Kim Il Sung (1912-1994), Presidente de la República Popular
Democrática de Corea, durante su existencia, para la independización del
mundo desarrolló entusiastas actividades exteriores, encontrándose a
más de 70.000 extranjeros, entre los cuales figura también el profesor y
doctor Giancarlo Elia Valori, gerente del Banco de Desarrollo del
Mediterráneo y director en jefe del Grupo de Inversión General de
Italia.
Hombre que mueve la Tierra
Valori, orgulloso de ser de origen de Italia que ostenta de la cultura y las tradiciones de Roma Antigua, desde su infancia adoró a Garibaldi que luchó por la unificación e independencia de Italia. Pero Garibaldi, militar y patriota italiano, no tenía una clara filosofía política.
En busca de una filosofía política que deseaba, Valori leyó las biografías y obras de las celebridades del tiempo de la antigüedad y la modernidad y se encontró a los políticos de alto rango y las figuras célebres de los círculos social y académico de varios países para discutir los apremiantes problemas socio-políticos. Pero la filosofía política que le despertara la simpatía no había en ningún lugar, y ninguno se la ofrecía.
Y, ¡qué suerte! a finales de la década de 1960 consiguió un libro que compila las respuestas de Kim Il Sung de Corea en el oriente dadas a las preguntas de los periodistas de Mainichi Shimbun de Japón y otros países, donde encontró tanto deseada filosofía política.
Leyó con tanta avidez que se olvidaba de dormir y comer las obras y los libros de la idea Juche planteada por Kim Il Sung. Cuanto más los leía tanto más sintió el más sincero e infinito apego al hombre, lo cual le dio ganas de encontrarse cuanto antes a Kim Il Sung.
Instituyó el Comité Europeo para la Amistad con Corea y en enero de 1975, por primera vez visitó a este país. Kim Il Sung le concedió audiencia y escuchó con profunda atención explicar sobre las actividades del Instituto Italiano de las Relaciones Internacionales, cuyo secretario general era él mismo, Giancarlo, y lo que hacer en el futuro. La era actual, dijo el Presidente Kim Il Sung, requiere la independencia y el hombre, si pierde la independencia no puede vivir con dignidad, y le explicó de manera convincente sobre la característica de la era actual, la exigencia innata del ser humano y las vías para satisfacer esta. Como el que peregrina por un santuario, visitó más 20 veces a Corea para entrevistarse con Kim Il Sung.
Se le vinieron a la memoria las palabras de su confidente amigo, excomandante de defensa de Italia: ¿Por qué Estados Unidos fue vencido en la guerra contra un país pequeño, Corea? Esto es incomprensible según los anteriores conocimientos militares. El que Corea que llevaba menos de dos años de la proclamación de la fundación del Estado ganó la guerra contra Estados Unidos es como un bebé en pinitos venció a un Hércules. Es difícil de creerlo. El coreano es, de veras, un pueblo extraño.
En eso no pudo esclarecérselo, pero solo después de recibir las instrucciones de Kim Il Sung, tuvo la respuesta que es el espíritu propio del pueblo coreano, mejor dicho, la idea Juche.
En un simposio internacional sobre la idea Juche, un mauricio dijo: Arquímedes, notable inventor griego, afirmó que “Dadme un punto de apoyo y palanca y moveré el mundo”. Pero él no los consiguió. Sólo el Presidente Kim Il Sung los preparó: la idea Juche como el punto de apoyo y las masas populares como la palanca.
Al oírlo Giancarlo gritó en su fuero interno: Kim Il Sung, que con el efecto de la idea Juche crea un nuevo mundo independizado, era verdaderamente un gran hombre sin par que mueve la Tierra.
Dios de amor
En un encuentro en 1975 el Presidente Kim Il Sung, que supo que Valori tenía a la madre de avanzada edad, Emilia Valori, le advirtió que la próxima vez sin falta se acompañara de ella. Y el mismo año él y su madre visitaron a Corea. Kim Il Sung, pese a estar muy atareado, les concedió audiencia, los invitó al almuerzo y le dio a la madre una ropa coreana hecha de seda y otros regalos.
También con posterioridad Kim Il Sung varias veces los invitó a visitar a Corea, se los encontró y al saber que Emilia Valori enfermaba de pierna, tomó las medidas necesarias para el balneoterapia y otra asistencia médica. Emilia que había sido curada completamente en Corea, dijo orgullosamente a sus parientes y vecinos que merced a Kim Il Sung se había curado de la enfermedad.
En septiembre de 1987, Valori que junto con su madre estaba de visita en Corea, acogió el 85 aniversario de esta. Tuvo angustia porque su madre excepcionalmente generosa y que había sufrido mucho para ayudar a su padre y a él mismo en lucha antifascista, celebrara su cumpleaños fuera del país. Y, ¡qué sorpresa! Kim Il Sung le envió a Emilia Valori un banquete acompañado de torta con la incrustación de la magnolia, flor nacional de Corea. Además, se personó en la residencia de la mujer para felicitarla por el aniversario y entregarle el precioso regalo. Emilia Valori, según dicen, habló frecuentemente de la noble personalidad de Kim Il Sung, solía decir qué bueno sería si en Europa hubiera un gran hombre como él aunque fuera uno.
En el último momento de su vida, le tomó de la mano a su hijo y dijo que verdaderamente Kim Il Sung era Dios del amor.
El año de 1994 Valori que había recibido la improvisada noticia triste del deceso de Kim Il Sung y visitó a Pyongyang y dijo: Nunca me olvidaré del Presidente Kim Il Sung, personificación del humanitarismo, que vive eternamente en mi corazón y el de la humanidad.
Hombre que mueve la Tierra
Valori, orgulloso de ser de origen de Italia que ostenta de la cultura y las tradiciones de Roma Antigua, desde su infancia adoró a Garibaldi que luchó por la unificación e independencia de Italia. Pero Garibaldi, militar y patriota italiano, no tenía una clara filosofía política.
En busca de una filosofía política que deseaba, Valori leyó las biografías y obras de las celebridades del tiempo de la antigüedad y la modernidad y se encontró a los políticos de alto rango y las figuras célebres de los círculos social y académico de varios países para discutir los apremiantes problemas socio-políticos. Pero la filosofía política que le despertara la simpatía no había en ningún lugar, y ninguno se la ofrecía.
Y, ¡qué suerte! a finales de la década de 1960 consiguió un libro que compila las respuestas de Kim Il Sung de Corea en el oriente dadas a las preguntas de los periodistas de Mainichi Shimbun de Japón y otros países, donde encontró tanto deseada filosofía política.
Leyó con tanta avidez que se olvidaba de dormir y comer las obras y los libros de la idea Juche planteada por Kim Il Sung. Cuanto más los leía tanto más sintió el más sincero e infinito apego al hombre, lo cual le dio ganas de encontrarse cuanto antes a Kim Il Sung.
Instituyó el Comité Europeo para la Amistad con Corea y en enero de 1975, por primera vez visitó a este país. Kim Il Sung le concedió audiencia y escuchó con profunda atención explicar sobre las actividades del Instituto Italiano de las Relaciones Internacionales, cuyo secretario general era él mismo, Giancarlo, y lo que hacer en el futuro. La era actual, dijo el Presidente Kim Il Sung, requiere la independencia y el hombre, si pierde la independencia no puede vivir con dignidad, y le explicó de manera convincente sobre la característica de la era actual, la exigencia innata del ser humano y las vías para satisfacer esta. Como el que peregrina por un santuario, visitó más 20 veces a Corea para entrevistarse con Kim Il Sung.
Se le vinieron a la memoria las palabras de su confidente amigo, excomandante de defensa de Italia: ¿Por qué Estados Unidos fue vencido en la guerra contra un país pequeño, Corea? Esto es incomprensible según los anteriores conocimientos militares. El que Corea que llevaba menos de dos años de la proclamación de la fundación del Estado ganó la guerra contra Estados Unidos es como un bebé en pinitos venció a un Hércules. Es difícil de creerlo. El coreano es, de veras, un pueblo extraño.
En eso no pudo esclarecérselo, pero solo después de recibir las instrucciones de Kim Il Sung, tuvo la respuesta que es el espíritu propio del pueblo coreano, mejor dicho, la idea Juche.
En un simposio internacional sobre la idea Juche, un mauricio dijo: Arquímedes, notable inventor griego, afirmó que “Dadme un punto de apoyo y palanca y moveré el mundo”. Pero él no los consiguió. Sólo el Presidente Kim Il Sung los preparó: la idea Juche como el punto de apoyo y las masas populares como la palanca.
Al oírlo Giancarlo gritó en su fuero interno: Kim Il Sung, que con el efecto de la idea Juche crea un nuevo mundo independizado, era verdaderamente un gran hombre sin par que mueve la Tierra.
Dios de amor
En un encuentro en 1975 el Presidente Kim Il Sung, que supo que Valori tenía a la madre de avanzada edad, Emilia Valori, le advirtió que la próxima vez sin falta se acompañara de ella. Y el mismo año él y su madre visitaron a Corea. Kim Il Sung, pese a estar muy atareado, les concedió audiencia, los invitó al almuerzo y le dio a la madre una ropa coreana hecha de seda y otros regalos.
También con posterioridad Kim Il Sung varias veces los invitó a visitar a Corea, se los encontró y al saber que Emilia Valori enfermaba de pierna, tomó las medidas necesarias para el balneoterapia y otra asistencia médica. Emilia que había sido curada completamente en Corea, dijo orgullosamente a sus parientes y vecinos que merced a Kim Il Sung se había curado de la enfermedad.
En septiembre de 1987, Valori que junto con su madre estaba de visita en Corea, acogió el 85 aniversario de esta. Tuvo angustia porque su madre excepcionalmente generosa y que había sufrido mucho para ayudar a su padre y a él mismo en lucha antifascista, celebrara su cumpleaños fuera del país. Y, ¡qué sorpresa! Kim Il Sung le envió a Emilia Valori un banquete acompañado de torta con la incrustación de la magnolia, flor nacional de Corea. Además, se personó en la residencia de la mujer para felicitarla por el aniversario y entregarle el precioso regalo. Emilia Valori, según dicen, habló frecuentemente de la noble personalidad de Kim Il Sung, solía decir qué bueno sería si en Europa hubiera un gran hombre como él aunque fuera uno.
En el último momento de su vida, le tomó de la mano a su hijo y dijo que verdaderamente Kim Il Sung era Dios del amor.
El año de 1994 Valori que había recibido la improvisada noticia triste del deceso de Kim Il Sung y visitó a Pyongyang y dijo: Nunca me olvidaré del Presidente Kim Il Sung, personificación del humanitarismo, que vive eternamente en mi corazón y el de la humanidad.
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