¿Cómo tomar decisiones importantes? Pasos para fajarse los pantalones
Creemos
que mientras más opciones tenemos frente a nosotros es mejor, más
oportunidades para decidir y comparar, hemos pensado que más es mejor y
la neurociencia nos ha demostrado lo contrario. El poder del cerebro
para decidir ante más posibilidades se ve limitado, se confunde.
Un ejemplo clásico de ese error, es cuando tenemos que comprar una prenda de vestir, vamos al centro comercial donde nosotros pensamos que habrá más opciones, más tiendas y podremos comparar y hacer una mejor elección. Automáticamente pensamos que sería muy bueno ver varias prendas antes de decidir, entonces vamos de tienda en tienda hasta que nos cansamos o ya es tarde, pero ¿qué pasa? regresamos a las primeras opciones; así es, elegimos la primera prenda que vimos en la primera tienda.
De la misma manera, cuando debemos tomar una decisión importante en nuestra vida, como elegir con quien casarnos, la casa en la que vamos a vivir, en qué tipo de escuela estudiarán nuestros hijos, etc., saturamos nuestro cerebro de información y nos estresamos, vivimos angustiados mientras pasa el tiempo para tomar esa decisión, incluso hay personas que no logran bajar el nivel de angustia y son incapaces de decidirse.
¿Qué hacer? Los expertos recomiendan como primer paso Relajarse, la solución vendrá de un modo u otro. Nuestro cerebro es una potente máquina de respuestas. Tú puedes hacerle las preguntas que quieras y tu cerebro los resolverá inclusive antes de que te los hayas preguntado conscientemente, un nuevo descubrimiento en la neurociencia que consiste en que el cerebro toma las decisiones hasta 10 segundos antes de que lo hayamos pensado. Puede sonar raro pero tu cerebro ya ha decidido por ti porque utiliza el inconsciente para tomar decisiones correctas o al menos lo intenta.
El segundo paso es confiar en uno mismo. Para logarlo, debes potenciar el funcionamiento de tu cerebro. ¿Y sabes cómo se puede hacer eso? Haciendo ejercicio, mínimo salir a pasear 3 o 4 veces por semana. Eso refrescará tu mente, tienes que hacerle vivir nuevas experiencias para que aprenda de todas ellas, para que se almacene en tu banco de memoria y lo puedas utilizar para tomar decisiones correctas. No puede tomar decisiones una persona que no tiene confianza en sí mismo, una persona que vive presa de sus miedos, inseguridades o pesimismo.
Precisamente no tener miedo es el tercer paso. Tomar una decisión puede generar miedo, es normal; uno quisiera saber de antemano lo que pasará al tomarla, pero nadie puede adivinar el futuro, nadie sabe lo que pasará. Si por miedo a fracasar o a cometer un error no tomamos la decisión, seremos mediocres y experimentaremos frustración. Piensa en las parejas que por miedo a estar solos o a “traumar” a sus hijos aceptan una vida miserable y llena de rencor hacia el cónyuge, permaneciendo en una relación enferma año tras año y viendo pasar la vida, sólo por miedo.
Si debes que tomar una decisión importante recuerda estos tres pasos y valora en todo momento las consecuencias, pero no dejes de hacerlo por inseguridad o por miedo al fracaso, no desperdicies oportunidades por temor a equivocarte, de los errores igual se aprende.
Un ejemplo clásico de ese error, es cuando tenemos que comprar una prenda de vestir, vamos al centro comercial donde nosotros pensamos que habrá más opciones, más tiendas y podremos comparar y hacer una mejor elección. Automáticamente pensamos que sería muy bueno ver varias prendas antes de decidir, entonces vamos de tienda en tienda hasta que nos cansamos o ya es tarde, pero ¿qué pasa? regresamos a las primeras opciones; así es, elegimos la primera prenda que vimos en la primera tienda.
De la misma manera, cuando debemos tomar una decisión importante en nuestra vida, como elegir con quien casarnos, la casa en la que vamos a vivir, en qué tipo de escuela estudiarán nuestros hijos, etc., saturamos nuestro cerebro de información y nos estresamos, vivimos angustiados mientras pasa el tiempo para tomar esa decisión, incluso hay personas que no logran bajar el nivel de angustia y son incapaces de decidirse.
¿Qué hacer? Los expertos recomiendan como primer paso Relajarse, la solución vendrá de un modo u otro. Nuestro cerebro es una potente máquina de respuestas. Tú puedes hacerle las preguntas que quieras y tu cerebro los resolverá inclusive antes de que te los hayas preguntado conscientemente, un nuevo descubrimiento en la neurociencia que consiste en que el cerebro toma las decisiones hasta 10 segundos antes de que lo hayamos pensado. Puede sonar raro pero tu cerebro ya ha decidido por ti porque utiliza el inconsciente para tomar decisiones correctas o al menos lo intenta.
El segundo paso es confiar en uno mismo. Para logarlo, debes potenciar el funcionamiento de tu cerebro. ¿Y sabes cómo se puede hacer eso? Haciendo ejercicio, mínimo salir a pasear 3 o 4 veces por semana. Eso refrescará tu mente, tienes que hacerle vivir nuevas experiencias para que aprenda de todas ellas, para que se almacene en tu banco de memoria y lo puedas utilizar para tomar decisiones correctas. No puede tomar decisiones una persona que no tiene confianza en sí mismo, una persona que vive presa de sus miedos, inseguridades o pesimismo.
Precisamente no tener miedo es el tercer paso. Tomar una decisión puede generar miedo, es normal; uno quisiera saber de antemano lo que pasará al tomarla, pero nadie puede adivinar el futuro, nadie sabe lo que pasará. Si por miedo a fracasar o a cometer un error no tomamos la decisión, seremos mediocres y experimentaremos frustración. Piensa en las parejas que por miedo a estar solos o a “traumar” a sus hijos aceptan una vida miserable y llena de rencor hacia el cónyuge, permaneciendo en una relación enferma año tras año y viendo pasar la vida, sólo por miedo.
Si debes que tomar una decisión importante recuerda estos tres pasos y valora en todo momento las consecuencias, pero no dejes de hacerlo por inseguridad o por miedo al fracaso, no desperdicies oportunidades por temor a equivocarte, de los errores igual se aprende.
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