viernes, 29 de marzo de 2013

¿Es posible predecir la muerte?


Relojes que se paran, perros que aúllan, sueños que se cumplen… Las crónicas están repletas de objetos y seres vivos capaces de presentir la muerte cercana de una persona. ¿A qué responden estos episodios? ¿Realmente puede la muerte avisar de su llegada? Científicos e investigadores se han interesado por este ámbito, tan desconcertante como real. Veamos.

Por Janire Rámila
En julio de 1750, Robert Morris, padre de uno de los firmantes de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, soñó que moriría por el cañonazo de un barco que iba a visitar. Relató su sueño al capitán del buque, rogándole que no disparara mientras estuviera a bordo. Al final de la visita, Morris zarpó en un bote de remos, mientras el capitán daba órdenes de que nadie disparara salvas de saludo hasta que el bote no estuviese fuera de alcance. Sin embargo, un gesto involuntario del capitán fue interpretado por un marinero como orden de disparar y Morris recibió, tal y como había soñado, el impacto del cañón.

Exactamente un siglo y medio después, en 1865, el entonces presidente de los Estados Unidos, Abraham Lincoln, sufría una experiencia similar. Y es que diez días antes de su asesinato, Lincoln relató un sueño que le había producido una gran inquietud. En él se vio a sí mismo deambulando por los pasillos vacíos de la Casa Blanca. Al entrar en el Salón Este observó, según sus palabras, “un catafalco sobre el cual descansaba un cadáver. A su alrededor había soldados que hacían guardia y mucha gente. Algunos observaban el cadáver, cuyo rostro estaba cubierto, otros lloraban lastimeramente. ‘¿Quién murió en la Casa Blanca?’, pregunté a uno de los soldados. ‘El presidente’, respondió, ‘lo asesinaron´”.

Aunque antiguos, estos episodios ejemplifican perfectamente un dilema que ha cautivado a investigadores y científicos de todas las épocas: ¿Es posible sentir la llegada inmediata de la muerte? Algunos expertos están convencidos de ello e indagan por el mundo buscando pruebas que lo corroboren. Los sueños como los de Lincoln o Morris podrían ser una de ellas, aduciendo que acontecimientos futuros tan traumáticos como la muerte responden a ciertas leyes físicas o a energías que algunas personas son capaces de interpretar o de entrever, bien a través de sueños o de premoniciones. Es lo que a comienzos del siglo XX, con el desarrollo de la parapsicología, se denominaron “apariciones de crisis”.

Lo cierto es que se trata de casos tan repetitivos en el tiempo, que en algunas culturas se ha instalado la creencia inamovible de que poco antes de que una persona muera, ella u otros pueden ver la imagen del individuo moribundo. Es el caso de Islandia, donde existe una gran incidencia de habitantes que aseguran haber tenido esta experiencia, aún encontrándose a kilómetros de distancia del fallecido.

Aunque no islandés, otra de las personas que afirmaba poseer esa habilidad fue Nikola Tesla, descubridor de la corriente alterna, ingeniero y científico de principios del siglo XX. Desde su juventud, vivíba angustiado por unas extrañas visiones que le asaltaban, casi siempre acompañadas por lo que él denominó en sus diarios como “destellos de luz”. Muchas veces se trataba de escenas inconexas, pero dos de esos instantes quedaron grabados en su mente. El primero sucedió en 1890, cuando, viviendo ya en Nueva York, sufrió la visión de poderosamente a la efigie de su madre. “Entonces supe que había muerto”, se lee en su diario. Y así fue. Pocas horas después de aquella experiencia, un telegrama le informaba del fallecimiento.

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