CIUDAD DEL VATICANO, (ANSA) - El papa Francisco instó hoy
a los sacerdotes a dejar de ser "gestores" y a acercarse al
"sufrimiento", además de que sean "pastores con olor a ovejas",
durante su primera misa crismal.
En la misa crismal del Jueves Santo se bendice el aceite
usado durante el año para los bautismos y también se renuevan
las promesas sacerdotales.
Cuando "el aceite" de la gracia desciende de Dios a su pueblo
a través del cura, entonces, éste es en verdad un cura, explicó
el Papa.
El pontífice argentino Jorge Mario Bergoglio invitó a sus
sacerdotes a rezar y predicar desde "la realidad cotidiana" que
vive el pueblo, a celebrar "cargándose al hombro al pueblo".
"El buen sacerdote -dijo el Papa que celebró hoy misa en San
Pedro con 1.600 religiosos, entre curas, obispos y cardenales-
se reconoce según lo unge su pueblo".
"Cuando nuestra gente es ungida con el aceite de alegría, eso
se nota", agregó.
Se nota "cuando el Evangelio que predicamos llega a su vida
cotidiana, cuando desciende como el aceite de Aarón hasta los
bordes de la realidad, cuando ilumina las situaciones límite,
'las periferias' donde el pueblo fiel está más expuesto a la
invasión de los que quieren saquear su fe".
Francisco aludió así al pasaje bíblico sobre la unción de
Aarón. Dice ese texto del levítico: "Y tomó Moisés el aceite de
la unción y ungió el tabernáculo y todas las cosas que estaban
en él, y las santificó (...). Y derramó del aceite de la unción
sobre la cabeza de Aarón, y lo ungió".
El papa latinoamericano enfatizó en la necesidad de "salir a
experimentar nuestra unción, su poder y la eficacia redentora;
en las 'periferias' donde hay sufrimiento, sangre derramada,
ceguera que desea ver, hay prisioneros de tantos patrones
malos".
No es en las "introspecciones reiteradas" o en los cursos de
"autoayuda", sugiere el pontífice, "que encontramos al Señor", y
el sacerdote debe tener confianza en la "gracia que se activa y
crece en la medida en la cual, con fe, salimos a dar nosotros
mismos y a dar el Evangelio a los otros, a dar la poca unción
que tenemos a aquellos que no tienen nada", enfatizó Francisco.
En cambio, el "sacerdote que sale poco, que unge poco, -no
digo 'nada' porque nuestra gente nos roba la unción, gracias a
Dios- se pierde lo mejor del nuestro pueblo, lo que es capaz de
activar la parte más profunda de su corazón presbiterial",
agregó.
Quien no sale de sí, más que un mediador, "se convierte poco
a poco en un intermediario, un gestor" y "todos conocemos la
diferencia", intermediario y gestor "tienen su paga, y como no
ponen en juego la propia piel y su propio corazón, no reciben un
agradecimiento afectuoso, que nace del corazón", advirtió.
Francisco aseguró que la "insatisfacción de algunos" curas
que, "terminan por estar tristes y transformados en una suerte
de coleccionistas de antiguedades o de novedades", nace del
hecho de no ser más "pastores con olor a ovejas, pastores en
medio de la grey, pescadores de hombres".
CHR-DS/ACZ
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