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Dunkerque: enojo francés por la “traición” de Christopher Nolan
Por Claudia Peiró 30 de julio de 2017 cpeiro@infobae.com
La llamada operación Dynamo –tema de "Dunkerque", el último éxito de taquilla de Christopher Nolan,
cineasta inglés consagrado en Hollywood- fue una impresionante campaña
de evacuación por mar de las fuerzas aliadas que habían quedado
atrapadas en la región de los Flandes franceses, bien al norte del país,
en la frontera con Bélgica, tras la derrota de mayo de 1940, al
comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
La ofensiva alemana había logrado penetrar el frente francés en su
centro y con una magistral maniobra envolvente acorraló a franceses,
británicos y belgas sobre las costas del Canal de La Mancha. La
operación Dynamo, que duró del 26 de mayo al 5 de junio, permitió
salvar del cerco de la Wehrmacht y de un seguro cautiverio en Alemania a
unos 360.000 hombres, de los cuales 120.000 eran franceses.
Los soldados fueron embarcados desde las playas de Dunkerque hacia la
costa inglesa, en miles de embarcaciones tanto militares como civiles.
Esta evacuación, que se hizo bajo fuego enemigo, fue una operación
franco-británica.
"El film de Christopher Nolan no cuenta esa historia", se indigna Jérôme de Lespinois, teniente coronel e historiador, en una columna publicada en el diario Le Monde.
Para él, Nolan rehace la historia olvidando a los 40.000 soldados
franceses que se sacrificaron en el frente para asegurar el éxito de esa
operación.
Aunque Dunkerque fue una huida desesperada llevaba en germen una futura
victoria: los aliados preservaron ese día una buena parte de sus
tropas. Sin embargo, los 120.000 soldados franceses evacuados –junto a
más de 200 mil británicos- brillan por su ausencia en la versión de
Nolan.
Uno de los protagonistas de "Dunkerque" dijo que es más un film sobre
la reacción humana ante una crisis que un film de historia, de
guerra. Pero para Lespinois aquí hay una tergiversación burda: "Dunkerque refuerza la idea, falsa, de que los ingleses son mejores solos".
"Dunkerque o el espíritu del Brexit", es el título de otro editorial de Le Monde,
evocando no sólo la decisión inglesa de dejar la Unión europea, sino
también la "grieta" que secularmente divide a Francia e Inglaterra, dos
naciones obligadas a convivir pero que no olvidan las rencillas que las
han enfrentado.
El único marco político en la película es un célebre discurso de Winston Churchill
del que se escuchan algunas frases y que para los británicos simboliza
el espíritu de resistencia de junio de 1940, cuando Inglaterra se
encuentra sola frente a Alemania: "Lucharemos en los mares y los océanos
(…), lucharemos con cada vez mayor confianza y mayor fuerza en el aire
(…), defenderemos nuestra isla cueste lo que cueste (…), lucharemos en
las playas (…) en los campos y en las calles(…) lucharemos en las
colinas (…) nunca nos rendiremos…"
Pero este discurso fue pronunciado el 4 de junio, es decir, luego de concluida la operación.
El film no muestra los intercambios entre los mandos franceses y
británicos para la organización de la evacuación. Ni las decisiones que
sobre el terreno debieron tomar los jefes militares.
La película se ha estrenado en medio de una enorme expectativa, tras el éxito de taquilla en los Estados Unidos.
Y en realidad la crítica y el público francés en general la recibieron
bien. Es que a Nolan, aureolado por sus anteriores éxitos – Memento, Inception, la saga de Batman– lo precede la fama. El film, dicen los comentaristas, es espectacular e impactante.
La película muestra con gran realismo, auditivo y visual, el impacto de
las bombas, el silbido de las balas, los barcos hundidos y las largas
colas de soldados esperando a ser evacuados en la playa.
En la ciudad de Dunkerque también están contentos.
El film se rodó en el mismo escenario donde tuvo lugar la operación
Dynamo con miles de extras. Un realismo que choca con la tergiversación
histórica. Pero a los habitantes de la ciudad la película ya les reportó grandes ingresos y, como es habitual con esta clase de éxitos comerciales, el "Dunkerque" de Nolan está despertando el interés de los turistas
por recorrer las calles de la ciudad y conocer la playa desde la cual
se embarcaron aquellos soldados con rumbo a la costa inglesa.
"El problema –escribe Jacques Mandelbaum, el crítico de cine de Le Monde– es que (Nolan) no honra las obligaciones del contexto en el cual sumerge su historia. La batalla de Dunkerque es aquí una historia puramente inglesa.
¿Dónde están los 120 mil soldados franceses evacuados?, ¿dónde los
otros 40.000 que se sacrificaron para defender la ciudad frente a un
enemigo superior en armas y en número?"
La revista Les Inrocks señala que "el tratamiento exprés reservado a las fuerzas francesas es más bien mezquino".
Pero, como se dijo, no todos son cuestionamientos. Para el Journal du Dimanche, Dunkerque es el film "más ambicioso, más experimental, más depurado y más visceral" de Nolan. Lo califica de "relato de supervivencia visualmente impresionante". Elogios que se repiten en muchos otros medios.
El film de Nolan es sobre todo un himno a la supervivencia inglesa. Se parece mucho a una traición (Geoffroy Caillet, Le Figaro)
"¿Dónde quedó la historia?", se pregunta en cambio Geoffroy Caillet, el crítico de Le Figaro. "Increíble en el plano cinematográfico -escribe-, el Dunkerque de Christopher Nolan elude deliberadamente el trasfondo histórico.
(…) Elige hacer de su película un film de supervivencia, antes que uno
de guerra tradicional (…) Desde ese punto de vista, el éxito es total.
(…) Pero el film de Nolan es sobre todo un himno a la supervivencia
británica, que olvida la defección que la hizo posible (…) Esto se
parece mucho a lo que en un contexto militar se llamaría traición."
"La guerra convertida en videojuego", titula la revista especializada Herodote en la que quizá sea la crítica más dura. "Dunkerque reconstruye al estilo Hollywood
la evacuación in extremis de más de 300 mil soldados británicos y
franceses en riesgo de ser capturados por la Wehrmacht", escribe André Larané, director de Herodote.
"El público y la crítica parecen adorarla, nosotros no", agrega categórico.
"El film tiene una ventaja. Puede reducirse a su tráiler,
muy bien hecho -ironiza-. Si se lo ha visto, no se gana nada yendo a
ver la versión integral. Su desarrollo puede explicarse en pocas
palabras: un soldado corre en una ciudad desierta, perseguido por tiros
venidos de no se sabe dónde. Desemboca en una gran playa donde esperan
largas colas de soldados como {el. De repente, el silbido de un avión en
picada, los soldados corren en todas las direcciones y se lanzan cuerpo
a tierra; algunos no se levantan más. El avión desparece, los
sobrevivientes retoman la cola y suben a los barcos. De golpe, el
silbido de un avión en picad, un barco es alcanzado, los soldados caen
al agua, algunos vuelven a salir, otros no. Los rescatados vuelven a la
cola y suben a otros barcos, etc."
La gran ausente es la historia en esta obra, totalmente ajena a la encrucijada gepopolítica, insiste. "El enemigo (la Wehrmacht, la Luftwaffe, Hitler) no es ni siquiera nombrado…
¿Sabemos siquiera que estamos en la Segunda Guerra Mundial? No hay
cronología ni contexto, excepto unos extractos del discurso que Churchil
pronunció después de la operación".
En la noche del 23 de mayo de 1940, inexplicablemente, los alemanes habían detenido su ofensiva contra las fuerzas aliadas acorraladas, justo cuando podían darles el golpe de gracia. Incluso habiendo previsto una huida por el mar, no toman medidas para impedirla.
La orden de detener la ofensiva fue dada por Hitler en persona
y eso dio a los aliados que se estaban replegando hacia Bélgica el
tiempo necesario para consolidar sus defensas en torno a Dunkerque y
organizar la evacuación.
El a-historicismo del film de Nolan tal vez sirva para evitar explicaciones incómodas sobre datos que no se condicen del todo con el relato épico que se quiere instalar.
Cabe temer que esta vacuidad y el éxito que la acompaña sean el reflejo de nuestra época (Herodote)
"No hablemos del rol ridículo atribuido a los franceses, sigue diciendo
Larané. Lo que reprochamos a Dunkerque no es un simple travestismo de
la realidad, es mucho más grave: la ausencia de relato y la reducción del acontecimiento a sensaciones (imágenes y sonido)"
Y concluye: "Cabe temer que esta vacuidad y el éxito que la acompaña sean el reflejo de nuestra época, que ha olvidado que la guerra es algo diferente a un lote de sufrimientos individuales sin causa ni motivo. Es un drama colectivo con raíz en los errores y la maldad que hay que conocer para poderlos evitar. De eso, el ruidoso film de Christopher Nolan no dice estrictamente nada. Se desarrolla como un videojuego sin comienzo ni fin".
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