Los dos agentes encubiertos de EE.UU. que ingresaron a Bolivia
Por Jaime Salvatierra
Salvador
Leyva y Edgar Fernando Fritz son los dos agentes de la Drug Enforcement
Administration (DEA) que el 11 de mayo pasado ingresaron a territorio
boliviano, como turistas, para ejecutar una operación secreta, con la
fachada de un curso antidrogas organizada por la FELCN y la NAS, para
involucrar al viceministro Felipe Cáceres en actividad de narcotráfico y
golpear políticamente al presidente Evo Morales.
Hasta
ahora no es posible saber el grado de relación con una decisión tomada
en la Casa Blanca, pero a escasas 24 horas de la publicación de un
artículo que puso al descubierto el operativo encubierto por este mismo
medio (La CIA y DEA llevan adelante nueva conspiración contra Bolivia http://www.la-epoca.com.bo/index.php?opt=front&mod=detalle&id=2523 ), la embajada de los Estados Unidos en La Paz anunció el retiro de la Oficina de Asuntos Antinarcóticos (NAS), luego de cerca de tres décadas de presencia.
Los
dos agentes de la DEA –una agencia que fue expulsada de Bolivia por el
presidente Evo Morales en 2008, acusada de hacer espionaje político
antes que cumplir con
su misión-, arribaron a Bolivia el 11 de mayo, a horas 21:56, en un
vuelo comercial de la línea Copa CM125 procedente de la ciudad de Panamá
y salieron rápidamente, antes de lo previsto, el sábado 18 de mayo, en
el vuelo CM 245 de la misma línea aérea y con destino a Panamá.
El
descubrimiento del operativo encubierto ha provocado gran revuelo en
Washington y en la embajada norteamericana en La Paz, y hasta ha
evidenciado serias contradicciones y conflictos de competencias entre
las agencias CIA, DEA y NAS.
El
objetivo real de la misión de los dos agentes encubiertos era aportar
con su experiencia de largos años en actividades de espionaje a la
fabricación de elementos materiales de prueba contra el viceministro de
Defensa Social, Felipe Cáceres, por actividades de narcotráfico, en el
marco de un plan más amplio para dañar la imagen del presidente
boliviano Evo Morales, quien a pesar del asedio permanente dentro y
fuera de su país expresa un liderazgo que cuenta con el respaldo de la
mayor parte de la población.
El
desarrollo del operativo cuenta con la participación de dos oscuros
personajes que bajo la fachada de hombres de negocios radicados en la
ciudad de Santa Cruz, vienen realizando su labor encubierta como agentes
de la CIA y la DEA desde hace varios años.
Se
trata de los norteamericanos David Wayne Paiz y Bert Davi Castorino. El
primero un viejo agente de la CIA y la DEA, quien por orientación de
estas agencias se radicó en Bolivia hace varios años, luego de contraer
matrimonio con una joven boliviana y obtener ciudadanía de este país.
Dos son los primeros hechos que llaman la atención de este operativo de los servicios secretos de Estados Unidos:
Primero,
que ambos agentes DEA hayan ingresado a Bolivia como turistas a pesar
de que venían a participar en calidad de instructores de un curso
organizado por la NAS.
De
los dos agentes de inteligencia, Edgar Fernando Fritz ha estado
anteriormente en Bolivia. Una de sus visitas, también encubierta, se
produjo el 9 de noviembre de 2012 y su salida el 17 del mismo mes.
Segundo,
que el curso organizado por la NAS haya sido a pedido de la Fuerza
Especial de Lucha contra el Narcotráfico (FELCN), en coordinación con el
director de capacitación de la embajada de los Estados Unidos, Donald Frerich, a pesar de que la DEA no tiene oficinas en Bolivia.
Los
experimentados agentes de inteligencia de los Estados Unidos, cuya
intensa actividad puede ser rastreada por internet, debieron permanecer
hasta el 24 de mayo en la ciudad de Santa Cruz, pero en la tarde del
viernes 17 interrumpieron abruptamente el “curso” que se llevaba
adelante en el Hotel Asturias, advertidos de sospechas de su presencia
en Bolivia.
A
pesar de la interrupción del “curso”, con el motivo aparente de que el
conflicto social que enfrentaba el gobierno de Morales con la Central
Obrera Boliviana (COB) se iba a agudizar con un motín policial, Salvador
Leyva y Edgar Fernando Fritz, reportaron a Washington que su misión
había sido cumplida, pues recopilaron la supuesta información contra
Cáceres y contactaron a agentes en Bolivia dispuestos a ejecutar el
plan.
Los
dos personajes, doble agentes de la CIA y la DEA, desde hace varios
años, son los norteamericanos David Wayne Paiz y Bert Davi Castorino. El
primero un viejo agente de la CIA y la DEA, quien por orientación de
estas agencias se radicó en Bolivia hace varios años, luego de contraer
matrimonio con una joven boliviana y obtener ciudadanía de este país.
Wayne
fue infiltrado por la CIA en los servicios policiales bolivianos como
profesor de artes marciales, posición que le permitió desarrollar su
actividad de espionaje y captación de posibles candidatos dentro de las
fuerzas de seguridad bolivianas y su utilización como fuente de
información para la embajada de los Estados Unidos.
De
acuerdo a la información obtenida, el ciudadano norteamericano también
participó de alguna manera en la campaña de desestabilización que la
ultraderecha boliviana, apoyada por las corrientes internacionales, llevó delante de forma muy activa contra el proceso popular que encabeza el presidente Evo Morales durante el periodo 2006-2009.
Las
agencias de inteligencia estadounidenses, aprovechando esos vínculos
estrechos le asignaron a Wayne la tarea de contratar posibles
denunciantes contra el viceministro Cáceres, los que se encargarían de
presentar y sustentar supuestas evidencias de los vínculos de la
autoridad boliviana con actividades de tráfico de drogas, según se
plantea.
La
CIA, a través de Wayne, ha llegado a ofrecer hasta un millón de dólares
a estos falsos testigos como pago a su colaboración, según se desprende
de la información obtenida.
Wayne
reporta directamente a Bert Davi Castorino, pera de origen italiano,
nacionalizado en Estados Unidos y con un largo historial de servicio
dentro de la CIA.
Al
igual que Wayne, el italo-norteamericano Castorino lleva varios años
radicado en Bolivia y es un importante enlace entre la estación CIA en
La Paz con los grupos y líderes de organizaciones de extrema derecha de
la ciudad de Santa Cruz. También mantuvo relaciones con los dirigentes
de la línea dura opositora contra el proceso de cambio.
Aún
no se tiene plenamente identificada a la estructura de esa nueva
conspiración contra el gobierno de Evo Morales, pero todo indica que
Castorino está a cargo y responde ante sus jefes de la CIA por la
operación fabricada contra el viceministro Cáceres.
Como
parte importante de estas acciones de la CIA, en colaboración con la
DEA, Castorino está explorando qué personajes comprometidos con la
justicia boliviana, ya sea jueces o fiscales, podrían servir al
cumplimiento del operativo encubierto. Según señalan las informaciones
preliminares, hace muy poco Castorino sostuvo un encuentro con el Fiscal
cruceño Alvaro de la Torre, conocido por sus vínculos con los sectores
más reaccionarios de la oposición y sobre quien existen sospechas de
corrupción.
La
reunión entre Castorino y Alvaro de la Torre se llevó a cabo en el Bar
Discoteca Budu, al cual el enlace CIA acude con frecuencia y utiliza
como lugar predilecto para tratar negocios que califica como delicados.
El
representante de la CIA dispone de medio millón de dólares para el
fiscal que investigue el caso, cuando la denuncia se haga efectiva
contra Cáceres, y para que reciba la declaración de los falsos testigos y
para que se encargue de promover una investigación sobre estos
supuestos cargos.
OTROS DETALLES DEL PLAN CONSPIRATIVO
El
operativo conspirativo es mucho más grande de lo imaginado. Una parte
de la información fabricada contra Cáceres, pero que busca dañar la
imagen del presidente Evo Morales, ha sido entregada en Paraguay a un
conocido agente de la Central de Inteligencia Americana (CIA) por un
oficial boliviano a las órdenes de la embajada de Estados Unidos en La
Paz.
Este
operativo encubierto y claramente conspirativo contra el gobierno de
Evo Morales, del que con mayores detalles y actores informaremos a su
debido momento, también ha permitido confirmar que si algo no hacen los
servicios secretos norteamericanos es quedarse quietos.
La
CIA y la DEA, incluso con sobreposición de tareas y contradicciones,
trabajan en varias conspiraciones simultáneas contra Bolivia. Una de
ellas apunta a reclutar oficiales de la Policía y de las Fuerzas Armadas
para obtener información sensible y delicada del gobierno con planes y
objetivos desestabilizadores.
En
la dirección de ese propósito de reclutamiento, en menos de un año han
invitado y financiado a varios efectivos de la Policía para participar
de cursos y entrenamientos en Lima.
El
curso más reciente fue en abril último y lo coordinó el oficial de
programas LEPD-División de Asuntos Antinarcóticos de la Embajada de
Estados Unidos, Javier López Videla, quien además participó en el
montaje del “curso” que se llevó a cabo en el hotel Asturias a partir
del 13 de mayo y para el que llegaron los agentes Salvador Leyva y Edgar
Fernando Fritz.
Pero
volvamos a Lima. El curso titulado “Derechos de propiedad intelectual”,
para no levantar sospechas sobre las materias de espionaje, se llevó
adelante en la Academia Internacional para el Cumplimiento de la Ley
(ILEA), que es una fachada de la CIA y las agencias de inteligencia de
Estados Unidos para reeditar sin ruidos una especie de Escuela de las
Américas y para usar sus agentes en planes conspirativos contra los
gobiernos de izquierda y progresistas de América Latina.
Este
curso, al cual viajaron ocho oficiales de la Policía de Bolivia el 14
de abril, previo cobro de viáticos para sus gastos de alimentación y
hospedaje de la embajada de Estados Unidos en La Paz, se montó como un
intercambio de conocimientos con la Policía del Perú.
El
inicio de la actividad, el 15 de abril, comenzó el día en que el
secretario de Estado norteamericano, John Kerry, decía ante un comité de
la Cámara de Representantes de su país que América Latina era el patio
trasero de los Estados Unidos.
Estos
“acercamientos” de los servicios secretos norteamericanos a los
uniformados bolivianos al parecer no se han interrumpido a pesar de las
reservas del gobierno de Morales. Tan es así que los policías que
prestan sus servicios en la embajada de EE.UU. en La Paz son utilizados,
previa instrucción de quitarse el verde olivo y vestirse de civiles,
para hacer labores de espionaje y seguimiento a figuras políticas
oficiales y movimientos sociales.
Para
el cumplimiento de esas “tareas”, la oficina de seguridad de la
embajada de Estados Unidos, dirigida por Thomas Scanlon y de su segundo
jefe, el boliviano Alfonso Palma Meneses, elaboran cada semana un plan
de inteligencia al grupo de detección y seguridad coordinado por el
coronel jubilado del ejército boliviano y reconocido agente CIA, Roberto
Vargas Blacut (la Oveja), quien tiene bajo su mando a cerca de 10
policías dirigidos por el teniente Rolando Villa Choque. La hija de la
“Oveja”, Karen Vargas Sosa, trabaja en la Embajada de los Estados Unidos
bajo órdenes de Alfonso Palma.
¿POR QUÉ TANTO ASEDIO CONTRA EVO MORALES?
Como
se ha señalado en el artículo del domingo 19 publicado por este mismo
medio (CIA y DEA llevan adelante nueva conspiración contra Bolivia), por
lo visto dos son los grandes objetivos de este operativo encubierto:
Primero,
alimentar una matriz de opinión internacional que criminalice y
estigmatice aún más al gobierno boliviano en la lucha contra el
narcotráfico. A las autoridades estadounidenses les ha caído bastante
mal que Bolivia haya conseguido exitosamente la defensa de la hoja de
coca al denunciar la Convención de Viena de 1961 y luego su
reincorporación.
El
gobierno de Morales también ha criticado duramente a la administración
de Obama por incorporar a Bolivia con juicios negativos en su informe
anual sobre la lucha contra las drogas, a pesar que las Naciones Unidas
han reconocido que es el país que más ha reducido sus cultivos de coca
respecto de Colombia y Perú, y que también el que más acciones de
represión al accionar del narcotráfico ha llevado a cabo. De ahí que,
ante el anuncio del retiro de la NAS, el ministro de Gobierno, Carlos
Romero, haya respondido con orgullo que “sin la DEA la lucha
antinarcóticos ha sido mejor”.
Segundo,
construir una matriz de opinión dentro de Bolivia para afectar la
imagen del gobierno boliviano y sobre todo del presidente Evo Morales,
quien se dispone a participar de las elecciones de 2014 luego que el
Tribunal Constitucional Plurinacional habilitará su postulación al
responder positivamente a una consulta de la Asamblea Legislativa
Plurinacional.
Para
terminar, dos preguntas finales: ¿Ante estos datos irrebatibles, puede
la embajada de Estados Unidos probar que los dos agentes DEA no
ingresaron a Bolivia el 11 de mayo?, ¿Es posible negar la organización
del “curso” antidrogas bajo coordinación de la NAS?
(Tomado de La Época)