RODRIGO RIQUELME
El Economista
México ha crecido a un ritmo menor que Latinoamérica en
los últimos 17 años, dentro del contexto que siguió a la aprobación del
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). De acuerdo con
un informe del Centro para la Investigación Política y Económica (CEPR,
por su sigla en inglés), el acuerdo que canceló algunas de las barreras
económicas y comerciales entre México, Estados Unidos y Canadá no ha
favorecido el desarrollo de la economía mexicana.
“El TLCAN fue sólo una variable entre muchas que
incidieron en el pobre desarrollo económico de México en los últimos 23
años. No obstante, parece estar relacionado con la elección de otras
políticas económicas que han afectado negativamente a la economía
mexicana en este periodo”, expone el informe.
El TLCAN, que entró en vigor en 1994, establece las
reglas para el comercio internacional y la inversión entre Canadá,
Estados Unidos y México. Su principal objetivo fue mejorar las
condiciones de comercio entre estos países, al eliminar los obstáculos
al comercio y facilitar la circulación transfronteriza de bienes y
servicios, además de promover condiciones de competencia justa, lo que
llevaría a que México lograra el progreso económico que no le había sido
posible alcanzar con las políticas proteccionistas que prevalecieron
hasta su entrada en vigor.
“Si bien algunos de los cambios de política fueron
indudablemente necesarios y/o positivos, el resultado final han sido
décadas de fracaso económico en casi cualquier indicador económico o
social”, refiere el informe.
El CEPR es un think tank estadounidense establecido en
1999 que se ha dedicado a difundir información sobre los problemas
sociales y económicos que afectan a diversos países del mundo, entre sus
investigaciones figura un estudio que rastrea la ayuda internacional
recibida por Haití desde el terremoto que devastó al país en el 2010 y
un análisis sobre las condiciones de los trabajadores de las industrias
manufacturera, minera, maderera y de la construcción en Estados Unidos.
En el 2004, 10 años después de haberse firmado el TLCAN,
el CEPR entró en una discusión con el Banco Mundial, el cual había
publicado el documento Lecciones del TLCAN para los países de América
Latina y el Caribe en el que sostenía la hipótesis de que la tasa anual
de crecimiento del PIB de México había aumentado aproximadamente 0.5-0.7
puntos porcentuales desde la aprobación del acuerdo.
En la versión inicial de su estudio, el Banco Mundial
utilizó la proporción del PIB per cápita de México y el PIB per cápita
en Estados Unidos como su variable dependiente. Para el CEPR, los
resultados de esta comprobación no ofrecían pruebas de que el TLCAN
hubiera impulsado el crecimiento del PIB per cápita en México. En una
corrección, el Banco Mundial utilizó el tipo de cambio entre el peso
mexicano y el dólar estadounidense como la variable dependiente del PIB
per cápita, con lo que, de acuerdo con el CEPR, se alejó de la realidad
económica al utilizar una variable que no refleja los verdaderos cambios
en el ingreso de las personas. Aunque el centro de investigación le
manifestó su preocupación por estos errores metodológicos, el Banco
Mundial validó la información y defendió a sus investigadores.
Para solventar este error metodológico, el CEPR comparó
el crecimiento de México entre 1994 y el 2016 con el de décadas pasadas y
con el de la región latinoamericana, conformada por Argentina, Belice,
Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador,
Guatemala, Guyana, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú,
Surinam, Uruguay, and Venezuela.
A partir de esta comparación, el centro de investigación
llegó a la conclusión de que entre 1994 y el 2016, el crecimiento
acumulado del PIB per cápita en México fue de 28.7%, lo que implica que,
en promedio, cada año la economía mexicana registró un crecimiento de
apenas 1.2%, menor al aumento de 1.4% que alcanzó el resto de
Latinoamérica, lo que condujo al PIB per cápita de la región a crecer un
acumulado de 40% en estos 23 años. Hay que destacar que entre el 2000 y
el 2016, la economía mexicana creció a un ritmo promedio de 1% anual,
mientras que la economía latinoamericana alcanzó un nivel de 1.5% anual,
según información del CEPR y la Unidad de Inteligencia de El
Economista.
Ésta es la razón por la que México ocupa la posición
número 15 de 20 países latinoamericanos con respecto al crecimiento de
su Producto Interno Bruto per cápita entre 1994 y el 2016. Los primeros
lugares de la lista los ocupan países como Panamá, Perú y Chile. Por
eso, para los autores del estudio, resulta difícil creer que la entrada
en vigor del TLCAN impulsó el desarrollo de la economía mexicana.
Lo que confirma también la tasa de pobreza en México en
el 2014, de 55.1%, un nivel mayor al de 1994, lo que quiere decir en 23
años después de que se firmó el TLCAN, hay 20.5 millones de personas más
que viven por debajo de la línea de pobreza. En sentido contrario, en
Latinoamérica, la tasa de pobreza pasó de 48.4 a 28.8% entre 1990 y el
2014.
La remuneración económica de los trabajadores es uno más
de los indicadores que el CEPR tomó en cuenta para realizar su
análisis. En México, los salarios reales de los trabajadores en México
han crecido apenas 4.1% en los más de 20 años que lleva vigente el TLCAN
y el salario mínimo, ajustado por inflación, ha tenido un destino mucho
peor, ya que entre 1994 y el 2015, cayó casi 20 por ciento.
Según el think-tank estadounidense, uno de los sectores
más afectados con la puesta en marcha del acuerdo comercial entre
México, Estados Unidos y Canadá fue el campo mexicano. El subsidio por
parte de Estados Unidos a productos como el maíz aniquiló los esfuerzos
de los campesinos mexicanos por poder competir en el mercado nacional,
por lo que entre 1991 y el 2007, 4.9 millones de trabajadores agrícolas
en México fueron desplazados de sus labores.
La competencia con otras economías que también son
grandes proveedores de Estados Unidos fue uno de los factores que
impidieron que el TLCAN cumpliera con los objetivos para los que fue
ideado. Un ejemplo de esto es que las importaciones desde China
representan 21% de lo que llega a Estados Unidos, frente a 13% de las
importaciones mexicanas.
China invisible del TLCAN
Esto adquiere una mayor relevancia si se considera que
en los años posteriores a la firma del TLCAN, los salarios en México han
sido mucho mayores que en China. En el 2002, la remuneración laboral en
México fue de 5.59 dólares, mientras que en China era de 0.73 dólares.
Para el 2009, esta brecha se mantenía, ya que el salario en China era de
1.74 dólares por hora y en México era de 6.36 dólares la hora, lo que
hace poco atractivo al trabajador mexicano.
Otra de las ventajas de China sobre México dentro del
mercado estadounidense es que China controla buena parte del sistema
bancario de su país, por lo que puede garantizarle a las firmas
exportadoras el crédito necesario para llevar a cabo sus funciones. En
contraste, en México, casi 70% del sistema bancario está en manos no
sólo de capital privado sino extranjero.
El grado de dependencia con el que el TLCAN ató a México
con Estados Unidos es otra de las desventajas para la economía mexicana
observadas por el CEPR. Por ejemplo, de acuerdo con centro de
investigación, el valor del peso mexicano depende de las políticas
económicas no sólo del Banco de México sino de la Reserva Federal de
Estados Unidos.
“En mayo del 2013, después de que la Reserva Federal de
Estados Unidos anunciara una futura disminución de su programa de
flexibilización cuantitativa (QE3), se temía que se repitiera la crisis
del peso en 1994. La economía mexicana sufrió un golpe, con un
crecimiento del 1.4 por ciento en el año (...) Además, la economía
mexicana probablemente enfrente más riesgos mientras la Fed continúe
elevando las tasas de interés de Estados Unidos”, indica el informe.
Ante la propuesta del presidente Donald Trump acerca de
renegociar el TLCAN con Canadá y México, vale la pena preguntarse si no
es la mejor opción para que México pueda reflexionar acerca de las
ventajas y desventajas que le ha traído este acuerdo comercial. La
dependencia económica, la poca capacidad de competencia y los pobres
indicadores de la economía mexicana son focos rojos para todo aquel que
quiera examinar con detenimiento este tratado que para algunos ha
significado la modernización comercial del país, pero que para otros,
nos ha relegado hasta el fondo de la región latinoamericana.
rodrigo.riquelme@eleconomista.mx
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