miércoles, 26 de abril de 2017

El deshielo en la Antártida crea 700 arroyos, ríos y estanques en verano

El deshielo en la Antártida crea 700 arroyos, ríos y estanques en verano

El derretimiento del hielo en la Antártida origina cerca de 700 sistemas de agua líquida, entre arroyos, ríos, estanques y cascadas, que fluyen por el continente durante el verano, lo que podría magnificar su influencia sobre el futuro nivel del mar debido al calentamiento global proyectado para este siglo.


Los investigadores ya sabían que existían extensos drenajes de agua de fusión que fluyen sobre partes de la Antártida en verano, pero pensaban que se concentraban principalmente en las zonas más cálidas del norte del continente. Un estudio publicado en la revista ‘Nature’ analiza esos sistemas hídricos en esa parte del planeta y cómo podrían influir en las grandes plataformas de hielo que rodean el continente.


Exploradores y científicos han documentado que algunas corrientes de la fusión antártica comienzan a principios del siglo XX, pero nadie sabía cómo eran de extensas. El nuevo estudio las cataloga sistemáticamente a partir de imágenes de agua superficial en fotos tomadas de aviones militares a partir de 1947 y de satélites desde 1973.
Los investigadores han hallado cerca de 700 sistemas de estanques interconectados, canales y corrientes que bordean la Antártida por todos los lados. Algunos recorren hasta 110 kilómetros y tienen varios kilómetros de ancho, se acercan a 600 kilómetros del Polo Sur y llegan hasta a 1,3 kilómetros sobre el nivel del mar, donde se pensaba que el agua líquida era rara o imposible.
“Esto no es el futuro. Esto es generalizado ahora y lo ha sido durante décadas”, apunta Jonathan Kingslake, glaciólogo del Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia (Estados Unidos), quien añade: “Creo que la mayoría de los científicos polares ha considerado que el agua que se mueve a través de la Antártida es extremadamente rara, pero encontramos mucha en áreas muy grandes”.
Los datos son demasiado escasos en muchos lugares para que los investigadores puedan saber si la extensión o el número de drenajes han aumentado durante las siete décadas estudiadas. “No tenemos ninguna razón para pensar que lo han hecho. Pero sin más trabajo, no podemos decirlo. Ahora, mirando hacia adelante, será realmente importante averiguar cómo estos sistemas cambiarán en respuesta al calentamiento y cómo esto afectará las capas de hielo”, añade Kingslake.

Península Antártica
Muchos de los drenajes de agua recientemente mapeados comienzan en glaciares cerca de las montañas o en las áreas donde los fuertes vientos han limpiado la nieve, donde hay más oscuridad que la mayoría de la capa de hielo de la Antártida y, por tanto, se absorbe más energía solar y provoca la fusión. En una pendiente, el agua líquida derrite un camino cuesta abajo a través de la nieve.
Si la Antártida se calienta este siglo según lo proyectado, este proceso ocurrirá a una escala mucho mayor. “Este estudio nos dice que ya hay mucho más derretimiento en curso de lo que pensábamos“, subraya Robin Bell, científico polar del Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty.
La Antártida ya está perdiendo hielo, pero los efectos directos del agua de fusión, que generalmente se vuelve a congelar en invierno, son probablemente insignificantes por ahora. La preocupación entre los glaciólogos es que esto podría cambiar en el futuro.
La mayoría de las pérdidas actuales se está produciendo cerca de los bordes del continente, donde gigantescos estantes flotantes de hielo unidos a la tierra están siendo erosionados por debajo, calentando así las corrientes oceánicas. Las plataformas de hielo, que abarcan las tres cuartas partes de la Antártida, ayudan a contener los glaciares terrestres detrás de ellos. A medida que pierden masa, los glaciares parecen estar acelerando su marcha hacia el mar.
El ejemplo más dramático es la Península Antártica, que se extiende al norte de la capa de hielo principal y donde las temperaturas se han elevado siete grados Fahrenheit en los últimos 50 años. En 1995 y 2002, grandes fragmentos de la plataforma de hielo Larsen, situada en la península, se desintegraron repentinamente en el océano en cuestión de días. Actualmente, otra pieza gigante del Larsen se está agrietando y podría separarse en cualquier momento.
Más al sur, las temperaturas se han mantenido más o menos estables, pero muchos de los arroyos recién descubiertos ya se dirigen desde el interior hacia las plataformas de hielo o se originan en las mismas plataformas, lo que, según Kingslake, indica que algunas de éstas podrían colapsar este siglo en muchos tramos más vastos de la Antártida si las temperaturas continúan subiendo.
(Fuente: eleconomista.es)

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