lunes, 12 de enero de 2015

Europa pierde la batalla frente al fantasma deflacionario

Europa pierde la batalla frente al fantasma deflacionario


Inflacion Zonaeuro 2011 2014
La zona euro ha perdido la batalla contra la deflación con la caída de -0,2 por ciento en el índice general de precios de diciembre. Este hecho da cuenta de la gravedad de la crisis financiera desatada en 2008 que a lo largo de seis años ha sido minimizada por los líderes europeos sin dar ninguna respuesta acertada de política económica. Si bien la "inflación subyacente", que excluye la fluctuación de los precios de la energía y los alimentos, sigue siendo positiva, es muy baja para los estándares históricos. La economía funciona mejor cuando la inflación es predecible y estable y no cuando los precios son decrecientes, como muestra la gráfica. Este imparable descenso en el nivel de precios que cada mes se acentúa, es un claro reflejo de que Europa ha perdido el rumbo. A seis años de la quiebra de Lehman Brothers la producción europea no ha vuelto a los niveles alcanzados en 2007 y las condiciones de vida se hacen cada vez peores, aunque los índices bursátiles escalen hacia nuevas y exitosas alturas.

Todo el exitismo bursátil es un juego engañoso y da lo mismo si las burbujas estallan de a una o en conjunto... No hay ninguna señal de que la economía se dirige a un repunte y la tendencia deflacionaria, así como las tasas de interés en el histórico y prolongado cero por ciento, no hace más que generar beneficios a quienes apuestan en la renta variable. La semana pasada el rendimiento de la deuda pública alemana pasó a ser negativo. Cuando la gente debe pagar al banco para que cuide su dinero no hay ninguna seña de prosperidad a la vista porque no hay camino alguno a la inversión. Estamos en un verdadero círculo vicioso donde la caída prolongada de la inversión reduce el potencial de crecimiento futuro. Hay que comenzar a tomarse en serio el estancamiento secular porque la economía ha llegado a un punto muerto.

Austeridad y desplome de la demanda

Esto confirma lo que advertíamos en 2008 cuando señalamos que el estallido de la crisis en el corazón del sistema financiero representaba un duro golpe al mundo capitalista y marcaba el inicio de una espiral descendente que se vio acentuada por los planes de austeridad que hundieron aún más la demanda. El desplome de la demanda ha limitado seriamente la actividad económica mundial y es lo que ha incubado el entorno deflacionario que hoy es una dolorosa realidad en Europa. La caída de los precios del petróleo es un claro indicador de la desaceleración del crecimiento en todo el mundo. China, Alemania y toda Europa se enfrentan a una caída de la demanda generando un exceso de oferta que presiona a la caída de los precios.
Europa se sumerge en una deflación corrosiva mientras el rendimiento de los bonos cae a mínimos históricos. Los rendimientos alemanes cayeron por debajo de cero por primera vez en la historia lo que implica que los inversionistas prefieren pagar al gobierno alemán para que cuide su dinero por el resto de la década en vez de invertirlo en proyectos que generen empleo. Pero no existen estos proyectos. Los rendimientos españoles, italianos y portugueses han visto caídas espéctaculares y los gobiernos pueden pedir dinero prestado a cinco años a una tasa del 0,3 por ciento, algo que no se ha visto en toda la historia moderna de Europa. El BCE sabe que está en serios problemas y prepara un nuevo paquete de dinero barato para continuar prolongando la agonía del euro.
Si bien la reducción a la mitad de los precios energéticos es motivo de celebración dado que se puede tomar como una "reducción de impuestos", es diferente cuando la inflación es menor que cero y cuando los bonos están cayendo en picado a minimos del siglo 14 en todo el mundo. La deflación encarece la deuda existente y por eso se teme que la presión deflacionaria desencadene una ola de incumplimientos que puede volver a poner en ascuas al sistema financiero. Esto vuelve a generar los miedos de una tormenta perfecta dado que los incumplimientos generarían una crisis de crédito mayor que la de 2008. Y esta vez los gobiernos no podrían salir al rescate.

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