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Este es el secreto del hombre más longevo de la historia con 256 años
Por La Gran Época
Uno de los más grandes deseos del hombre es tener una larga y saludable vida, a pesar de todo, hay factores de por medio como una pobre dieta, la genética, fumar, beber excesivamente y no menos importante, el estrés que nos impide a menudo envejecer armoniosamente. Todavía hay reportes de hombres que han vivido bien luego de pasar los 100 años y, créalo o no, han llegado hasta los 200 años. Más allá de lo increíble por los estándares modernos, ¿pudieron estos hombres bi-centenarios ser reales?
Li Ching-Yuen (‘Lǐ Qīngyún’, ‘李清云’, ‘李清雲’) fue un herborista chino nacido en Sichuan, provincia del suroeste de la República Popular China. Aunque aseguró que nació en 1736, los registros fechaban su nacimiento en 1677, según el profesor Wu- Chung de la universidad de Chengdu. Si contamos con que murió el 6 de mayo de 1933, y esta fecha sí es fiable, Li contó con 197 años. Sin embargo, si hacemos caso a los documentos de la época, que fechan el nacimiento en 1677, murió con 256 años, algo verdaderamente increíble.
Li afirmó que sólo ingirió hierbas como medicamento
En 1930, el New York Times publicó una historia sobre la larga vida de Li con el título: “Tortuga –Paloma- Perro”. Esto quiere decir que cuando el señor de la guerra Wu Pei Fu le preguntó a li por el secreto de su longevidad, Li le dijo: “Mantén un corazón en calma, siéntate como una tortuga, camina tan enérgico como una paloma y duerme como un perro”. Cuáles eran los secretos de su longevidad?.
Así fue su historia …
Li Ching -Yuen era un herborista y artista marcial, a la edad de 10 años comenzó a recoger hierbas en las montañas. El vivió una dieta de hongos reishi, bayas goji, kola de gotu, gingseng salvaje, entre otras hierbas, vino de arroz. Sorprendentemente mantuvo esta dieta básica hasta que alcanzó los 150 años. También recogió hierbas para vender.
Como un maestro en artes marciales y un practicante de ‘qigong’ li practicaba ejercicios y meditación todos los días.
En 1741, a los 71 años se convirtió en instructor de artes marciales del ejército Chino y era muy superior a muchos en habilidad y aptitud.
Da Liu, uno de los estudiantes de Li, relató la historia de su maestro en donde a los 130 años, li se encontró con un hermitaño de 500 años de edad, que enseñó movimientos especiales de ‘qigong’ y le mostró una dieta específica. De acuerdo con Da Liu, Li dijo que su larga vida era “debido al hecho de que hago estos ejercicios todos los días, regularmente, de manera correcta y con sinceridad por 120 años”.
Además de comer sano y ejercitarse diariamente, Li era un hombre muy querido. Se dijo que disfrutaba jugando a las cartas en su tiempo libre, y que al jugar con amigos perdía a propósito, pero sólo lo suficiente para ganar sus comidas para el día.
Li se casó 24 veces, sobreviviendo a 23 de sus esposas, sus hijos sumaban hasta 200, mientras que 180 de ellos seguían vivos cuando murió. ¡Se extendieron por 11 generaciones!
Considerándolo todo, Li practicó su meditación diaria, llevó una vida simple y se ha rumoreado que tenía una naturaleza muy amable. Creía que era posible para cada uno vivir la vida hasta los 100 años siempre y cuando tuvieran paz interna.
Aunque esto suene increíble de acuerdo con las creencias chinas había y todavía hay personas que caminan entre las montañas para meditar por el resto de sus vidas, buscando la iluminación espiritual.
Estas personas eran capaces de extender sus vidas, en ocasiones por más de cien años como resultado de una cultivación del cuerpo y el espíritu, de hecho, muchas personas creen en esas historias hoy en día.
Aunque la edad verdadera del maestro Li no ha sido verificada, una cosa es cierta: el vivió hasta llegar a ser un hombre muy, pero muy viejo. ¿Crees que es posible que Li haya vivido hasta los 256 años?
Independiente de si lo hizo o no, podemos inspirarnos en sus palabras y en su camino. Mientras que su dieta saludable no puede hacerle más que algo bueno al cuerpo, la amabilidad y la calma interior sin duda puede mejorar su propio bienestar.
De hecho, su actitud de satisfacción se reveló al pronunciar sus últimas palabras: “He hecho todo lo que tengo que hacer en este mundo”.
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