viernes, 29 de marzo de 2013

¿Por qué los hombres aman los senos femeninos?

¿Por qué los hombres aman los senos femeninos?

POR: Ana Cecilia Escobar

¿Por qué los hombres aman los senos femeninos?

 

POR: Ana Cecilia Escobar el Jue, 28 de Marzo de 2013, 17:00 pm
Los siglos pasan y un par de bolsas llenas de grasa sobresalientes del cuerpo femenino sigue siendo una obsesión para los hombres. ¿Por qué? Los científicos nunca han podido explicarlo, pero un neurocientífico encontró una explicación bastante “llena de sentido.”
El profesor de psiquiatría de la Universidad de Emory, Larry Young que estudia las bases neurológicas de comportamientos sociales complejos, cree que la evolución humana ha aprovechado un antiguo circuito neural que evolucionó originalmente para fortalecer el lazo entre la madre y un recién nacido durante la lactancia. Ahora, el circuito cerebral fortalece el lazo entre las parejas también. Entonces, al igual que los bebés, los hombres aman los senos femeninos.
Durante la lactancia, los pezones de una mujer son estimulados y la oxitocina (un neuro químico) fluye por su cerebro, lo que la ayuda a enfocar su atención y afecto en su bebé. Pero investigación reciente demuestra que estos circuitos no están reservados únicamente para el uso de los pequeños.
La estimulación de los pezones aumenta la excitación sexual en la mayoría de las mujeres y activa las mismas áreas en el cerebro que la estimulación del clítoris y la vagina. Cuando una pareja sexual toca, masajea o mordisquea los senos de una mujer, se libera oxitocina (conocida como “la droga del amor”) en el cerebro femenino, lo cual resulta en la atención en la pareja sexual de ella y se fortalece el deseo de acercamiento con la otra persona.
Es decir, que los hombres se vuelven más deseables al estimular los senos de una mujer antes y durante el sexo. Y la evolución ha hecho, con toda lógica, que los hombres quieran hacerlo.
En entrevista con Life’s Little Mysteries, Young reveló que la atracción a los senos “es el efecto de una organización cerebral que ocurre en hombres heterosexuales cuando llegan a la pubertad. La evolución ha provocado esta atracción en un contexto sexual, porque el resultado es la activación del circuito de unión femenino, que las hace sentirse más cercanas con ellos. Es un comportamiento que los hombres desarrollaron para estimular la cercanía con las mujeres” y por ende obtener placer sexual y reproducción.
La pregunta que surge en consecuencia, es ¿por qué otros mamíferos que alimentan a su progenie con las mamas, no desarrollaron el mismo mecanismo? Young teoriza que se debe a la tendencia humana de formar relaciones monógamas, lo que el 97% de los mamíferos no hace.
Además “podría tener que ver con el hecho de que tenemos sexo cara a cara, lo que brinda mayor oportunidad de estimular los senos durante el sexo. En el caso de ratas monógamas, por ejemplo, los pezones cuelgan hacia la tierra y las ratas macho copulan por detrás, por lo que esto no evolucionó” explicó Young.
Otras teorías alrededor de la predilección de los hombres por los senos femeninos son ciertamente escudriñables. El argumento de que los hombres seleccionan mujeres con pechos grandes porque creen que proveerán mejor a su estirpe, se debilita al considerar que los espermatozoides son vastos en comparación con los óvulos, por lo que los hombres no necesitan ser demasiado selectivos.
Aunque lo anterior no significa que la teoría de Young se salve de críticas. Por ejemplo, la antropóloga Fran Mascia-Lees de la Universidad de Rutgers, que ha escrito por años sobre el papel de los senos en la evolución, sugiere que una de las excepciones es que no todos los hombres se sienten atraídos a los senos. “Siempre es importante, ante las teorías de biólogos evolutivos, tomar en cuenta las diferencias culturales. En algunas culturas africanas las mujeres no cubren sus senos y los hombres no parecen encontrarlas tan irresistibles.”
A lo anterior, Young respondió que sólo porque los senos de estas mujeres no están cubiertos “no significa que su estimulación no sea parte del ritual previo al sexo. Hasta el momento no hay muchos estudios que revisen el asunto en un contexto antropológico.”
La teoría completa de Young sobre el amor a los senos y otros aspectos neurológicos de la sexualidad humana se encuentra en su libro “The Chemistry Between Us” publicado el año pasado.

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