Arabia Saudí estaría utilizando equipos militares canadienses para reprimir a la comunidad chií en el este del país árabe.
La
ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, “está
profundamente preocupada por esta situación y ha pedido a las
autoridades que revisen el asunto”, anunció el viernes el portavoz de la
Cancillería de Canadá, John Babcock, citado por el portal local CBC.Así reaccionó el Gobierno canadiense después de que el diario local Globe and Mail publicara el mismo viernes un artículo sobre el supuesto uso por Arabia Saudí de vehículos blindados importados desde Canadá para atacar a la población chií en las regiones orientales de Arabia Saudí, principalmente, el distrito oriental de Al-Qatif, que desde 2011 ha sido escenario de marchas pacíficas en demanda de reformas políticas, libertad de expresión, el fin de las discriminaciones sectarias, entre otros.
Igualmente, el vocero canadiense aseguró que si se confirma que Riad ha utilizado vehículos blindados canadienses para cometer violaciones de derechos humanos, Freeland tomará medidas oportunas al respecto.
(Freeland) está profundamente preocupada por esta situación y ha pedido a las autoridades que revisen el asunto”, anuncia el portavoz de la Cancillería de Canadá, John Babcock.Babcock destacó que el Gobierno de Ottawa está buscando más información sobre las medidas adoptadas hasta el momento por los Al Saud para reprimir a sus ciudadanos, así como datos que evidencien que ese país árabe emplea equipos militares de Canadá en sus “operaciones de seguridad”.
Según el periodico Globe and Mail, varios videos e imágenes divulgados por primera vez en los medios sociales muestran que los policías saudíes usan equipos militares de Canadá contra los civiles y piden a la Administración canadiense poner fin a la exportación de armas al régimen saudí.
Ante las demandas de los opositores, Riad siempre ha recurrido a la represión. En 2016, el régimen saudí ejecutó al gran líder de los chiíes del país, el sheij Nimr Baqer al-Nimr, junto a un grupo de cerca de 50 opositores, lo que provocó una fuerte ola de condena internacional.
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