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La construcción social de la sexualidad
Por Manuel Carmona Curtido
La
homosexualidad ha estado presente en todas las épocas de la historia de
la humanidad, unas veces de forma más visible y otras de forma oculta.
Son cientos de especies animales las que practican la homosexualidad.
Por lo tanto podríamos concluir que las preferencias sexuales existentes
son del todo naturales a pesar de lo que piensen algunos reaccionarios.
Por Manuel Carmona
El colectivo LGTBI es uno de los que mayor visibilidad está obteniendo en los últimos años, gracias a una incansable movilización de sus componentes normalizando la diversidad sexual existente en nuestra sociedad, algo que era absolutamente necesario.
La identidad sexual predominante ha variado a lo largo de la historia, es en “El Banquete” de Platón, un excelente dialogo platónico dedicado al Amor, donde se puede comprender como en la Atenas Clásica las identidades sexuales predominantes eran completamente contrarias a las actuales.
Platón estructura sus obras en forma de diálogos donde Sócrates departe con distintos personajes sobre un tema concreto. En el caso de la obra referida, se trata de distintos aspectos del Amor y es Aristófanes, uno de los participantes, quien habla abiertamente de la homosexualidad masculina como el estado de mayor pureza del ser humano. A continuación transcribiré una parte del diálogo para documentar esta idea:
“…mientras son muchachos, aman a los varones y se complacen en acostarse y en enlazarse entre ellos; estos son precisamente los mejores entre los niños y los adolescentes, porque son en realidad los más viriles por naturaleza, (…) hacen esto por valentía, virilidad y hombría, porque tienen predilección por lo que es semejante a ellos…”.
Es curioso como adjetivos como valentía, virilidad y hombría, son utilizados para describir la conducta homosexual, algo que sería impensable hace muy pocos años en nuestra sociedad actual.
Otra de las pruebas de que la homosexualidad estaba bien considerada o al menos no mal considerada en la Grecia Clásica la vemos en la obra homérica La Iliada, cuando describe la relación del héroe clásico Aquiles con su amante Patroclo y como para vengar la muerte de este, Aquiles se enfrenta y mata a Héctor (el príncipe troyano).
La homosexualidad ha estado presente en todas las épocas de la historia de la humanidad, unas veces de forma más visible y otras de forma oculta. Son cientos de especies animales las que practican la homosexualidad. Por lo tanto podríamos concluir que las preferencias sexuales existentes son del todo naturales a pesar de lo que piensen algunos reaccionarios.
Esto me hizo pensar que la orientación sexual es una construcción social. Son los estímulos, los mensajes que percibimos desde pequeños, las normas sociales establecidas… las que nos orientan sexualmente, y cada persona es libre de elegir cuál es su orientación sexual.
El desconocimiento, la intransigencia, la incultura…, son las que hacen querer imponer una visión del amor monocromática, es hora de dejar de vestir a los niños de azul y a las niñas de rosa y utilizar todos los colores que nos proporciona el arco iris.
“Lo más importante es que el Amor no comete injusticia contra dios ni contra hombre, ni la recibe tampoco de dios o de hombre alguno” Platón.
Por Manuel Carmona
El colectivo LGTBI es uno de los que mayor visibilidad está obteniendo en los últimos años, gracias a una incansable movilización de sus componentes normalizando la diversidad sexual existente en nuestra sociedad, algo que era absolutamente necesario.
La identidad sexual predominante ha variado a lo largo de la historia, es en “El Banquete” de Platón, un excelente dialogo platónico dedicado al Amor, donde se puede comprender como en la Atenas Clásica las identidades sexuales predominantes eran completamente contrarias a las actuales.
Platón estructura sus obras en forma de diálogos donde Sócrates departe con distintos personajes sobre un tema concreto. En el caso de la obra referida, se trata de distintos aspectos del Amor y es Aristófanes, uno de los participantes, quien habla abiertamente de la homosexualidad masculina como el estado de mayor pureza del ser humano. A continuación transcribiré una parte del diálogo para documentar esta idea:
“…mientras son muchachos, aman a los varones y se complacen en acostarse y en enlazarse entre ellos; estos son precisamente los mejores entre los niños y los adolescentes, porque son en realidad los más viriles por naturaleza, (…) hacen esto por valentía, virilidad y hombría, porque tienen predilección por lo que es semejante a ellos…”.
Es curioso como adjetivos como valentía, virilidad y hombría, son utilizados para describir la conducta homosexual, algo que sería impensable hace muy pocos años en nuestra sociedad actual.
Otra de las pruebas de que la homosexualidad estaba bien considerada o al menos no mal considerada en la Grecia Clásica la vemos en la obra homérica La Iliada, cuando describe la relación del héroe clásico Aquiles con su amante Patroclo y como para vengar la muerte de este, Aquiles se enfrenta y mata a Héctor (el príncipe troyano).
La homosexualidad ha estado presente en todas las épocas de la historia de la humanidad, unas veces de forma más visible y otras de forma oculta. Son cientos de especies animales las que practican la homosexualidad. Por lo tanto podríamos concluir que las preferencias sexuales existentes son del todo naturales a pesar de lo que piensen algunos reaccionarios.
Esto me hizo pensar que la orientación sexual es una construcción social. Son los estímulos, los mensajes que percibimos desde pequeños, las normas sociales establecidas… las que nos orientan sexualmente, y cada persona es libre de elegir cuál es su orientación sexual.
El desconocimiento, la intransigencia, la incultura…, son las que hacen querer imponer una visión del amor monocromática, es hora de dejar de vestir a los niños de azul y a las niñas de rosa y utilizar todos los colores que nos proporciona el arco iris.
“Lo más importante es que el Amor no comete injusticia contra dios ni contra hombre, ni la recibe tampoco de dios o de hombre alguno” Platón.
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