la drogadicción y múltiples formas delincuenciales. Si n hay un país en dponde más se violan los derechos humanos es en Estados Unidos, el "ejemplo de democracia y respeto a los derechos humanos".
Sin embargo, Estados Unidos insiste en el tema de los derechos humanos a pesar de que mantiene el genocida bloqueo contra Cuba. "El propio mandatario republicano llegó a tuitear después de su elección: "Si Cuba no está dispuesta a hacer un mejor acuerdo para los cubanos, los cubanoamericanos y Estados Unidos en conjunto, terminaré el trato."
Más recientemente, a mediados de abril, la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, incluyó a la Isla entre los países donde "se desprecian ampliamente los derechos humanos".
En el pasado mes de febrero, congresistas republicanos y demócratas viajaron a Cuba y expresaban que el progreso de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba "es inevitable". El senador demócrata Patrick Leahy, dijo entonces que no es posible regresar a "una política fallida de 50 años".
"En abril, el gobernador de Mississippi, Phil Bryant, convocó desde La Habana al presidente Trump a retomar las negociaciones iniciadas por la administración anterior. Y poco después un grupo de militares estadounidenses de alto rango ya retirados hizo el mismo llamado al gobierno de su país.
"La ubicación de Cuba en el Caribe y la proximidad a los Estados Unidos la convierten en un socio natural y estratégicamente valioso sobre cuestiones de interés inmediato, incluido el terrorismo, el control de fronteras, el enfrentamiento a las drogas, la protección del medioambiente, y el manejo de emergencias", escribieron los militares en una carta coordinada por la organización no partidista American Security Project (ASP).
El pasado 1ro de mayo, un editorial de The New York Times abordó lo que llamó un debate "silencioso" sobre Cuba en la Casa Blanca, en el que –junto a una corriente que desea revertir lo hecho por Obama– señaló la existencia de una numerosa coalición pro-engagement compuesta por legisladores demócratas y republicanos, intelectuales y jóvenes cubanoamericanos que pide a la presidencia seguir construyendo sobre lo heredado.
Esta es una posición compartida por agricultores y empresarios de los Estados Unidos, deseosos de posicionarse en un mercado en apertura a la inversión extranjera y el comercio global. También por un amplio número de estadounidenses que, aun cuando no pueden viajar a Cuba como turistas a causa de las leyes del bloqueo, continúan visitando la Isla.
El gobierno cubano, por su parte, ha sido cauteloso en sus declaraciones sobre la actual administración. En enero, poco después de la investidura de Trump, el presidente Raúl Castro confirmó la voluntad de La Habana de proseguir el "diálogo respetuoso" y la cooperación en temas de interés común con el nuevo presidente estadounidense.
"Cuba y los Estados Unidos pueden cooperar y convivir civilizadamente, respetando las diferencias y promoviendo todo aquello que beneficie a ambos países y pueblos", dijo entonces Raúl, aunque reafirmó que "no debe esperarse que para ello Cuba realice concesiones inherentes a su soberanía e independencia".
Por su parte, Tomasz Malinowski, secretario adjunto para Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado, expresaba que existe la necesidad de "relacionarse civilizadamente dentro del reconocimiento y el respeto a esas diferencias".
La 47th. Conferencia de Washington sobre las Américas concluyó sin que el "nuevo" Washington se mostrara capaz de respetar la soberanía e independencia de los países y pueblos de América a Latina y el Caribe. De manera directa o velada continúa la política injerencista con la que el imperio cree que debe dar lecciones de democracia y respeto a las libertades y derechos de los pueblos, cuando históricamente han sido los Estados Unidos los que han atropellado y destruido democracias y derechos humanos al imponer dictaduras crueles y sanguinarias que, conjuntamente con la Agencia Central de Inteligencia -CIA-, han asesinado, desaparecido y masacrado a los pueblos latinoamericanos y caribeños. Hoy Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia están en la mira imperial.
Correo electrónico: tribunalpazecuador.yahoo.com

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