domingo, 5 de octubre de 2014

Cómo el fracaso de la Liga de las Naciones propició la Segunda Guerra Mundial



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Angel Sandoval.




Cómo el fracaso de la Liga de las Naciones propició la Segunda Guerra Mundial

15:03 01/08/2014
Por María Baliábina, Nóvosti - La Voz de Rusia

Los conflictos bélicos siempre dejan huella en la Humanidad. Más aún las guerras mundiales que marcan la vida de varias generaciones. El orden del mundo en los años 20 del siglo pasado corrió a cargo de la Liga de las Naciones. Sin embargo, las labores del organismo acabaron en un fracaso diplomático. Lejos de prevenir nuevos conflictos, sirvieron en gran medida para fomentar los ánimos nacionalistas en Alemania y, como resultado, desencadenaron la Segunda Guerra Mundial.
El 28 de junio de 1919 los miembros de la Triple Entente firmaron con Alemania el Tratado de paz de Versalles. Ocurrió cinco años después del primer disparo de la Primera Guerra Mundial, aquel que puso fin a la vida del archiduque Francisco Fernando. Cinco largos años que la Humanidad necesitó para vivir todos los horrores de la guerra y plantearse el restablecimiento de la paz. Esta tarea había de correr a cargo de la recién creada Liga de las Naciones, el primer organismo internacional que proclamaba como objetivo primordial el mantenimiento de la seguridad colectiva y el arreglo diplomático de cualquier tipo de controversia entre los países.
Mientras tanto, el organismo más que a prevenir la guerra se dedicó a luchar contra las consecuencias de ésta, opina el investigador del Centro de Estudios Gran Guerra Patria de los años 1941-1945 Dmitri Súrzhik: “Los fundadores de la organización creían que conflictos de nivel global no volverían a repetirse. Por esta razón la Liga no contaba con ningún mecanismo eficiente de prevención de guerra. La Liga de las Naciones no desempeñó un papel significativo en la solución de los numerosos conflictos que tuvieron lugar entre las dos contiendas globales, entre ellos, la intervención de la Triple Alianza contra la Rusia soviética, la anexión por Polonia de una parte de los territorios vecinos, la agresión de Tokio contra Manchuria y China.
© RIA Novosti.
La actuación de la Liga de las Naciones carecía de vigor y la mayor sanción que aplicó contra los agresores fue excluirlos de sus filas”, indica.
Después de la firma del Tratado de Versalles los países vencedores orientaron su política exterior a la destrucción de Alemania, que tuvo que asumir toda la carga, incluida la económica, por las consecuencias de la guerra. El documento obligaba a Berlín a indemnizar el daño material a los países que habían sufrido pérdidas. El Reino Unido y Francia la tenían poco menos que arrinconada. Unas reparaciones imposibles de costear y la autoestima nacional pisoteada hicieron que en Alemania llegaran al poder los nacionalsocialistas.
Además, el establecimiento de la paz se veía impedido por la actitud de los ganadores hacia sus aliados no menos influyentes. Precisamente este motivo abrió camino al surgimiento del primer movimiento fascista, el de Italia, un país que en su calidad de ganador contaba con ampliar sus dominios, pero que al final se quedó sin nada.
© RIA Novosti.
Muchos tenían claro que Europa se estaba precipitando hacia la guerra, pero los diplomáticos de la Liga de las Naciones de aquellos momentos no consideraban perspectivas de largo alcance, sino que dedicaban su atención a los problemas del presente. La Liga, además de no tener perspicacia, carecía de fuerza real, opina la docente de la Facultad de Historia de la Universidad Lomonósov de Moscú, experta en Historia de Alemania del siglo XX Tatiana Timoféeva:
“Después de la Primera Guerra Mundial los intentos de un arreglo pacífico se basaban en los principios diplomáticos del siglo XIX: “Peor para el perdedor”. No se tomaban en consideración ni los sentimientos de los pueblos, ni la situación real de Alemania ni la fuerza de los ánimos revolucionarios en Europa. Los vencedores querían seguirlo siendo en todo. Esos intentos del arreglo posguerra no eran sino el deseo de castigar a Berlín por haber desatado la guerra y no estaban bien calculados.
Los postulados de la Liga de las Naciones sobre la defensa de la integridad territorial y el establecimiento de la paz nunca llegaron a ponerse en práctica. Un año después del final de la Segunda Guerra Mundial el organismo dejó de existir, para dejar lugar a la Organización de las Naciones Unidas.


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