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El ilustrador que engañó a todos con un dibujo de Trump, nuevo socio del club de los impostores
Por Agustina Larrea 30 de julio de 2017
En tiempos de redes sociales, las patas de las mentiras parecen ser
mucho más cortas de lo habitual. Sin embargo, falibles como cualquier
emprendimiento humano, los medios gráficos siguen siendo víctimas de
impostores que, hábiles en lo suyo, convincentes y más o menos
perfeccionistas, continúan embaucando a editores que, en el fragor de la
tarea periodística –siempre a las corridas, siempre a último momento–
se ven seducidos por sus tentadores engaños.
Esta semana, el periodismo latinoamericano parece haber caído en la
trampa de al menos dos embaucadores profesionales. El primero y más
resonante fue el caso de Cristhian Hova, un ilustrador peruano que le
aseguró a la revista "Somos" del diario El Comercio que, entre sus numerosos trabajos, había realizado "tres tapas para la revista The New Yorker".
La publicación ilustró la nota, publicada el sábado 22 de julio, con un
dibujo que muestra al presidente de Estados Unidos, Donald Trump,
arriba de un juego mecánico para niños. El dato le llamó la atención de
inmediato al ojo atento del periodista Diego Salazar. Con curiosidad y
obsesión porque había algo que no le cerraba –Salazar conocía en detalle
la obra del ilustrador y es suscriptor de la revista estadounidense en
la que, entre otros, colaboró el dibujante argentino Liniers–,
repasó la colección del prestigioso medio, recorrió las redes sociales
del artista donde mostraba sus supuestas ilustraciones para el medio
norteamericano y descubrió la trampa: ni esa ni otras ilustraciones
habían sido jamás publicadas en las páginas de la revista.
Con un posteo riguroso en su blog No hemos entendido nada,
el periodista reveló paso a paso cómo fueron trucadas esa y otras
imágenes –que incluyen a David Bowie y Stephen King al lado del
inconfundible logo de la revista– que Hova compartió en sus cuentas de
Instagram y Facebook como parte de los trabajos que el medio
supuestamente le había encomendado.
El escándalo no tardó en estallar. Primero El Comercio
se disculpó por haber incluido el error en la entrevista con Hova y
luego fue el propio ilustrador quien se manifestó en su cuenta de
Facebook con un mensaje que luego borró.
"Lamento profundamente y me disculpo con todas aquellas personas, que
me han apoyado y seguido en todo este tiempo, y que se puedan estar
sintiendo afectadas con los contenidos del artículo publicado hoy en un
blog local", escribió en referencia al posteo de Salazar y agregó:
"Esta declaración no es para justificar, ni para quitar cuerpo, sino para afrontar y asumir la responsabilidad por haber mentido en mis redes sociales y medios sobre la proyección de algunos trabajos realizados por mí. Lo reconozco y me disculpo públicamente".
"Esta declaración no es para justificar, ni para quitar cuerpo, sino para afrontar y asumir la responsabilidad por haber mentido en mis redes sociales y medios sobre la proyección de algunos trabajos realizados por mí. Lo reconozco y me disculpo públicamente".
En los últimos días, otro medio latinoamericano fue víctima de la
impostura y debió disculparse ante sus lectores. Fue el diario chileno La Tercera
que, con un artículo titulado "Las entrevistas que no debimos
publicar", reveló que sus editores fueron embaucados por una periodista
chilena radicada en España, quien desde Europa envió al país trasandino
entrevistas con distintos líderes políticos. Pero esos diálogos, según
pudieron saber en las últimas horas, jamás habían tenido lugar.
Una entrevista publicada el lunes 24 de julio en La Tercera
no era una entrevista. Este diario publicó ese día una conversación
entre la chilena Ximena Marín Lezaeta y el ex presidente del gobierno
español, José Luis Rodríguez Zapatero. Bajo el título 'En Venezuela el
diálogo ha existido, existe y existirá', el ex jefe de gobierno se
explayaba en su misión como mediador en el conflicto que sufre ese país.
Su contenido fue replicado por agencias internacionales el mismo día en
que Zapatero estaba en Venezuela. Sin embargo, la entrevista publicada
nunca se realizó", explicó La Tercera el 26 de julio y se
disculpó por ese y otros textos falsificados por la colaboradora. En los
últimos meses, el medio publicó varias entrevistas de Marín Lezaeta con
Álvaro Uribe y otras personalidades de la política que en realidad
nunca tuvieron lugar. Según reveló La Tercera, todos los textos
de Marín Lezaeta fueron preventivamente levantados de la edición
digital del medio y se iniciará una investigación judicial contra la
periodista.
Mientras que en las últimas semanas se anunció que la Real Academia
Española incluirá en la próxima edición de su diccionario el remanido
término "posverdad" –debatido hasta el hartazgo, a veces como muestra de
cierto onanismo del campo intelectual–, las historias en apariencia
verosímiles que son dadas por ciertas han aparecido a lo largo de la
historia de los medios masivos mucho antes de la existencia de las redes
sociales.
Entre las más famosas, está una impactante nota publicada en 1980 por la periodista estadounidense Janet Cooke en el Washington Post,
en la que contaba la historia de un niño de apenas 8 años que era
adicto a la heroína. Bajo el título "El mundo de Jimmy", el artículo
conmocionó al mundo de los medios y tuvo un impacto tal que fue nominado
a los prestigiosos premios Pulitzer. Sin embargo, poco antes de la
entrega del galardón, la periodista confesó que el artículo había sido
inventado.
"Lo malo es que en periodismo un solo dato falso desvirtúa sin remedio a
los otros datos verídicos", reflexionó por aquellos años el escritor Gabriel García Márquez
al enterarse de la historia falsificada de Cooke y agregó: "En la
ficción, en cambio, un solo dato real bien usado puede volver verídicas a
las criaturas más fantásticas. La norma tiene injusticias de ambos
lados: en periodismo hay que apegarse a la verdad, aunque nadie la crea,
y en cambio en literatura se puede inventar todo, siempre que el autor
sea capaz de hacerlo creer como si fuera cierto (…) Algo de esto debe
ser el alcalde de Washington, Marion Barry, pues fue el primero que
denunció la falsedad del relato de Janet Cooke. Y no porque creyera que
el niño no existía, sino porque le pareció imposible que la madre
permitiera inyectarle heroína delante de un reportero".
El propio García Márquez fue víctima de uno de los embaucadores más
recordados –elevado casi a la altura de mito– en los medios gráficos
argentinos. Se trata del periodista Nahuel Maciel, quien a comienzos de
los años 90 se presentó en la redacción del diario económico El Cronista Comercial
un día en el que el cierre de las páginas culturales estaba atrasado
por falta de material. Maciel, que llegó con cartas de recomendación de
importantes editores de la época, ofreció entonces una entrevista con
Mario Vargas Llosa que, según contó, le había realizado al escritor por
fax. Y salvó la edición de ese día complicado. Desde entonces, se
convirtió en una suerte de redactor estrella, con sus notables diálogos
con grandes y variados autores como Carl Sagan, Juan Carlos Onetti,
Umberto Eco, entre otros.
El éxito de los textos de Maciel fue tal que el diario, que estaba
lanzando por entonces una colección de libros, le propuso al periodista
ampliar unas entrevistas que habría realizado con Gabriel García Márquez
para convertirlas en un libro de diálogos con el autor de Cien años de soledad.
Gustoso, Maciel aceptó el desafío y la publicación llegó a editarse,
con un prólogo de Eduardo Galeano y una presentación en la Feria del
Libro a la que asistieron unas 500 personas.
Tiempo después, se cayó la máscara del embuste: a la redacción del
diario llegó una demanda del sacerdote Mamerto Menapace de quien Maciel
había copiado palabra por palabra los textos que servían como
introducción a cada uno de los capítulos que integraban la publicación.
Poco después, el propio Galeano aseguró que no era el autor del supuesto
prólogo. El libro fue retirado de circulación y la edición íntegra
terminó quemada ante escribano público. El episodio sirvió para revelar
el accionar del periodista, mezcla de fabulador, mitómano y, por qué no,
gran creador de charlas que nunca existieron.
Una de las pocas veces que habló en público sobre todo lo sucedido –se
fue a vivir a Entre Ríos, donde siguió ejerciendo como periodista–
Maciel le dijo en una entrevista por mail al sitio Diario sobre diarios en 2004 que estaba arrenpentido de lo que hizo y que todo le sirvió como aprendizaje.
"En los primeros tiempos, luego de 1992, aunque tuviera intensas ganas
de hablar de ética, naturalmente me nacía un freno más que una
autocensura. Con el tiempo aprendí que también puedo expresar mi punto
de vista sobre la ética, justamente porque ahora he podido madurar la
situación de haber estado, si se me permite la expresión, en ambos lados
y saber lo que a una persona le pasa cuando pierde los parámetros de
los valores", escribió.
Un episodio también recordado en la prensa local es el de los textos
apócrifos del periodista Jorge Zicolillo, quien fue demandado por la
desaparecida revista TXT, que publicó crónicas que éste había
mandado desde Bagdad, donde supuestamente se encontraba para cubrir los
bombardeos a la capital en plena guerra de Irak, durante el gobierno de
George Bush hijo. Durante la posterior investigación judicial, a través
de la Dirección de Migraciones se pudo comprobar que el periodista no
había salido de la Argentina entre el 1° de marzo y el 21 de julio de
2003.
Quien indagó sobre el modus operandi
de un gran impostor y, mediante su obra, ayudó desde la literatura a
aproximarse al curioso mundo de los grandes embaucadores, es el autor
español Javier Cercas. Desde su libro El impostor
(Random House, 2015), Cercas reconstruye vida y obra de Enric Marco, un
anciano barcelonés que durante años se hizo pasar por sobreviviente de
los campos de concentración del nazismo y fue desenmascarado en 2005. El
hombre, que dio decenas de entrevistas contando su supuesta experiencia
y que llegó a ser venerado por presidir una asociación de
sobrevivientes, se convirtió en una suerte de obsesión para Cercas,
quien en su libro disecciona la complejidad de los engaños de Marco. En
la búsqueda de Cercas, verdad, ficción, fábula, novela, memoria y
literatura resultan vecinos que él se propone visitar. Y que viven muy
cerca de la mentira como una de las bellas artes.
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