viernes, 31 de mayo de 2013

El gran dilema de una misión tripulada a Marte: la radiación

El gran dilema de una misión tripulada a Marte: la radiación


Ilustración de una posible misión tripulada a Marte
Vivimos tiempos emocionantes en lo que se refiere a la exploración espacial. Estamos en un punto en que agencias nacionales y empresas privadas hablan de enviar astronautas al espacio profundo y al planeta Marte.
Mientras que la agencia espacial estadounidense, la NASA, estima que le llevará unos 25 años lanzar una nave espacial tripulada, otros emprendedores privados ofrecen esta posibilidad en menos tiempo, aunque no garantizan el billete de vuelta a la Tierra.
Pero, ¿cuán seguro es para un hombre emprender esta aventura? La radiación sería uno de los problemas más importantes a tomar en cuenta.
El explorador de la NASA Curiosity confirmó lo que durante mucho tiempo expertos venían sospechando: los astronautas de una misión al país rojo tendrán un gran dosis de radiación dañina.
El robot contó el número de las partículas espaciales de alta energía que chocaron contra la cápsula durante los ocho meses de viaje.
Basándose en estos datos, los científicos determinaron que el viaje de ida y vuelta de un ser humano a Marte podría exponerlo a una dosis que alcanza los límites actuales de seguridad.
Y este cálculo no cuenta el tiempo que tardarían en la superficie del planeta rojo.
Esto aumentaría el riesgo de desarrollar algún tipo cáncer fatal más allá de lo que se considera aceptable para un astronauta de carrera.

Blindaje y rapidez

Explorador Curiosity
El Curiosity les ofrece a los expertos todo tipo de datos que le permiten avanzar en una misión tripulada a Marte.
"La solución más simple a este problema sería reforzar el blindaje. Pero el problema es que este tipo de blindaje pesa mucho y enviarlo al espacio cuesta dinero", le explica a BBC Mundo Donald Hassler, del Instituto de Investigación Suroeste en Boulder, Colorado, EE.UU.
Para empezar, se necesitaría un lanzador más grande para transportar una nave más pesada.
"Se trata de necesidades enfrentadas. Quieres hacer las cosas tan ligeras como puedas, pero al mismo tiempo, para la protección contra la radiación quieres tener el suficiente blindaje a tu alrededor para protegerte", agrega el especialista, coautor del estudio publicado en la revista Science.
Actualmente, con la tecnología de propulsión química existente, el viaje a Marte lleva varios meses, unos 250 días.
"La situación mejoraría mucho si pudiéramos llegar un poco más rápido", le dice a la BBC Cary Zeitlin, colega de Hassler.
"La tasa de la dosis no es el único problema, es el número de días que uno acumula, esa dosis es lo que hace un total que supera lo límites máximos (permitidos de radiación). Mejorar la propulsión sería realmente la clave si alguien pudiera hacer que funcione".
Ahora se están desarrollando nuevos tipos de propulsión, como el plasma y cohetes térmicos nucleares. Esto podría reducir el trayecto a apenas unas semanas.

Rayos de más allá

Cápsula trasportadora del Curiosity.
El Curiosity viajó a Marte dentro de una cápsula de un tamaño parecido al que se está desarrollando para enviar astronautas más allá de la estación espacial, a destinos como asteroides y Marte.
Esto permitió tomar medidas directas y precisas de la radiación.
"Las partículas que preocupan a los expertos se pueden clasificar en dos categorías: aquellas que son aceleradas de nuestro dinámico Sol, y las que llegan a alta velocidad desde afuera de nuestro Sistema Solar", explica Jonathan Amos, reportero de ciencia de la BBC.
Las de la última categoría se originan a partir de estrellas que han explotado y de los alrededores de los agujeros negros.
"Estos rayos cósmicos galácticos (GCR, por sus siglas en inglés) desprenden mucha energía cuando chocan con el cuerpo humano, lo que dañaría las células de ADN. También son las más difíciles de protegerse", agrega Amos.
La gruesa atmósfera de la Tierra, su campo magnético y su enorme masa de roca ofrecen protección a las personas que viven en su superficie, pero para los astronautas en el espacio profundo, un casco de aluminio de 30 centímetros de espesor no va a cambiar mucho la exposición de GCR.
Los datos del estudio revelaron que la dosis de GCR es equivalente a someterse a un escáner de cuerpo entero en un hospital cada cinco días

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