Los gitanos no son palomas, pero los cabezas rapadas sí, son halcones
Foto: SXC.hu
Todo esto tiene muy poco que ver con el
concepto arraigado de la República Checa como un país tranquilo de
población amable y acogedora. Por cierto, algunos expertos no encuentran
nada de extraño en esta situación. Hace ya mucho que la gitanofobia
se ha convertido en una fea enfermedad de los checos, observa Nadezhda
Demetr, doctora en Historia y vicepresidenta de la Unión Internacional
de los Gitanos:
—En la
República Checa viven trescientos mil gitanos, es una minoría étnica
bien numerosa. Por un lado, las autoridades no dejan de hacer mucho por
ellos. Hay una facultad de gitanología en la Universidad Karlova de
Praga, hay un partido gitano, organizaciones sociales y de derechos
humanos, en el Ministerio de Educación hay inspectores especiales que
supervisan la enseñanza de los gitanos. Pero, por otro lado, por todo el
país se dan casos de discriminación a la población gitana. Y no solo a
nivel de las relaciones interpersonales. Cuando trabajé en el semanario
gitano Romano kurko, que se
publica en Brno, entrevistamos a mil gitanos, de los cuales seiscientos
se declararon víctimas de discriminación de distinto grado. Se les
negaba el trabajo, no se les dejaba comprar o alquilar viviendas por
precio razonable, los médicos se negaban a tratarlos, la población local
evitaba su vecindad.
¿Cuáles son los orígenes del antigitanismo
checo? Bajo el poder comunista, los gitanos también sufrieron bastante.
La historiadora recuerda que durante la guerra Checoslovaquia estuvo
entre los pocos países donde la población gitana fue casi totalmente
exterminada y se practicó la esterilización de mujeres gitanas. Es
cierto que lo hacían los alemanes nazis. Pero entonces ¿por qué, después
de la guerra, los checos construyeron una granja de cerdos y un hotel
turístico en Hodonín sobre los huesos de los gitanos aniquilados por
Hitler? ¿Por qué las autoridades locales retiraron la piedra
conmemorativa colocada por un grupo de gitanos en recuerdo a los
prisioneros del campo de exterminio en Lety?
—La
actitud hacia los gitanos como un pueblo de delincuentes mentalmente
deficientes es propia de los checos también en este período democrático.
Es cierto que los gitanos no son palomas, como quien dice. ¿Pero a qué
se debe su propensión al crimen? Al desempleo que es superior el
promedio nacional. Cabe decir que en La República Checa hay muchos
gitanos con educación universitaria, representantes de la llamada clase
media, que no aprenden su lengua materna y prefieren asimilarse
totalmente. A lo mejor, no se les olvida como en otro tiempo tenían que
llevar documentos de identidad marcados con una R. Ya no quieren ser
diferentes y, por eso, ocultan sus raíces gitanas.
A
su vez los checos no quieren ser tolerantes con los gitanos, los
desdeñan. Václav Havel tenía muy clara esta fea enfermedad de sus
compatriotas. Los retó cuando fue un día a apoyar a los gitanos en su
festival étnico. Los gitanos le pagaron con la misma moneda al aportarle
el 5 % de votos en las elecciones presidenciales.
La
doctora Demetr afirma que la población gitana de Europa supera ocho
millones. La mayoría de los gitanos viven en Rumania, Bulgaria,
República Checa y Eslovaquia. El 60 % de ellos son analfabetos, más del
80 % no tienen trabajo, y más del 90 % (una cifra horrible) vive por
debajo del límite oficial de la pobreza. Los años 2005–2015 fueron
declarados por la UE como Década de los Gitanos. Se ha destinado mucho
dinero para insertarlos en la sociedad. Pero nada de esto es capaz de
disuadir a los cabezas rapadas que en cualquier momento pueden comenzar
los pogromos. Y hay casos
cuando los gitanos absolutamente desamparados en términos de justicia
responden a la fuerza con la fuerza. Algunos de ellos incluso están
soñando con la creación de un Estado gitano independiente. La profesora
Demetr aclara:
—La
idea de un Estado gitano es pura utopía. Otra cosa es que los gitanos
sean declarados una “minoría transnacional” dentro de la UE. Esto sería
muy lógico. Dejarles vagar libremente, con mayor razón que, por ejemplo,
en Francia, a los gitanos se les permite llevar la vida nómada. Allí
hay lugares habilitados para acampadas con facilidades modernas, agua,
electricidad y aparcamientos para remolques. No así en la República
Checa y otros países de Europa del Este, donde este modo de vida típico y
tradicional de los gitanos está prohibido. Hay que enseñar a la gente a
ser tolerantes. Me quedé horrorizada cuando vi en un reportaje
televisivo desde České Budějovice una pancarta racista que decía
“¡República Checa para los checos!”. Hace muchos años, vi otra similar
llevada por unos cabezas rapadas en Pardubice. Quiere decir que en este
país no ha cambiado nada.
nv/as
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