Slim y su TV: Federico Arreola tiene razón
En
estilo directo Federico Arreola se preguntaba en este espacio hace dos
días, palabras más palabras menos, si “era moralmente aceptable que
Carlos Slim fuera uno de los favorecidos con las nuevas concesiones de
TV abierta que se licitarán en fecha próxima”.
El presidente Peña Nieto dio inicio a la cruzada contra el hambre en México. Los promocionales de ese programa de SEDESOL en la televisión son dramáticos al exhibir la infame pobreza en la que viven niños y adultos mexicanos.
Esa condición de pobreza es obvio que no la padece Carlos Slim. Su objetivo es el dinero, que según Arreola, es buenísimo para lograrlo. ¿Será buenísimo en todos los aspectos profesionales y éticos?
Varias preguntas circundan de manera natural la pretensión de Slim de tener un canal de televisión abierta:
¿Para qué lo utilizará?
¿Quién le aconsejó que se metiera en ese juego?
¿No se siente muy a modo con un presidente como Peña Nieto que no se ha dejado imponer condiciones por los llamados poderes fácticos y necesita ser parte de ellos para impulsarlos a la “independencia”?
¿Slim dará a los mexicanos una televisión de la misma calidad que presta en Teléfonos de México?
Telmex acaba de recibir nuevamente una demanda multitudinaria por la pésima prestación de su servicio. Pero eso no le importa a Slim, es decir ofrecer un servicio de calidad al pueblo en el que se ha hecho inmensamente rico. Su objetivo es el dinero, y las formas de poder que lo rodean.
Una televisión para Carlos Slim otorgada nada más por ser el hombre más rico del mundo, es un agravio para los pobres de México.
Somos un país en donde la concentración de la riqueza está adquiriendo dimensiones insostenibles desde el punto de vista del enojo social.
Un 10% de la población concentra más del 90% del producto interno bruto del país. Y de esa brutal concentración, Slim es tal vez el que mayor beneficio está recibiendo.
Y ahora el gobierno todavía tiene que darle una televisión nada más por ser un rico de dimensiones mundiales sin importar las formas en las que se haya gestado su riqueza. No lo acuso de delincuencia en ninguna de sus modalidades. Simplemente digo que, como en el caso de la mala calidad del servicio de Telmex, no le importa lo que reciben los mexicanos de sus empresas.
Desde mi punto de vista Arreola tiene razón.
No se debe dar una televisión a Carlos Slim porque el problema no radicará en su calidad, sino en las consecuencias políticas y sociales de lo que regularmente son los verdaderos y últimos fines de los poderosos.
Un negocio para hacer política como sería el caso de una televisora en poder de Slim, sería una modalidad de la tan condenada práctica de los políticos de hacer negocios al amparo del poder.
La verdad, en este México de pobreza, ya basta de conceder a los ricos todo lo que hace falta a los pobres.
EN TIEMPO REAL.
1.- Todas las versiones procedentes de Michoacán coinciden en que, tal vez en esta misma semana, finalmente el gobernar Fausto Vallejo sí pida licencia a su cargo por motivos de salud. Los nombres para sucederlo son el actual encargado del despacho Jesús Reyna; el senador Ascención Orihuela y el diputado Alfredo Anaya.
2.- En el PAN está surgiendo como una figura de conciliación en medio del encontronazo que existe entre Felipe Calderón y Gustavo Madero. Se trata del senador y ex rector de la universidad de Guanajuato, Juan Carlos Romero Hicks. La verdad la idea puede darle algo de oxígeno al asfixiado panismo.
El presidente Peña Nieto dio inicio a la cruzada contra el hambre en México. Los promocionales de ese programa de SEDESOL en la televisión son dramáticos al exhibir la infame pobreza en la que viven niños y adultos mexicanos.
Esa condición de pobreza es obvio que no la padece Carlos Slim. Su objetivo es el dinero, que según Arreola, es buenísimo para lograrlo. ¿Será buenísimo en todos los aspectos profesionales y éticos?
Varias preguntas circundan de manera natural la pretensión de Slim de tener un canal de televisión abierta:
¿Para qué lo utilizará?
¿Quién le aconsejó que se metiera en ese juego?
¿No se siente muy a modo con un presidente como Peña Nieto que no se ha dejado imponer condiciones por los llamados poderes fácticos y necesita ser parte de ellos para impulsarlos a la “independencia”?
¿Slim dará a los mexicanos una televisión de la misma calidad que presta en Teléfonos de México?
Telmex acaba de recibir nuevamente una demanda multitudinaria por la pésima prestación de su servicio. Pero eso no le importa a Slim, es decir ofrecer un servicio de calidad al pueblo en el que se ha hecho inmensamente rico. Su objetivo es el dinero, y las formas de poder que lo rodean.
Una televisión para Carlos Slim otorgada nada más por ser el hombre más rico del mundo, es un agravio para los pobres de México.
Somos un país en donde la concentración de la riqueza está adquiriendo dimensiones insostenibles desde el punto de vista del enojo social.
Un 10% de la población concentra más del 90% del producto interno bruto del país. Y de esa brutal concentración, Slim es tal vez el que mayor beneficio está recibiendo.
Y ahora el gobierno todavía tiene que darle una televisión nada más por ser un rico de dimensiones mundiales sin importar las formas en las que se haya gestado su riqueza. No lo acuso de delincuencia en ninguna de sus modalidades. Simplemente digo que, como en el caso de la mala calidad del servicio de Telmex, no le importa lo que reciben los mexicanos de sus empresas.
Desde mi punto de vista Arreola tiene razón.
No se debe dar una televisión a Carlos Slim porque el problema no radicará en su calidad, sino en las consecuencias políticas y sociales de lo que regularmente son los verdaderos y últimos fines de los poderosos.
Un negocio para hacer política como sería el caso de una televisora en poder de Slim, sería una modalidad de la tan condenada práctica de los políticos de hacer negocios al amparo del poder.
La verdad, en este México de pobreza, ya basta de conceder a los ricos todo lo que hace falta a los pobres.
EN TIEMPO REAL.
1.- Todas las versiones procedentes de Michoacán coinciden en que, tal vez en esta misma semana, finalmente el gobernar Fausto Vallejo sí pida licencia a su cargo por motivos de salud. Los nombres para sucederlo son el actual encargado del despacho Jesús Reyna; el senador Ascención Orihuela y el diputado Alfredo Anaya.
2.- En el PAN está surgiendo como una figura de conciliación en medio del encontronazo que existe entre Felipe Calderón y Gustavo Madero. Se trata del senador y ex rector de la universidad de Guanajuato, Juan Carlos Romero Hicks. La verdad la idea puede darle algo de oxígeno al asfixiado panismo.
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