viernes, 18 de marzo de 2016

Siete razones por las que Putin se 'marcha' ahora de Siria

Siete razones por las que Putin se 'marcha' ahora de Siria




Tras 167 días de bombardeos, el anuncio de Rusia de retirar el grueso de sus tropas en Siria se debe a que Moscú considera que ha evitado una derrota de su aliado al tiempo que ha logrado otros objetivos

El presidente ruso, Vladimir Putin anunció ayer que retiraba el grueso de sus tropas en Siria, una decisión que ha pillado por sorpresa a sus socios occidentales. Las razones para salir ahora de esa guerra están tanto en los éxitos rusos como en los fracasos que han traído estos 167 días de bombardeos.

1. El régimen de Asad ya está a salvo.

Rusia ha evitado un cambio de régimen en Siria. Durante algunos compases del conflicto, Asad parecía condenado a derrumbarse, dejando vía libre a una expansión de la influencia suní a su costa en el país, un resurgir que daría alas a Arabia Saudí, aliada de EEUU y rival de Rusia en esa zona.

Siria es importante para Rusia. La alianza de Moscú y Damasco data de los años 70, cuando Hafez Asad, el padre del líder sirio, Bashar Asad, estaba al frente de la nación. No en vano es el único país más allá de los de la antigua URSS donde Rusia conserva bases. Putin ya ha adelantado que estos emplazamientos militares seguirán funcionando. Sus buenas relaciones con el gobierno de Asad permiten a Rusia tener una cierta influencia en Oriente Próximo y en cierta medida en el Mediterráneo.

2. Quitando tropas fuerza a Asad a negociar.

La retirada del grueso de las tropas rusas deja al líder sirio en una situación de mayor debilidad. Da la sensación de que los efectivos que dejará Rusia tras su repliegue permitirán proteger las bases, supervisar el alto el fuego e incluso lanzar nuevos ataques si fuera necesario. Pero la época en la que Asad recuperaba terreno empujado por los rusos ha terminado. Recientemente el líder sirio mencionó que estaba dispuesto a seguir reconquistando todo el país, y el embajador ruso en la ONU, Vitaly Churkin, le lanzó un aviso: la salida del atolladero sólo puede ser negociada, la victoria militar sólo será parcial. Asad ha recuperado posiciones, hasta 400 emplazamientos, según cálculos rusos. Y tiene casi cercado Alepo. Moscú quiere que ahora Damasco entienda que tieneel viento a favor para negociar, una situación que debe aprovechar. La propia secuencia de los hechos, con Putin telefoneando ayer al líder sirio tras reunirse con los ministros de Defensa y Exteriores, muestra que Asad sólo ha podido acatar la decisión rusa y agradecer el apoyo prestado. Ahora le toca hablar con los enemigos.

3. Ya ha erosionado el poder de sus adversarios.

Rusia no sólo ha combatido a los terroristas en Siria. Los 'moderados' del Ejército Libre Sirio han sufrido los ataques rusos, que a su vez han cortado los suministros de Turquía a los aliados suníes de EEUU. El freno a los combatientes considerados por Washington como 'moderados' ha reducido las opciones que presenta el país: o brutalidad terrorista el Estado Islámico o brutalidad estatal de Asad. EEUU ha terminado por reconocer un papel al régimen de Damasco en la crisis, y para los rusos esto es una muestra de que al final ha tenido que elegir y ha pasado por el aro.

4. Rusia ha vuelto al escenario internacional.

En esta nueva etapa de negociaciones Rusia tiene un lugar estelar. Copreside junto a EEUU el proceso de paz con la ayuda de la ONU, un triunvirato que encaja bien con el futuro multipolar por el que siempre ha abogado Moscú y que encima nos devuelve por un momento al escenario anterior a la caída de la URSS, cuando Washington y Moscú se repartían el mundo y las grandes crisis tratándose de tú a tú pero sin llegar a hacerse mucho daño. La intervención rusa ha forzado a occidente a negociar con Moscú, y esa ha sido una manera de meter a Asad en la negociación, y seguramente en la transición que en algún momento se abrirá en Siria. Moscú quería huir del escenario libio, en el que el poder de Gadafi fue demolido de manera violenta conduciendo el país al caos. Si en Siria la transición de un marco político a otro se hace de manera controlada (con elecciones y mesa de negociación, aunque todavía no se sabe por qué orden) un Asad fortalecido por los recientes avances va a poder defender mejor su postura, que entronca con los intereses de Moscú.

Putin ha conseguido dar la vuelta a la tortilla. Al principio EEUU sólo estaba dispuesto a mantener contactos con el Ejército ruso para evitar que sus misiones en Siria chocasen. Pero el último alto el fuego, alcanzado el 27 de febrero, fue negociado en Ginebra por EEUU y Rusia mano a mano.
5. Asad es un aliado problemático y la aventura no podía ser eterna.

Moscú ha padecido los quebraderos de cabeza de tener como aliado a un tirano capaz de masacrar a su pueblo con armas químicas. El apoyo aéreo prestado por los rusos ha posibilitado el avance de las tropas de Damasco, que han incurrido en notables carnicerías que han dejado al Kremlin en mal lugar. Según el Observatorio de los Derechos Humanos, 1.700 civiles han muerto por los bombardeos rusos desde el 30 de septiembre (cuando Moscú lanzó su operación) hasta el pasado 1 de marzo. Aunque el ejército sirio tiene vínculos con el ruso desde hace décadas, durante esta crisis ha quedado patente que Moscú no tenía tanta influencia sobre el Gobierno sirio, que ha cometido graves errores estratégicos. Siria se ha apoyado tradicionalmente en sus dos aliados: Irán y Rusia. Moscú siempre ha ofrecido su fuerza diplomática en foros donde Irán no tenía ninguna influencia, y ha aportado armamento. Pero Irán puso soldados sobre el terreno y propició el apoyo de Hezbolá a la causa de Asad. Por eso desde el inicio del conflicto, y a medida que ha ido entrando en fases más agudas en la que Damasco perdía terreno y empezaba a sentir el calor del fuego enemigo, el Gobierno sirio se ha inclinado más hacia Teherán y menos hacia Moscú. La incursión rusa ha nivelado un poco las cosas, pero Damasco se ha revelado como un aliado que a su vez cuenta y mucho con otros apoyos como Irán, que aunque mantiene buenas relaciones con Rusia lo cierto es que tiene grandes ambiciones respecto a Siria que no caben necesariamente en los planes de Moscú. Así que las operaciones conjuntas de rusos y sirios no podían durar eternamente.

6. Putin no tenía razones para seguir luchando

El líder ruso retira el grueso de sus tropas porque ha conseguido parte de sus objetivos. Y también porque ha quedado claro que no va a lograr el resto de las cosas que se proponía. La victoria militar total, echando a los terroristas de Siria, es imposible atacando sólo desde el aire. Tampoco ha conseguido comandar y codirigir una coalición internacional contra los terroristas, una idea que barnizó con un importante discurso ante la Asamblea de la ONU. El aislamiento internacional en que se sumió Rusia por suinjerencia en Ucrania se ha atenuado en el lenguaje, pero en cuanto a los hechos sigue ahí: las sanciones se han renovado, Occidente sigue sin reconocer Crimea como territorio ruso y la exigencia a Rusia de que cumpla su parte del acuerdo de Minsk para pacificar Ucrania sigue encima de la mesa.

7. La guerra estaba siendo un mal negocio.

Es difícil calcular el coste de la guerra para Rusia. Fuentes próximas a los servicios de seguridad apuntan que Moscú ha conseguido trasladar el gasto en maniobras a la operación siria, manteniendo parte del despliegue dentro del presupuesto. Pero una agencia, RBC, ha cifrado en 370 millones de euros el coste de la guerra siria para Rusia. Es mucho dinero en un momento en el que el Gobierno ha hecho recortes del 10% en el presupuesto de todos los ministerios. El barril de petróleo no termina de recuperarse y el rublo sigue demasiado bajo.

La guerra de Siria tampoco ha suscitado una ola de orgullo nacional como la de Ucrania. Los rusos están muy ligados al país vecino, pero ven Siria como algo más lejano aunque compartan con su presidente la preocupación por el terrorismo. Los medios estatales rusos han obedecido los silbidos de su pastor y han olvidado los desmanes de Ucrania para centrarse en Siria y dibujar cada día contornos malvados para un nuevo enemigo: Turquía, que derribó un caza ruso y compite por la influencia en la zona. Pero a pesar de todos los esfuerzos de la propaganda estatal rusa el apoyo popular a la guerra en Siria ha sido modesto e irregular, con un importante 46% temiendo que el conflicto condujese a "un nuevo Afganistán" del que los soviéticos se retiraron derrotados.


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